La vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus, cuya adquisición negocia con Moscú el Gobierno argentino, obtuvo 92% de eficacia en los estudios de fase 3 en humanos según los resultados preliminares de esas pruebas y no registró «efectos adversos inesperados». 

«La eficacia de la vacuna Sputnik alcanzó el 92% (cálculo basado en los 20 casos confirmados de Covid-19 divididos entre las personas vacunadas y las que recibieron el placebo)», indicó en la cuenta @sputnikvaccine, la cuenta oficial de Twitter del ensayo. 

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La publicación sostuvo que «la eficacia se demostró sobre la base de un primer análisis intermedio obtenido 21 días después de la primera inyección» e indicó que «no hubo efectos adversos inesperados durante los ensayos».

«Actualmente 40.000 voluntarios están participando en ensayos clínicos de fase 3, doble ciego, aleatorizados y controlados con placebo, de los cuales más de 20.000 se han vacunado con la primera dosis de la vacuna y más de 16.000, con la primera y segunda dosis de la vacuna», aseguró.

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La noticia fue celebrada por el ministro de Salud ruso, Mikhail Murashko, quien destacó que esto demuestra “que es una solución eficaz para detener la propagación de la infección por coronavirus, una herramienta de salud preventiva, y este es el camino más exitoso para derrotar la pandemia».

Desde el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya,  a cargo del desarrollo de esta vacuna, señalaron que estos resultados permitirían “la vacunación masiva en Rusia contra el COVID-19 en las próximas semanas”.

«Gracias a la ampliación de la producción en nuevos centros de fabricación, la vacuna Sputnik V estará pronto disponible para una población más amplia. Esto romperá la tendencia actual y conducirá a una eventual disminución de las tasas de infección por COVID-19, primero en Rusia y luego a nivel mundial», sostuvo el director del Centro Gamaleya, Alexander Gintsburg.

Esta vacuna utiliza una tecnología que se llama «vector viral no replicante». Los vectores son virus que no tienen capacidad de reproducirse en el organismo (y por tanto son inocuos) y se utilizan para transportar material genético del virus del que se quiere inmunizar. A diferencia de otras que utilizan esta tecnología, la Sputnik V es la única que utiliza dos adenovirus humanos como vectores, uno diferente en cada dosis que se dan intramuscularmente con diferencia de 21 días.

La vacuna fue registrada por el Gobierno ruso en agosto y se encuentra en fase 3 con pruebas en más de 40.000 voluntarios en Rusia, pero también se anunciaron ensayos clínicos en los Emiratos Árabes Unidos, India, Venezuela y Bielorrusia.

El Gobierno argentino negocia la posibilidad de que el país reciba 25 millones de dosis, de las cuales 10 podrían llegar en diciembre.

Sobre ese tema se refirieron días atrás en conferencia para especialistas y medios argentinos el director general del Fondo de Inversiones Directas de Rusia, el economista Kirill Dmitriev, y el director del Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología, el doctor en biología Denis Logunov.

“Hay muchos elementos (que incidirán en la ambiciosa provisión de las dosis para Argentina) y uno de los importantes es la aprobación del regulador argentino. Nosotros trabajamos con el regulador argentino, que es uno de los más estimados reguladores en el mundo latinoamericano. Entonces, vamos a presentarle todos los datos a este regulador argentino. Esperamos que lo aprueben lo más pronto posible en Argentina y eso determinará los plazos de suministro de la vacuna que podremos realizar”, subrayó Dmitriev.

“Sobre las 25 millones de dosis: nosotros esperamos que la mayor parte la suministraremos en el primer trimestre del año que viene, y preliminarmente en el final de este año, pero esperamos la aprobación del regulador”, respondió Logunov.