Carlos Duarte tiene 32 años, trabaja en el Vivero Municipal del partido bonaerense de San Martín y está muy interesado en el funcionamiento del sistema digestivo de las vacas. No por una cuestión veterinaria, sino más bien, energética: gracias a un biodigestor casero -dos recipientes de plástico- produce gas metano para autoabastecer su hogar con bosta de caballo y de vaca.

El vivero está ubicado a la vera de la Autopista del Buen Ayre, en el barrio Uta de San Martín, pegado al Parque del Bicentenario. Allí Carlos construyó una casa de barro que es abastecida con el gas metano que él mismo produce.


“El proceso tecnológico se hace a través de biodigestores, para crear un sistema digestivo semejante al de la vaca, porque es la que tiene la magia, ya que posee varios estómagos. Entonces hay que copiar el funcionamiento», le explica a Tiempo.

Y continúa:»La bosta de la vaca fresca es la más productiva, es lo que tiene el metano, porque cuando toma mucho oxigeno deja de ser tan productiva. Hay que conservar las bacterias para que se produzca el gas, es sucio, pero con unos simples y baratos filtros eso se soluciona».

Cabe destacar, que el metano es el hidrocarburo alcano más sencillo. Su fórmula química es CH4. Cada uno de los átomos de hidrógeno están unidos al carbono por medio de un enlace covalente. Es una sustancia no polar, que se presenta en forma de gas a temperaturas y presiones ordinarias.

En la naturaleza se produce como resultado final de la putrefacción anaeróbica -ausencia de oxigeno- de las plantas. El proceso natural se puede aprovechar para producir biogás. Muchos microorganismos anaeróbicos lo generan utilizando el CO2 como aceptor final de electrones.


“Como todo aparato digestivo se nutre de comida y, como este es artificial, no mastica, hay que dársela molida para facilitarle el trabajo a las bacterias. Se puede poner cualquier tipo de alimento, frutas y verduras, menos carne porque pudre todo. Salvo esto, se puede meter prácticamente todo», detalla Carlos.

El hombre cuenta que una vez que el alimento está adentro del reactor del biodigestor, allí ocurre un proceso anaeróvico. Luego se le pone agua de la canilla pero con 24 horas de reposo en un tacho para que se vaya el cloro porque mata a las bacterias. Todo esto se produce solo, lo único que hay que hacer es brindarle las condiciones necesarias.

«Acá lo que más tengo es bosta de caballos de la zona y la mezclé con un poco de la vaca, unos 300 kilos en total y 600 litros de agua, porque mi biodigestor tiene una capacidad para una cantidad de mil. Es un proceso en el cual todo el tiempo nacen y mueren bacterias. Lo dejé estacionado cuarenta días y se produjo el gas», asevera.


El biodigestor de Carlos es un tanque de agua plástico cortado y adentro tiene una más pequeño que se llama «campana». Ahí hay ausencia de oxigeno y es donde se acumula el gas que despide este proceso. Cuando esto sucede se empieza a levantar por la presión por lo que el hombre le pone una piedra arriba y aprovecha para regular la potencia con la que quiere que salga el gas que va por una caño plástico de riego a la casa de barro, donde tiene una cocina hecha con una lata de pintura de cinco litros.

“Nos quieren hacer creer que Argentina está atravesando una crisis energética, pero es mentira, lo hacen para tener el control social”, finaliza Carlos.