«Para despertar interés en el trabajo docente, el gobierno tiene que respetar a los maestros y no desprestigiarlos diciendo que salen mal las pruebas porque enseñamos mal, que faltamos, que hacemos paro. Y proponer un aumento salarial digno, porque si no, ningún joven querrá la docencia como proyecto de vida», apunta Angélica Graciano, secretaria de Educación de UTE. Desde Ademys advierten que, con Elegí Enseñar, «alumnos de 16 años en adelante podrán realizar una suerte de pasantías para formarse como ‘líderes educativos’ y tener a su cargo a otros menores. Esto carece del menor rigor».

Las nuevas propuestas de la cartera conducida por Soledad Acuña (Elegí Enseñar, UniCABA, las pruebas estandarizadas del Operativo Aprender, las pasantías no rentadas de la Secundaria del Futuro) se basan en directrices prescritas por el Banco Mundial en su programa «Maestros excelentes», que promueve para la región desde 2014. Ese año lanzaron «una investigación sin precedentes» en más de 15 mil aulas de 3000 escuelas primarias y secundarias de América Latina, la cual «reveló que a pesar de que se observa un incremento en la matrícula, es decir, más niños asisten a clases, la baja calidad de los profesores es la gran limitante para que la región alcance un nivel educativo a la par de los países desarrollados». El BM se pregunta «¿Cómo tener maestros de calidad, motivados y bien remunerados?». Y se responde con tres preceptos: «Reclutar, desarrollar y motivar mejores maestros».

Precisamente el término «reclutar» es el mismo que mencionaron fuentes de Educación de Ciudad al ser consultadas por el propósito de los «líderes educativos». En su informe, el Banco Mundial habla de cómo debe ser la política del área. Soslaya que «los líderes políticos pueden establecer alianzas eficaces a favor de la reforma (educativa) entre directivos de empresas y la sociedad civil mediante campañas de comunicación», aludiendo a medios «amigos», y remarca tres puntos: «El primer paso son las pruebas a los estudiantes, con una divulgación transparente de los resultados, tanto a nivel nacional como individualmente en las escuelas. El segundo paso ha sido la adopción del pago de bonificaciones a nivel de las escuelas, mediante el cual se establece el concepto de pago por desempeño y las escuelas se centran en el progreso del aprendizaje del alumno; este paso habitualmente recibe menos resistencia de los sindicatos que los pagos de bonificaciones individuales. El tercer paso es la evaluación de los profesores en forma individual y de manera voluntaria, con el atractivo de recompensas financieras para los profesores que asuman el riesgo de ser evaluados y demuestren un buen desempeño. Por lo general, los sindicatos se han opuesto a esto, pero con programas voluntarios se puede evitar la confrontación». «