La tuberculosis, una enfermedad vinculada a la exclusión, la desigualdad y la pobreza, y que muchos creían prácticamente erradicada en el país, creció más de un 6% entre 2015 y 2016, según los últimos datos que maneja la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR). Las provincias del norte y el área metropolitana son las zonas más afectadas.

De las cifras de la AAMR se desprende que en 2015 los casos se incrementaron en un 0,4 por ciento. Pero a lo largo de 2016, la cifra de casos detectados aumentó un 5,9 por ciento. Fuentes médicas consultadas aclararon que se si bien se registró un mayor número de pacientes infectados, esto puede estar relacionado con «la mayor eficacia en las notificaciones y en el relevamiento de la información». Los mismos voceros indicaron que muchos centros privados de atención no advertían la identificación de un posible, a pesar de estar obligados por ley a hacerlo.

La médica tisioneumonóloga María Cristina Brian explica a Tiempo que actualmente la cantidad de casos se encuentra en una «meseta a nivel nacional de entre 9500 y 11.500». La especialista, quien además es la Coordinadora de Tuberculosis de la AAMR, precisó que la mayor tasa se registra en «Salta, Jujuy y Formosa, en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad. En Capital, por ejemplo, detectamos unos 2800 casos, de los cuales el 52% reside en el Conurbano bonaerense, es decir, que cruzan la General Paz para ser atendidos».

En la Ciudad, la zona sur es la que más enfermos tiene, siendo «el área programática del Hospital Piñeiro la más complicada, aunque los casos detectados en el Argerich, el Penna y el Santojanni no se quedan atrás».

«Es una enfermedad urbana, vinculada al hacinamiento, y se contagia de persona a persona, por vía aérea, sin necesidad de un vector, aunque puede permanecer dormida mucho tiempo y, ante la baja de las defensas, se activa. Antes se creía que era una enfermedad de los pobres, pero puede existir en cualquier clase social y estar presente en cualquier etapa de la vida, desde el recién nacido hasta el paciente más longevo. Por eso son importantes las medidas de prevención. Se han detectado muchos casos en centros de salud, entre los laboratoristas o bacteriólogos», agrega Brian.

Las fuentes consultadas coinciden en señalar que si alguien tose más de 15 días seguidos, ya es motivo suficiente para que se realice los controles. El tratamiento es gratuito pero, por caso, unos meses atrás faltó la medicación y desde diferentes puntos del país debieron solicitar la provisión de la medicina al gobierno de la Ciudad, que era la única que contaba con stock. Esta puede ser una de las razones por las que aumentaron los casos.

Jorge Yabkowski, presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa), explica que «a partir de la era antibiótica, la tuberculosis se convirtió en curable», siempre y cuando «no se discontinúe la provisión de la medicación gratuita, como ya pasó, o la provisión de medicación de enfermedades vinculadas como el Sida, o la falta de presupuesto en los programas nacionales relacionados con la salud sexual y reproductiva, oncológicos o infectocontagiosos».

Once casos dentro del hospital Gandulfo

La semana pasada, la comunidad hospitalaria del Gandulfo, de Lomas de Zamora, se autoconvocó a una reunión de urgencia por el aumento de casos de tuberculosis que incluyeron a varios trabajadores del nosocomio. «Sólo en este lugar aumentó la detección de casos de tuberculosis en al menos un 25%», resumió Marcela Linaza, delegada de la Asociación de Profesionales de la Salud de ese centro de salud. Linaza, que participó del encuentro en el que también hubo funcionarios municipales, señaló que «el año pasado detectamos diez trabajadores con tuberculosis, y otra compañera debió ser internada en lo que va de 2018. Esto da cuenta de las malas condiciones en las que vive la gente de la zona y cómo se atiende en los hospitales públicos. Esta problemática debe ser abordada de manera intersectorial, no sólo desde la Salud, sino también desde Desarrollo Social y Ambiente. Es importante que el paciente no abandone el tratamiento, pero hay que plantearse si el sistema de salud debe ir a buscar al enfermo». Para la delegada gremial, el estrés bajo el cual se trabaja en los hospitales públicos influye negativamente, ya que es una enfermedad que se activa si las defensas del paciente están bajas. «