Rodolfo “Willi” Pregliasco es doctor en Física de la UBA, especializado en colisiones atómicas. Hoy está al frente del Grupo Física Forense del Centro Atómico Bariloche y es miembro del Programa Nacional Ciencia y Justicia del Conicet, pero su destino podría haber sido otro si décadas atrás uno de sus docentes y mentores, Ernesto Martínez, no lo hubiera interesado en participar como asesor en una causa judicial que lo llevaría a tener un rol tan clave como anónimo en un episodio basal de la historia argentina moderna.

“Me traen para analizar el libro de la comisaría donde estuvo detenido Miguel Bru. Fue un shock –recuerda el experto en diálogo con Tiempo–. Decidí largar todo y dedicarme a estas cosas”. Hasta entonces, no tenía nada que ver con el ámbito jurídico. Ese expediente resultó una bisagra y a partir de ahí le siguieron otros casos vinculados a violencia institucional. Hasta que llegó el 20 de diciembre de 2001.

La represión policial en la Ciudad de Buenos Aires que dejó el saldo de cinco asesinatos solo en territorio capitalino debía ser investigado. ¿Qué podía aportar un físico? Pregliasco y su mentor, Martínez, desarrollaron pesquisa tras pesquisa diferentes técnicas y herramientas para aplicar en cada caso. Por ejemplo, el estudio de las sombras en las imágenes para dilucidar a qué hora ocurrió cada episodio registrado en imágenes.

Dos décadas después, sus aportes científicos para dar con los responsables políticos y materiales de los hechos, a raíz del estudio de filmaciones y fotografías, se podrán ver en la película Maelström 2001, que se estrena este jueves en el Gaumont.

La calle hoy está cada vez más filmada, pero antes no era así. En la causa de Teresa Rodríguez había dos filmaciones y cuatro fotos; el 2001 fue justo la transición, había material pero los VHS estaban sucios, guardados en cajas o apilados entre los expedientes. Eran cientos y no había una nomenclatura para ese tipo de evidencia”, recuerda. Ordenar el material llevó meses.

Un físico del Conicet, el gran panóptico y las sombras

Como todo científico, Pregliasco intenta responder preguntas, pero lo que había pasado aquel día era tan amplio que el trabajo era inabarcable. El expediente era enorme: miles de testigos; discursos políticos y órdenes judiciales cruzadas; reuniones entre funcionarios; órdenes a las fuerzas; y comunicaciones entre la cúpula de la Federal y los subalternos. Todo al mismo tiempo y en diferentes escenarios.

“No era tan simple como decir ¿quiénes son los autores materiales? La causa era contra el secretario de Seguridad de la Alianza, Enrique Mathov, que claramente era el autor intelectual, el que había organizado a la fuerza de seguridad», rememora. Pero estaba lo político, y también el accionar de las fuerzas policiales, y además unirlos en causas y consecuencias.

Entonces decidieron hacer una reconstrucción de ese día. Para eso había que ubicar todo el material en espacio y tiempo: «inventamos una forma de anotarlo, porque había desde programas de televisión, material privado e incluso imágenes del Canal 4 de la Policía Federal que resultaron fundamentales para establecer lo que había pasado”.

Fueron registrando cada video, cada cuadro, los intervalos temporales y dónde ocurrían: Congreso, Plaza de Mayo, las inmediaciones de Avenida de Mayo y 9 de Julio donde los agentes habían salido a cazar manifestantes. Primero con postas de goma, luego con plomo.

El equipo de Pregliasco creó un programa, una especie de gran panóptico. Si se buscaba un preciso momento, con solo dar play se desplegaban todas las grabaciones obtenidas en simultáneo desde diferentes ángulos sobre ese mismo hecho. Fue fundamental la sincronización de las imágenes con el sonido, porque los horarios de cada grabación no coincidían.

El estampido de los escopetazos, los gritos de los manifestantes o los flashes de las cámaras fueron el punto de apoyo para seguir el hilo de los acontecimientos. Para emparejar los segundos y minutos llegaron a estudiar las sombras y la ubicación del sol en determinados instantes. Eso le valió la libertad o la culpabilidad a algunos de los imputados.

“Con esto logramos tener el registro histórico de lo que fue ese día de furia, de mucha violencia”, soslaya. A cada testimonio o decisión política le correspondía un efecto en la calle.

La investigación le llevó un año. Ante los jueces, debió explicarla en apenas dos extensas jornadas. Tiempo después aparecería el director de cine Juan Pollio: «me contó que quería hacer una película sobre mi trabajo, le dije que sí pero que debía ser sobre el 20 de diciembre y sumar el contexto, para que se cuente la historia de este día. Ese es el valor de la película. Porque es un trabajo que se hizo para ir más allá de un juicio”.

Pollio destaca a Tiempo: “nos empezamos a dar cuenta que ese día, a 20 años, permanecía muy desordenado en cuanto a saber qué había pasado, cómo había empezado, cómo se había desarrollado; y por qué se dio esa violencia de las fuerzas de seguridad que nunca se pudo controlar. A eso se sumaba que había habido un juicio del que se sabía muy poco o casi nada, del cual había imágenes y testimonios de personas que nunca habíamos escuchado ni visto. También hubo un montón más de heridos de bala de plomo. Valía la pena contar todas estas historias”.

Un juicio que eligió centrarse en pocos culpables

La película producida por Conicet Documental resume el trabajo del físico Rodolfo Pregliasco durante los dos años del juicio –entre febrero de 2014 y mayo de 2016– que llevó adelante el Tribunal Federal N°6 de CABA para esclarecer los crímenes de Diego Lamagna, Gastón Marcelo Riva, Carlos Almirón, Alberto Márquez y Gustavo Ariel Benedetto; y al menos cuatro intentos de homicidio.

En diciembre de 2021, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó las penas para el ex secretario de Seguridad del gobierno de la Alianza, Enrique Mathov (cuatro años y tres meses de prisión), y al ex jefe de la Policía Federal, Rubén Santos (tres años y seis meses de prisión) por tres homicidios culposos (Riva, Lamagna y Almirón), además de 25 lesiones culposas 

Por su parte, el ex subcomisario Carlos José López fue condenado a cinco años y nueve meses de prisión por homicidio en agresión (Márquez) y el ex agente Víctor Manuel Belloni recibió una pena de dos años y nueve meses de prisión por abuso de armas.

Las condenas se circunscribieron en su mayoría en los agentes de seguridad. No hubo más penas ni mayores investigaciones para los responsables políticos de una jornada negra para la historia argentina.

Estreno

Maelström 2001 se proyecta este jueves a las 17.30 en el Cine Gaumont-INCAA ubicado en Rivadavía al 1635, CABA.
La entrada será con cupos limitados y la inscripción se realizará a través del mail <[email protected]>.