Germán sostiene sus auriculares y canta junto a un coro de artistas. “¿Dónde está mi hermano Santi?” es la pregunta que los reunía en esa canción que salió a mediados de septiembre de 2017 y que el segundo hijo de Stella y Quique le había dado forma para aportar a la búsqueda de su hermano menor.

Porque es el arte una de las tantas cosas que lo une a Santiago. Acaso esa sensibilidad extrema a lahora de mirar el mundo a través de las canciones y de los colores. “Siento que está presente”, explica a Tiempo Argentino desde un mail, y no hacen faltas más palabras para entender. A él, como a toda su familia, la Gendarmería y el Estado argentino le cambiaron la vida. Le arrancaron a su hermano y maltrataron su nombre. En Germán es eso una herida gigante que lo entristeció para siempre.

Instalado en 25 de Mayo, junto a su compañera Carolina Bozzi comparten sus días con Stellita y Quique. Lo cotidiano se vuelve mágico, dice una canción, y ellos hoy son especialistas en recolectar y atesorar toda la magia de Santiago. “Durante todo este tiempo, nunca dejamos de estar conectados en sueños. Así se comunicaba antes conmigo”, dice Carolina. “Mi relación con él era única y por eso es eterna, sigue siendo mágica porque está presente cada día. Lo extraño”, agrega.

-¿De qué modo sentís que impactó la desaparición de Santiago en la sociedad argentina?

-Creo que donde más impactó fue en la gente que tiene ideales, la que quiere un mundo mejor, más justo, más igualitario, donde la libertad no se vea coartada por intereses del gobierno o de las multinacionales. También impactó mucho en las mujeres que hoy en día luchan a la par de los hombres con ideales firmes, pero mucho más en las Madres, porque lo sintieron como un hijo más. Es por eso que se alzaron todos los organismos de Derechos Humanos, porque no podíamos estar retrocediendo 40 años atrás donde las desapariciones se llevaban a cabo impunemente. Por eso repercutió tanto, porque era un hecho terrible en una democracia.

-¿Qué creés que abrió políticamente en este gobierno?

-Creo que abrió un panorama donde se pudo ver en realidad de qué lado está cada uno, la gente que apoyó la causa de Santiago y la gente que apoyó los intereses del gobierno y de las multinacionales. Ahora, cuando leo o escucho a una persona obrera apoyar a millonarios extranjeros y defenestrar a un luchador de la tierra autóctona que cuadra más con su estrato social que con el de un millonario, no lo puedo entender, sinceramente. Mucha verdad en la frase de John William Cooke: “los pobres que votan por la derecha, son como los perros: cuidan la mansión, pero duermen afuera.” Lo lógico sería que todos los integrantes de la clase obrera apoyaran, normal es que estén en contra la burguesía industrial y la oligarquía, pero no la clase trabajadora que se come el verso del poderoso. Pero por suerte hay cientos de miles que ven la realidad. Se pudo distinguir entre dos sentimientos, los que elegían la vida y los que elegían la muerte más allá de las ideologías partidarias. 

-Se mintió mucho alrededor de la desaparición de Santiago

-A mí me causa gracia cuando repiten lo que dicen algunos medios afines a los intereses políticos del gobierno de turno, el caso Maldonado “se politizó”, “lo politizaron”. Pero de qué otra manera debería ser, si entra en el marco de la política, si lo que sucedió en la Pu Lof Cushamen ese día fue por órdenes de funcionarios pertenecientes al gobierno. Es político desde el inicio. Además, ¿qué quieren decir con “se politizó” o “lo politizaron”? Si los partidos opositores no intervienen en el reclamo. Si los oficialistas se lavaron las manos desde el primer día, inventaron relatos fantásticos y encubrían a los responsables, la verdad no entiendo que se debería haber hecho para reclamar. Otra cosa que no entiendo es que todo el mundo opina, todos opinólogos, y dicen cualquier disparate sin saber. De la gente que se come cualquier historia no me extraña tanto, pero sí de los periodistas y de algunos que se las dan de periodistas con prestigio y nivel; de esos periodistas que más vale perderlos que encontrarlos, de esos periodistas no lo puedo creer que se manejen así con tanta impunidad, lastimando y ofendiendo tanto a él como a nosotros. A raíz de esto pude abrir los ojos y descreer de todo lo relacionado a las noticias, hay cada noticia que más vale hacer un crucigrama antes que leerla.

-¿Qué te pasa cuando ves la imagen de tu hermano en todas partes?

-La imagen de su rostro más difundida de por sí es muy fuerte, su mirada es muy intensa y tiene mucho peso. Una mirada segura de sí mismo, es como si te estuviera preguntando “¿Vos quién sos? ¿Qué sos? ¿De qué lado estás?”. Me produce muchas sensaciones, depende cómo me sienta anímicamente en ese momento, pero puedo decirte más o menos lo que me sucede a menudo: a veces lo veo como un extraño, conocido pero no como mi hermano. También otras veces pienso ¡qué loco! ¿Cómo esta mi hermano ahí? Tanto en un mural, en un afiche, en una canción, en un poema… Cuando él usaba alter egos o pseudónimos en sus murales, nunca como Santiago y ver su nombre es muy raro, siento mucho orgullo porque su mensaje trascendió a nivel local, nacional e internacional. Y también siento mucha pena de que este ahí, y no esté vivo físicamente. Lo veo como un estandarte de lucha y de identificación.

-¿Qué recordás de ese día?

-Del día de la desaparición recuerdo que no podía ser que fuera justamente él. Que debía haber un error, pero con el correr de las horas nos pusimos a buscarlo, a llamar a las comisarías de las localidades donde habían participado los escuadrones de Gendarmería, a publicar en los medios. Y también con el correr de los días, la gente que también se empezó a movilizar en diferentes puntos y en menos de una semana ya era una noticia nacional e internacional. Después, transcurrieron dos meses y pico de angustia y dolor tanto para nosotros como para la gente que pedía por su aparición con vida.

-¿Cómo lo describís?

-Hoy por hoy lo veo como un icono de la lucha social. Como el Che, Mahatma, Mandela y otros tantos. Llevó a cabo un acto de nobleza de un grado altísimo, de mucho valor, de ideal extremo. Fue un apoyo solidario sin un beneficio propio, eso es lo más digno y noble. Un ser encantador, maravilloso, sin maldad, curioso, buscador de conocimiento no convencional. Creía en ciertas personas que él elegía para relacionarse y esas personas también creían en él y siguen creyendo, por eso es que se ve tanto apoyo en diferentes lugares del mundo. Tenía un humor y una risa muy particular y contagiosa. Era un ser libre que se sentía limitado ante el sistema, pero así mismo buscaba la forma de serlo más aún y no solo para él quería la libertad sino para sus amigos y la gente oprimida que no puede escapar de la rutina de este sistema capitalista donde hay que cumplir con muchas obligaciones estipuladas, porque sino quedás al margen y discriminado. Trabajos rutinarios donde hacen que la persona pierda su creatividad y la conexión con la naturaleza. Escuché por primera vez de él la etimología de la palabra “Trabajo” viene del latín tripalium, que significaba literalmente ‘tres palos’ y era un instrumento de tortura formado por tres estacas a las que se amarraba al reo. Si el sufrimiento lleva unida una retribución económica, ya está aquí nuestro actual concepto de trabajo. Por eso, eligió el camino del arte, los tatuajes, los murales, la música, la pintura, la albañilería, pero no con el sentido etimológico del sufrimiento sino de realizarlo con el afecto, donde se vuelve una labor más que un trabajo, algo gratificante y reconfortante para el espíritu. No sé si se entiende donde apuntaba, algo así como que su esfuerzo no se lo comiera el patrón a través de su plusvalía sino que su esfuerzo sea beneficioso para él y sus pares.

-¿Qué sentís hoy cuando pensás en él y en lo que pasó?

-Siento mucha admiración, orgullo y también pena. Porque tenía 28 años y era una persona que se cuidaba en su alimentación en su bienestar físico, así que podía haber vivido más años, pero me da tranquilidad que esos 28 años los vivió de forma acelerada según sus principios, sus experiencias sus viajes, sus conocimientos, sus amistades… todo fue muy rápido. Comparo eso con las experiencias y las vivencias de personas como yo u otros tantos que para vivir un año de él necesitamos 10 o más. Siento también que su energía fluye entre nosotros, que está presente, muy presente todos los días, y eso hace que lo pueda sentir vivo, como que sigue de viaje como la última vez que lo vi entre octubre y noviembre del 2016. Siempre que se iba estaba entre 6 meses y un año afuera. Hace un año que estaba por regresar, lo estábamos esperando desde julio 2017, cuando decía que ya se venía, pero sucedió lo que sucedió y ya no regresará más a contar sus anécdotas. Lo he soñado bastante y siempre en los sueños se ríe y me da a entender que está vivo, que no murió. Esos sueños son muy reales, son como visitas relámpago que hace y se vuelve a ir. Agradezco que siga visitándome aunque sea en sueños y de ese modo poder seguir interactuando con él.