El miércoles 10 de febrero comienza la séptima edición virtual con formato nuevo, clases grabadas autoadministrables, y nombre renovado “LENGUAJE, GÉNERO Y PODER, La perspectiva de género en la comunicación”. 

Desde la primera edición , ¿Esa palabra no existe?, en septiembre del 2019, podemos observar en la calle, en los medios y en muchos ámbitos, que se han multiplicado las cosas que se dicen y se piensan sobre el llamado “lenguaje inclusivo”. Y aunque siempre existan los “guardianes del orden” y los medios más conservadores (y no tanto) sigan desinformando con discursos odiantes, se vislumbra un horizonte de transformaciones. Podemos celebrar la creación de un Ministerio Nacional de Mujeres, Géneros y Diversidad, junto al Ministerio provincial bonaerense, para los que el lenguaje importa y mucho. También se han diversificado secretarías o áreas de género en instituciones educativas, sindicales, en el ámbito público y privado y en organizaciones sociales, donde también se presta especial atención a las formas de comunicación. Asimismo también se han publicado guías con recomendaciones y manuales de estilo, que advierten el abandono del sexismo en el lenguaje. 

En septiembre del 2020, el Poder Ejecutivo Nacional decretó el cupo laboral mínimo del 1% en todo el ámbito público para personas travestis, transexuales y transgénero, cuyo proyecto de ley nacional será debatido en las cámaras, próximamente. Y recientemente, se ha aprobado la Ley por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en donde se anuncia que el derecho deberá ser garantizado para “las mujeres y personas con otras identidades de género con capacidad de gestar”. 

Esta serie de acontecimientos, cuyas causas son múltiples y complejas (para desarrollar en este artículo), permiten ante todo, visibilizar que las diferencias de género se vuelven desigualdades si no hay perspectiva que impulse y garantice el cumplimiento de derechos para todas las personas por igual. Porque no se trata sólo de cambiar una letra por otra sino de un cambio de paradigma. Y los usos del lenguaje y los sentidos que se acuñan a las palabras están atravesados por las desigualdades estructurales de género, clase, territorios.

Por todo lo mencionado anteriormente el taller también ha mutado en función del contexto. Mientras usamos el lenguaje de excusa, el principal objetivo sigue siendo brindar argumentos y materiales para profundizar la sensibilización por el reconocimiento de la diferencia, las desigualdades, las injusticias, los Derechos Humanos, en cuanto al género y al deseo. 

El curso “La perspectiva de género en la Comunicación” está destinado a toda persona interesada en incorporar o profundizar el enfoque de género es sus ámbitos personales o laborales. No se trata sólo de la letra “E”, sino de desarmar el androcentrismo, el sexismo, el binarismo y de erradicar las exclusiones que se legitiman desde el lenguaje. 

Recortes de la última edición. Interpelar la identidad propia.

En cada edición se proponen actividades de autorreflexión sobre la propia construcción identitaria para desde allí identificar cómo se reflejan las desigualdades de género en las formas de comunicación. También se suma la propuesta de producir un manifiesto grupal a partir de escuchar a grandes referentes por la conquista de derechos como Diana Sacayán, Lohana Berkins, Susy Shock y Marlene Wayar, cuyas trayectorias me han formado e interpelado en mi propio recorrido y formación. Al finalizar cada recorrido del curso, se realiza un encuentro sincrónico virtual para compartir los manifiestos y hacer un cierre colectivo. 

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Leé los recortes de los manifiestos 

“un mundo otro HAGÁMOSLO volvamos sobre nuestros pasos todas las veces que haga falta esta no será la última estamos siendo a cada momento conociendo, deseando  y construyendo siento el orgullo de ser quien soy tengo el derecho de ser estudiar amar soñar crear trabajar desear ser parte de un mundo otro un mundo que se mire en el espejo propio y vea reflejado su rostro son muchos los rostros de este mundo que habitamos que estamos contruyendo pluriétnico, pluricultural, feminista, diverso e inclusivo parte y no dueño, de un territorio para cerrar por fin la puerta de la historia del dolor y derrumbar las estructuras del privilegio para caminar juntes.” (Edith G.)

“Deconstruir la hegemonía del androcentrismo, reconocer las violencias simbólicas que reproducimos aun cuando intentamos superarlas, visibilizar todas las formas de violencias a las que las personas estamos expuestas, sea cual sea nuestro género, puesto que cada uno de los géneros tiene su propio mundo de violencias: las mujeres por considerarlas propiedad de los varones, las “disidencias” por no responder a los parámetros de la considerada “normalidad”, los varones por tener que responder a demandas de masculinidad impuestas, que les genera frustraciones o insatisfacciones que poco se visibilizan. Construir nuevas formas de vernos, aceptarnos, integrarnos; ese es el aporte fundamental que hacen y han hecho estas personalidades destacadas de las luchas por los derechos de género. Nos interpelan como sociedad, visibilizan las diversidades de sexualidades y de géneros, nos confrontan al binarismo y nos proponen el no sexismo. Son necesarias. (…)
El ponerse en la piel de le otre, el dialogar con les otres, construyendo desde el amor, reivindicando que sólo desde la lucha colectiva, y no desde la soledad, será posible generar cambios que sean “para siempre”. Que son los más lentos, los que más tiempo llevan.
Como explica Diana Sacayán, es el reconocimiento de las identidades lo que habilita que seamos sujetxs de ciudadanía y, es por ello que la Ley 26.743 de Derecho a la Identidad de Género es una ley de Derechos Humanos. La militancia de todas las activistas, profundamente unida a la lucha de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo por la restitución de la identidad de niñes apropiades durante la última dictadura cívico militar, da cuenta de cómo nos atraviesa y nos interpela a todas las personas la idea de la identidad.”
(Verónica L., Rosana C. Tatiana C. y Alex M.)

“Probablemente es algo que todes en algún momento nos cuestionamos… ¿quién soy?, y la respuesta a esta incógnita es la base de nuestra pirámide de “nutrición emocional”. (…) 

En uno de esos momentos de reflexión, interna, en el que me vuelvo a preguntar quién soy, pienso, en lo difícil que es atravesar una crisis, con superación, cuando no te sentís reconocida/o/e, como el ser que te percibis, cuando no te sentís aceptada/o/e por los gustos que tenés, cuando estás obligada/o/e a esconderte para ser parte de, cuando estas enseñada/o/e a callar, aquello que tiende a salir por los poros de tu piel, cuando sentís que nos ni de acá, ni de allá, cuando te muestran como un ser acabada/o/e, que nace, crece, se reproduce y muere. … (Cynthia A.)

“Somos una fuerza cósmica que transita hacia la plenitud: somos… siendo (así, en gerundio, como también fue dicho en uno de los videos). Todos, de una manera u otra, somos “trans”… seres proyectados a la perfección del amor, y cada persona tiene en sí el destino de su ser… de llegar a la felicidad y su punto Omega, y, finalmente, con la potestad de “nombrar su ser” desde su propio verbo.” (Alejandro V.)

“Si la naturaleza está en constante mutación, con su diversidad, con su monstruosidad. Ningún orden natural puede darle permiso a nadie para ser lo que desea y siente.  ser monstruas. imperfectas. oblicuas. injuriosas. rotas. poderosas debería ser un derecho.” (Cecilia O.)

El nuevo taller de Lenguaje, Género y Poder inicia el miércoles 10 de febrero de 2021.
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