Desde el popular barrio porteño de Mataderos, orgullosos de lo que lograron en estos siete años de vida, los integrantes de Juguetes del Puerto, una de las pocas cooperativas en un rubro de fuerte concentración y gran presencia importadora, esperan estas fechas con ansias para hacer una diferencia que compense otros meses difíciles del año. Pero ante todo, expresan sus trabajadores a Tiempo, lo importante es la responsabilidad social y el sentido que le imprimen a cada uno de sus productos que finalmente llegan a los hogares.

La empresa autogestiva se constituyó formalmente en 2017 con miembros que se conocían del barrio o de parar en el Club Social y Deportivo Ercilla Juniors. Compartían la misma mirada de hacia dónde tiene que ir la industria nacional. “Si bien somos una empresa, tenemos una concepción social del capital. Veníamos de trabajar en fábricas, hasta que nos quedamos sin laburo a partir del 2015 cuando hubo un contexto poco favorable para la producción. Ahí decidimos recoger esos saberes que habíamos generado y constituirnos en una cooperativa de trabajo”, resume Patricio Galvano, presidente de Juguetes del Puerto. ¿Por qué este rubro? «Porque es uno de los más dinámicos de la industria. Luego, el mismo proceso de venta gobernó el de producción y ahí empezamos a soñar”.

La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) les brindó las herramientas para autogestionarse hasta hoy, que se componen de 17 integrantes, de los cuales 10 son mujeres, aunque cuando el trabajo aumenta llegan a tomar a otras 50 personas. Además, indirectamente generan cientos de fuentes laborales, sobre todo del tercer sector, ya que tienen como proveedores a otras cooperativas que los abastecen, por ejemplo, de insumos textiles para hacer los juegos.

En la actualidad tienen tres líneas de negocios: producen útiles, artículos de oficina y de librería; crean sus propios juegos, juguetes y material didáctico; y se encargan del ensamblaje y fabricación de empaques para terceros. Pero eso no es todo. “También hacemos artículos promocionales, merchandising y proyectos institucionales a medida. Tenemos el sueño de hacer un juego para YPF, que compró para vender juegos a una empresa que tenía licencia Mattel (estadounidense). Pero en vez de un X-Men o el Hombre Araña, nosotros queremos meter a Patoruzú o El Eternauta”, se entusiasma Patricio, de 27 años, licenciado en Economía de la Universidad Nacional de La Matanza que optó por ingresar a la cooperativa antes que seguir la cuarta generación familiar de zapateros.

Nicolas Margaruccio, de 28, es el tesorero de la cooperativa y está a cargo del área de Edición y Producción Gráfica. “Las fechas cercanas al Día de las Infancias y Navidad son las de más laburo, por eso es clave la planificación y organización de nuestros procesos productivos: desde la creación del juego hasta la terminación. Somos conscientes que ocurren imprevistos, pero colaboramos entre todos para resolverlos, de eso un poco se trata el espíritu de nuestro proyecto colectivo. Estamos orgullosos de que los chicos disfruten de nuestros juegos en familia”, detalla.

Hace unos tres años, la cooperativa hizo un clic. Producían juegos de mesa sencillos como damas o ajedrez, y llegaron a hacer un millón y medio de carpetas escolares. “Producíamos a una escala altísima pero nos estábamos cagando de hambre. ‘Tenemos que revirarnos’, pensamos”, recuerda Patricio. Entonces generaron un catálogo de juegos de mesa propios, con una fuerte identidad nacional y la particularidad de combinar el proceso lúdico con la educación.

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Provincias fue una de esas iniciativas. Una mezcla entre el principal juego de estrategia y el de trivia, de preguntas y respuestas. Tras sacar una carta de objetivos uno va circulando por el país, cuyos casilleros representan el sistema de rutas nacionales. “Las preguntas no tienen un sentido final de estimular la competitividad, aunque el juego es competitivo, sino que tiene la vocación de educar sobre actividades regionales, hechos históricos, turismo, mitología popular, y un montón de categorías más que tienen como objetivo conocer la riqueza cultural y material de nuestro país”, describe.

Pero la estrella de Juguetes del Puerto es El Glotón. Solo este año vendieron más de 27 mil unidades. Es una especie de adaptación del ajedrez africano, conocido como Wari. “Si bien tenemos alrededor de 10 juegos de mesa en nuestra línea editorial, por lo menos 8 aún no los pudimos producir porque lo que se pide, sobre todo para estas fechas, son muchas pelotas, bebés, juegos de damas, ajedrez, paletas. Hay cierto tradicionalismo en el sector”, añade.

Desde la cooperativa creen que el sector puede dinamizarse aún más y aumentar su cadena de valor, pero siempre “teniendo la responsabilidad de saber que el segmento etario al cual le llegan los juguetes son los niños –completa–. Tenemos en nuestras manos el divertimento y una parte de su educación. Por eso tomamos como bandera poder brindarles juguetes con el mayor de los sentidos sociales, nacionales, feministas, vinculados a la familia, con el fin de conocer y considerar la riqueza de nuestro país”.

Desde útiles hasta kits de robótica para escuelas

Juguetes del Puerto apuesta a seguir creciendo acorde a los nuevos tiempos donde la tecnología va apoderándose de prácticamente todo. Sus integrantes saben que el desafío es enorme y que el rol y acompañamiento del Estado es clave: “Estamos trabajando en conjunto con el Conicet y la Universidad de Santa Fe en un proyecto para producir kits de robótica para los colegios primarios y secundarios. El desarrollo del prototipo inicial va a demorar cerca de un año y medio”, cuenta Patricio Galvano, el presidente de la cooperativa.

“No estamos produciendo robots al día de hoy, pero nos encantaría en el futuro. Creemos que con el apoyo del Estado se puede llegar a realizar, porque el país tiene mucho que aportar en esa dirección a partir de la sanción de leyes donde los niños y niñas tienen acceso a la robótica y programación”, continúa Patricio, quien destaca la experiencia que tuvieron en la Feria Innovar, organizada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología cuando empezaron a articular tareas con ingenieros electrónicos y de sistemas, a partir de la presentación con un juego de mesa en la categoría de producto innovador.

En estos últimos años la cooperativa logró ganar varias licitaciones del gobierno nacional, de la Ciudad de Buenos Aires y del Municipio de La Matanza para proveer de útiles escolares o juguetes de primera calidad a esos distritos. “Venimos de ganar el 100% de varios renglones en la adquisición de juguetes para Navidad para el gobierno porteño. Es un orgullo para nosotros. Lo simplifico, pero fue un proceso muy duro. Estuvimos meses enteros sin cobrar y hoy estamos un poco mejor”, se esperanza.