Guillermo Durán es matemático, pero como director del Instituto de Cálculo de la UBA forma parte del comité de especialistas que asesora a Axel Kiciloff en la Provincia. “Estamos lejísimos de la inmunidad del rebaño. Fernán Quirós y a veces Daniel Gollán, ministros de Salud de la Ciudad y la Provincia, plantean que si se contagió el 20% de la población los casos deberían empezar a bajar. Eso no tiene mucho asidero. Si fuera así ¿por qué en la Villa 31 se contagió el 60% de sus habitantes?”, se pregunta.

Su trabajo no solo se aplica a la salud, sino que el Instituto de Cálculo elaboro los dos últimos fixtures de la Superliga argentina de Fútbol y desde 2005 que hace lo mismo con el campeonato chileno y a partir de 2018 con su símil ecuatoriano. La organización del torneo de la Liga argentina de básquet también pasa por sus manos.

Durán se muestra suspicaz de algunos análisis realizados por la ciudad de Buenos Aires y pone en cuestión los resultados del Operativo Detectar. “En la Villa 31 se contagió el 60% de la gente y más que un Detectar fue un confirmar”, asegura.

-¿En qué puede ayudar la matemática aplicada a combatir la pandemia?

-Hay dos grandes tareas diferenciadas. Por un lado la utilización de los datos para entender qué pasaba en Argentina y en el resto del mundo. Y por otro la aplicación de modelos para entender qué puede pasar en el futuro. Hacemos un análisis de datos hacia atrás y aplicamos modelos matemáticos para describir escenarios a futuro. La matemática aporta en esos dos sentidos: mirar con cuidado qué viene pasando y ver qué pasa a futuro con las medidas que el gobierno toma.

-¿En qué momento de la pandemia cree que estamos?

-Hay que diferenciar las distintas regiones del país, más allá de que lo que pase en un lugar impacte en el resto. La situación más compleja es la del AMBA, pero a diferencia de un mes atrás aparecen focos en distintos lugares del país donde antes no había. Jujuy, Córdoba y Santa Fe tienen más casos. Es interesante entender el numero de contagiados reales que tenés y también la ocupación de camas y número de muertes. Hay que distinguir el número de infectados de los casos reales que es mucho más grande. Estimamos que está entre 5 y 10 veces ese número.

-Fue crítico de algunas cifras y análisis comunicadas por la Ciudad, ¿qué problemas encontró?

-Actualmente tenemos casi 60 mil casos en la Ciudad y por la dinámica de la enfermedad podemos pensar que tenemos 5 veces ese número, pero suena exagerado el planteo de Quirós, que multiplica el número de infectados por 10. De todas formas la inmunidad del rebaño la conseguirías con el 60% de los infectados. Solo en la villa 31 puede existir eso: no se contagian más porque no hay a quien contagiar.

-¿Existe la inmunidad del rebaño? ¿Hay algún país que la haya conseguido?

-El primer dato desalentador es que estamos lejísimos. Fernán Quirós y a veces Daniel Gollán, ministros de Salud de la Ciudad y la Provincia, plantean que si se contagió el 20% de la población los casos empiezan a bajar. Eso no tiene mucho asidero. Si fuera así ¿por qué en la Villa 31 se contagió el 60% de sus habitantes?

En países como Italia y España después de las miles de muertes, la gente se empezó a asustar y a guardar. Un compañero nuestro, Roberto Etchenique, lo graficó de una manera cruda, yo prefiero llamarla inmunidad del temor. La caída de casos en Italia y España no tuvo nada que ver con la inmunidad del rebaño. En Barcelona volvió a salir la gente están en 1000 contagiados diarios.

-¿Es algo que parece lejano entonces?

-En el conurbano estamos mucho más lejos, aunque lo multipliques por 10 estás en un millón de 13 millones de habitantes totales. Ahí no hay ningún rebaño posible. Lo que puede hacer que bajen los contagios es que la gente se asuste y se guarde.

No hay ningún motivo para que la cantidad de casos baje, salvo que la gente salga menos. La gente no está cumpliendo el aislamiento. Nuestra sensación es que la última cuarentena estricta no se cumplió, la movilidad bajó muy poco.

-¿Qué alternativas existen para disminuir la movilidad?

-La sensación es que los gobiernos no están dispuestos a hacer cumplir la cuarentena de una forma más rígida. La Provincia está intentando el “Contact Tracing” (rastreo de contactos), pero todavía falta. La Ciudad pareciera que lo intenta bastante menos, al menos nadie sabe quiénes se ocupan de los rastreos ni dónde lo hacen. En la Provincia está la Universidad de Hurlingham, la Universidad de Quilmes, la Universidad Nacional Jauretche, Exactas y otros organismos, tienen centros telefónicos funcionando.

-Por lo sucedido en otros países del mundo el rastreo de contactos tampoco parece ser una herramienta infalible.

-Nosotros buscamos que la tarea se haga sobre el potencial contagiado, para que se aísle y frene la dinámica del virus. Tal vez es un esfuerzo de más porque aíslas unos días a contactos estrechos que tal vez no estén infectados, pero es la mejor chance para que la gente no contagie.

Es una tarea artesanal pero compleja. Lo ideal es combinar estos métodos con métodos electrónicos, pero hacer eso es tal vez entrar en una discusión ética. Para mi gusto la app Cuidar se usa menos de lo que debería.

Hay otra discusión sobre si el Contact Tracing sirve o no. No deicmos que es la solución, pero es una de las soluciones posibles. No solo utilizarla para diagnóstico clínico sino también para la vigilancia en geriátricos, hospitales, personal de seguridad y otros trabajadores esenciales.

Si dicen que llaman a los contactos de los contagiados están llegando tarde, porque si no están aislados contagian a otra gente.

Hay que impulsar más fuertemente los “pool testing”. Porque te ahorra mucho trabajo. Esto funciona bien donde hay poco positivo, porque no gastas tanto test. Hay que extenderlo más porque te permite hacer más vigilancia activa gastando poco test para mucha gente.

-¿Cuál es el indicador que primero mira cuando se levanta?

Contagios, muertes y camas, cómo venimos respecto del sistema sanitario. Al haber tantos asintomáticos a veces los contagios no dicen tanto sobre la evolución de la enfermedad. En Londres dicen que por cada caso hay otros 50 que no están registrados. En Nueva York se habla de que esa relación es de entre 10 y 15, es un número difuso. Las muertes son más difíciles de ocultar.

De todas formas aunque no satures el sistema sanitario si tenés muchos contagios se muere gente igual. No alcanza con tener camas libres, claro que si está saturado se muere gente que no se moriría. Pero igualmente se muere gente porque a veces el sistema de salud no puede dar respuesta a una enfermedad que es compleja. Lo que hay que evitar son los contagios.

-Trabaja con Axel Kicillof, cuáles son las principales diferencias entre la estrategia de la Ciudad y la Provincia? ¿Se pueden separar las estrategias?

Los Operativos Detectar son parte de todo esto. En la Villa 31 se contagió el 60% de la gente y más que un Detectar fue un confirmar. En Villa Azul los análisis serológicos mostraron que hubo cerca de un 15% y entonces ahí fue importante la actuación del Estado.

La Ciudad no difunde mucho qué hace contra la pandemia, no se sabe quién integra el comité de asesores y expertos. En Nación los expertos hablan todos los días con los medios, en la Ciudad no se sabe demasiado quién colabora y qué hacen.Tampoco se sabe demasiado qué ocurre con las camas del sector privado, solo informan la ocupación de plazas del sistema público.

-¿Qué otra estrategia deberían reforzar los distritos para que baje la cantidad de contagios?

-Es llamativa la una positividad tan alta en la Ciudad y la Provincia. Eso significa que te perdés de llegar a los asintomáticos, que en buena parte son los que contagian. Si la positividad es tan alta implica que vos llegas solo a los sintomátcicos. Los países que lograron avances son los que bajan la positividad. Eso quiere decir que llegás a niveles del árbol más alejados del caso base porque contagian y no lo saben.

Cuando la positividad es del 60 o 70% estás tirando tests. ¿No sería mejor usarlos para vigilancia? Tal vez es preferible que uno aísle a los que tienen síntomas y trate de llegar a personas a las que hasta ahora no se llega. Crecimos mucho en el número de tests, pero en algún momento empiezan a faltar laboratorios y profesionales.