Durante los primeros 43 días del año se cometieron, al menos, 57 femicidios. Es decir que una mujer fue asesinada cada 18 horas producto de la violencia machista. Los números reales podrían ser aun más impactantes ya que, a falta de estadísticas oficiales, el registro se realiza fundamentalmente sobre la base de artículos periodísticos.

Desde el año 2008 la Casa del Encuentro realiza un informe anual de femicidios en Argentina. Aquel primer año su relevamiento alcanzó a registrar 208 asesinatos, uno cada 42 horas. El año pasado fueron 290, uno cada 30 horas. El inicio luctuoso de 2017 hace prever un panorama aun peor.

El surgimiento del movimiento Ni Una Menos en Argentina logró poner el tema en agenda, forzó a los gobiernos a diseñar políticas públicas para revertir esta situación y al sistema judicial a incluir la figura de femicidio como un agravante del homicidio calificado. La falta de datos oficiales, por otra parte, dificulta medir la eficiencia de estas medidas: ¿aumentó tanto la violencia de género o la sociedad está más atenta a sus manifestaciones? En cualquier caso, ni un caso es tolerable y las políticas públicas existentes no alcanzan.

Un problema global

En septiembre de 2015 el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU presentó un informe en el que mensuraba en 65 mil los casos anuales de femicidio en el mundo. Esto equivale a 178 asesinatos de mujeres por día o una mujer cada siete horas y media. Lo alarmante es que 14 de los 25 países con tasas más altas de femicidio están en América Latina.

Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de fines de 2016, cada día hay 12 mujeres asesinadas en la región. Y, aun más grave, solo el 2% de estos asesinatos es castigado, según afirma Luiza Carvalho, directora de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe. «

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