Desde 2016 aumentó más de un 80% la cantidad de chicos que asisten a comedores escolares y ya rondan los tres millones. Sólo este año hay más de dos millones de nuevos pobres, 500 mil de los cuales son indigentes. Sin embargo, en escuelas públicas donde asisten chicos de La Cava, en San Isidro, se les entrega folletos con el «rap de la saciedad», insistiéndoles: «Podés comer menos y después disfrutar más».

«Hoy le vengo a hablar a la saciedad». Así arrancan las viñetas que pegaron en los cuadernos de los chicos de la Primaria N° 34 «Guayaquil», de San Isidro, donde estudian en su mayoría alumnos de ese barrio vulnerable. El reparto del material ocurrió luego de la charla de una nutricionista, en el marco del Programa de Alimentación Saludable del municipio que gobierna Gustavo Posse.

El gráfico enfrenta a dos personajes: una chica rubia que alerta desde el lado nutricional, y un joven con gafas oscuras y gorrita, estilo rapero, que asume una postura de supuesta rebeldía, con frases como «No seas aburrida, yo me como todo, como, como, como hasta sentirme como un globo» o «no digas pavadas, yo salgo de la escuela con hambre, y caigo en lo de mi abuela, ella cocina rico, es algo que no evito, me como un plato lleno y después repito». La rubia le sugiere: «Comer alimentos, tu panza llenar y al llegar a esto podemos frenar». Y acota: «Pero pensá ,amigo, así te sentís mal, podés comer menos y después disfrutar más».

Si bien la obesidad y el sobrepeso son temas de relevancia para la salud pública, el alumnado elegido es uno de los más castigados por la crisis, las políticas de ajuste y el contexto de hambre que sufre gran parte de esos hogares del norte del Gran Buenos Aires. «Estamos desbordados de comedores comunitarios que no dan abasto –cuenta a Tiempo una trabajadora de apoyo escolar que se maneja en toda esa zona–. Las mamás están días sin comer para que los chicos vayan al cole con algo en la panza. Es muy crítico el asunto».

A principios de septiembre, el obispo de Quilmes y presidente de Cáritas, Carlos Tissera, alertó que las partidas de comida que manda el Estado «no alcanzan». A los comedores de su diócesis asisten 6000 chicos, pero el gobierno aporta sólo 4000 becas de 27 pesos por día: «Desde el año pasado vienen padres de familia y jubilados. Eso es nuevo», destacó.

«El Ministerio de Desarrollo Social tenía un programa de seguridad alimentaria que mandaba a los comedores. Hoy casi no funciona –resalta la encargada de apoyo escolar que trabaja con comedores de La Cava–. Durante cuatro meses no nos mandaron nada. Después, quizás envían nesquik sin leche, pasas de uva y mermelada, para un lugar donde comen más de cien pibes por día. Y te dicen: ‘Va esto porque por las elecciones no te puedo mandar'».

El comedor Esperanza de Vida está ubicado en el centro de La Cava, a metros de la cancha de fútbol. Comenzó a funcionar en 2016 con 25 chicos. A la semana eran 75. Hoy atienden a 197. «Está complicada la mano, lo que falta justamente es comida. No me gustaría tener el comedor, por lógica, pero cada vez se suman más, desde familias enteras hasta gente mayor», revela Federico, el encargado del lugar, donde los viernes a la merienda le suman tareas de apoyo escolar. «Trabajamos junto a La Poderosa, que por mes nos baja 800 kilos de mercadería, esa es la base principal que tenemos. También nos ayudan mucho las donaciones por Instagram y Facebook. Porque lo que la municipalidad nos da para todo el mes nos alcanza para un día y medio».

Más del 40% con sobrepeso

Más allá del «rap de la saciedad» dirigido a una población vulnerable que sufre la actual crisis y la falta de comida, la obesidad y el sobrepeso en jóvenes son un problema de salud pública desde hace años. Esta semana se conocieron los datos de la segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (Ennys), realizada a 22 mil personas, en la que se reveló que el 40% de los chicos de entre 5 y 17 años tiene exceso de peso en la Argentina. El secretario de Salud, Adolfo Rubisntein, afirmó que «el sobrepeso es la nueva modalidad de malnutrición y una nueva epidemia que azota a todos los países de la región», y agregó que «atraviesa todas las clases sociales».

Según los resultados de la Ennys, el 13% de los niños de entre 2 y 5 años «tiene exceso de peso». En un contexto de recorte en las viandas y políticas de ajuste, devaluación e inflación que impactan en la alimentación cotidiana, Rubinstein consideró a la malnutrición como «el mayor problema de salud de nuestro país».