Bajo la lluvia, cuatro chicas levantan su puño en alto hacia el Congreso de la Nación. Llevan consigo el pañuelo verde, símbolo de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito y vienen de ser las protagonistas claves en los dos meses que duraron las exposiciones de las audiencia pública que se estuvo realizando desde abril en Diputados donde cada martes y jueves, cientos de pibas y pibes se instalaban frente al anexo del congreso para participar de las actividades.

Esta nota se hizo por militancia. “Tengo clases pero salgo y voy corriendo a la nota”, “Estoy en cama engripada, pero me parece importante así que voy”, “Si te fallaron otras entrevistadas consigo dos chicas más”, a Malena Briones (19 años), Milagros Rodríguez (14), Zoe Mitre (14), Laura Hernández Arregui (16) y Cindy Fraenkel (16) sostienen que es clave la comunicación en este momento en el que los debates por la igualdad de género cobra una dimensión gigante.

Todas integran la Coordinadora de Estudiantes de Base representando a sus establecimientos educativos, desde allí se sumaron a las actividades de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito y compartieron la lucha a sus compañeros y a sus docentes.

“Como personas gestantes, la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito nos atraviesa totalmente. Nunca nos planteamos si había que sumarse o no, simplemente nos sumamos”, dice Malena Briones representante del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arte Yrurtia.

Por su parte, Cindy Fraenkel (del Colegio ECOS), que por cuestiones de salud se sumó telefónicamente a la nota, expresa, “la militancia feminista replantea el concepto de libertad y le da un sentido a las ideas sobre nuestro cuerpo, a nuestra posibilidad de decidir qué hacer con él por lo que luchar o no por la despenalización, nunca estuvo en duda. Desde los centros de estudiantes uno de los objetivos es romper con los estereotipos impuestos por la sociedad, cuando empezamos a ponerlo en la mesa, lo primero que salió como tema fue la crianza de bebés en las niñas muy chicas, como un juego. Es un concepto del amor erróneo y así nos obligan a las pibas a mirar cómo ejercer nuestra responsabilidad en el amor, diciéndonos que nuestra una única función como mujeres en el futuro es ser madres”, afirma.

El aula es el espacio de militancia y de debate de las chicas quienes de a poco consiguen armar comisiones de género en los centros de estudiantes. “Hay una conciencia muy grande por parte de todos los estudiantes de involucrarse en las actividades del femininismo no sólo sobre el aborto si no también otras problemáticas que atravesamos”, explica Laura Hernández Arregui presidenta del centro de Estudiantes del Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE)

“Es clave la información”, expresa Zoe del centro de Estudiantes de Bellas Artes. “En concreto, acerca del aborto, había muchos que no sabían bien de qué se trataba por eso fue importante capacitar a los pibes explicando que la pregunta no era aborto sí o aborto no, si no aborto legal, seguro y gratuito o aborto clandestino. O sea aborto va a seguir habiendo igual. Lo único que sea ley es que baje la tasa de mujeres muertas por aborto clandestino”, dice. “Me parece que una de las iniciativas de todo este debate es porque los pibes empiezan a comprender que es una cuestión social. Se dan cuenta de la importancia de tener este debate en las aulas con compañeros y compañeras, involucra todo un cambio social, cultural político e ideológico”, agrega Hernández Arregui.

-¿Qué debates aparecieron cuando plantearon armar la comisión de género?

Malena: -Hay un tabú que se va rompiendo. Los pibes más chicos tienen más aceptación al debate Una de las primeras problemáticas que aparecen en los colegios respecto a género es el tema de la vestimenta. Por qué los pibes pueden ir vestidos de cierta forma y las chicas no. O que las chicas provocan con los pantalones cortos… Esos pequeños debates que fueron a cuestionar los micros machismos y el lugar en la sociedad. Fue entender que estamos en este lugar en la sociedad porque hay todo un sistema que ampara que nosotras tengamos que ocupar ese lugar, que seamos un objeto de consumo de los varones y estemos para todas sus necesidades y que no podamos decidir sobre nuestro cuerpo ni sobre nuestro futuro porque nuestra única meta naciendo biológicamente como mujeres tiene que ser la maternidad. Se dan esos debates acompañados por toda la lucha por la ley de la Educación Sexual Integral. En los últimos años, surgieron casos de denuncias de abuso no sólo a profesores y preceptores si no también a nuestros compañeros, y eso nos lleva a subir otro escalón en el debate y empezar a discutir qué pasa con nuestro cuerpo. Una vez que llegamos ahí impulsamos el protocolo contra la violencia de género para que todas las compañeras tengan más respuestas.

Cindy: -En mi colegio es un gran ejemplo porque al ser un colegio privado la información es más difícil de que llegue porque hay gente que no le interesa, pero en el tema del aborto hizo que rompamos un poco con este estereotipo. Desde el centro y en las aulas, hacemos actividades de debates y concientización además asistimos a todos los pañuelazos, y se genera un sentimiento muy hermoso cuando salís a la marcha. El rol que tiene el pañuelo es increíble.

En las casas 

El espacio familiar es otro punto importante en la militancia de las chicas. “Me crié en una familia que bajo ningún concepto apoyaría al macrismo, por ejemplo. Pero no es que al feminismo llegué por mi familia sino que fue por la vivencia del día a día. Empezar a hablar con mis amigas y me cuenten de las cosas que les decían en la calle, de las situaciones que vivís, del profesor que te vio las tetas y te puso más o menos nota por eso. La diferencia es que el feminismo te llega en la vivencia diaria y que es más fácil de notar una vez que las pibas hablan de lo que pasa porque tenés un patrón común.”, dice Malena.

“A mí las herramientas me las dio el Centro de Estudiantes para involucrarme con el feminismo”, expresa Laura. 

Milagros (del centro de estudiantes de Bellas Artes Manuel Belgrano de La Boca) por su parte, hereda la lucha de parte de su mamá. “Yo vengo de una familia de militancia. Mi mamá militaba en el barrio pero por el caso de mi hermano Nahuel Rodríguez que lo mató la policía y a partir de ese momento la familia se aferró la familia a la política y a la lucha. Y también mismo por la crianza, las situaciones del barrio, La Boca vive un gran hostigamiento a los pibes, se los lleva presos, los mata. Día a día la construcción en especial del feminismo sacas tus propios pensamientos una vez que conocés”, coincide con Malena. 

“En mi casa de chica se me inculcó militar pero a medida que crecí fui formando mi propio pensamiento no por el centro de estudiantes pero sí hablando con amigas de distintas situaciones de hablar qué piensa cada una y de ahí nos fuimos formando de a poquito” aporta Zoe. 

“Yo hablo con mis padres todas las noches. El rol de la familia es esencial, pero pasa que en los adolescentes a veces es un problema enorme porque hay una generalización donde se cree que los chicos tienen menos voz y suponen que tienen menos información”, comenta Cindy.

-¿Cómo se plantea la participación de los compañeros varones dentro de esta lucha?

Malena: – Creo que ellos tienen que acompañar la lucha pero también tienen que entender que su lugar es otro porque no son el sector oprimido. Aspiramos a una sociedad sin machismo y no basta con que nosotras estemos deconstruidas si aun hay varones que perpetúen esta lógica machista. No creo que esté mal que varones se acerquen mientras entiendan que no es su lugar, que ellos no son parte de esta lucha, si no que nos acompañan.

Laura: -Dentro del ILSE surgieron dudas acerca de la participación del hombre, si puede llevar el pañuelo. Son cuestiones que se fueron charlando, muchas y muchos tenemos diferentes puntos de vista. Es importante que haya compañeros que respeten tu momento de lucha porque entienden que el cambio es social y que no podemos hacerlo sólo nosotras. Los varones se involucran preguntándose qué lugar cumplen en la lucha, cuál es el momento más adecuado para estar par a par y qué momento es mejor darle prioridad a la mujer, y eso es algo que se está dando en la construcción.

Zoe: -Estamos dando constantemente jornadas de reflexión, hay que tener presente que el movimiento feminista es algo que está impulsado por las chicas pero tiene que tener un acompañamiento de los hombres porque tiene que llegar a todos. No sólo hombres hay que deconstruir también mujeres.

En las plenarias

“Los estudiantes tenemos una perspectiva basada en una nueva interpretación histórica, social, cultural y política, no dejen de escucharla porque son nuestras voces las que van a orientar al país en un futuro”, dijo desde en su exposición Laura Hernández Arregui. Fue una de las mejores locuciones que se escucharon en estas jornadas. Cuenta que al regresar a su colegio, la recibieron con aplausos. “Que los estudiantes hayamos tenido voz me parece el punto más que reivindicable. Por otro lado, sí me apena ver que había pocos diputados, no sólo ese día si no en otras jornadas”.

“Terminamos descubriendo que gran parte de la sociedad está a favor. Creo que fue algo importante dentro del campo popular. No sé si vaya a aprobar pero hay que tener claro que la violencia obstétrica se va a seguir ejerciendo pero lo que tenemos que hacer es a partir de la ley construir nuestras propias herramientas. Espero que una vez que termine el debate se vote lo que se vote el movimiento siga y no piense que se terminó hayamos ganado o perdido la lucha”, opina Malena.

“Ayudó mucho a la participación social de la gente, que se implemente el debate en todos lados, que está bien cuestionar y pensar”, dice Milagros. “Los martes verdes tomó conciencia la gente y esto generó como consecuencia muchísima participación social. Me enorgullece mucho ver gente mayor educada de otra forma, cuestionándose o con el pañuelo del aborto o implementando dando la charla y el debate dentro de las casas y con sus hijos”.

“El debate produce muchas cosas en la sociedad. El tema hoy está todo el tiempo en la mesa, eso es un logro increíble del feminismo. En particular, me pasa que cuando voy en la calle con el pañuelo me siento mucho más cuidada, cuando te cruzás con una compañera que lo tenga, te mirás con complicidad como saludándote pero también me pasó en la calle que me gritaron cosas, ‘feminista de mierda’, ‘putita’, cosas así.”

Las chicas y los adultos

 “Hay adultos que tienen miedo de hablar con los adolescentes porque estamos constantemente confrontando con respeto pero están buscando eso constantemente, la sociedad en general nos mira de esa manera, las que van a gritar al congreso. Es lamentable”, dice Zoe. “Nos subestiman mucho por ser jóvenes, que no tenemos experiencia que no queremos estudiar. Pero no ven detrás de ello el esfuerzo y la lucha que hay, ni ven conceptos errados por ignorancia. O decís que sos feministas y te dicen ‘cuidado con esta’. O algo horrible que se dice por ahí y que es el concepto de feminazi. La gente le tiene miedo a algo diferente que rompa con la comodidad y con lo que imponga el sistema”, afirma Milagros.

“De todos modos, lentamente podemos poner en la sociedad las reglas que el movimiento feminista quiere para la sociedad. Estoy feliz de cómo está creciendo el movimiento, estamos marcando el territorio, estamos teniendo peso. Es una consecuencia del avance del movimiento feminista”, expresa Malena.