La escritora argentina Luisa Valenzuela fue distinguida con un de los premios literarios más destacados de América latina, el Carlos Fuentes. Autora de los libros Novela negra con argentinos,  Cuidado con el tigre y La máscara sarda, el profundo secreto de Perón, recibió el galardón -que entregan la Secretaría de Cultura de México y la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México)- de manos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador

El Presidente mexicano subrayó las palabras del jurado, que otorgó el premio es por la trayectoria de la escritora argentina y entre los considerandos se destaca “la agudeza de su obra y genio narrativo”. Recibieron en otras ocasiones el Carlos Fuentes, que tiene una dotación económica de 125 mil dólares, el peruano Mario Vargas Llosa y el español Juan Goytisolo.

«El premio significó para mi una enorme emoción, alegría y bastante sorpresa. Una vaga idea tenia de que ciertas instituciones me habían postulado, pero de ahí a ganarlo… fue como un regalo maravilloso de dos de mis pasiones: México, país que amo, y Fuentes cuya obra trabajé a fondo sobre todo para escribir el libro Cortázar/Fuentes, entrecruzamientos», dijo.

-Paradójicamente usted fue amiga de Carlos Fuentes.

-Lo de paradójicamente no lo entiendo, a menos que pienses en el viejo chiste: “ cómo va a ser buena poeta si vive en la casa de al lado!”.  Con Carlos Fuentes nunca fuimos amigos en el sentido profundo de la palabra, aunque llegamos a conocernos bastante. Yo lo admiraba en serio y él más de una vez expresó aprecio por mi escritura y me invitó a formar del consejo consultivo de la Cátedra Alfonso Reyes que creó en el Tecnológico de Monterrey.

-A pesar de este reconocimiento internacional ¿usted piensa que en su propio país le hacen la misma valoración?

-Puede ser que a mis compatriotas les resulte algo incómoda, quizá por iconoclasta, o por mujer. No soy yo quien debe juzgarlo. Pero si la noticia en casa tuvo poca repercusión comparada con la que tuvo en México y otros países, debe ser que a pesar de ser un muy importante premio internacional, es un premio poco conocido aún por estas latitudes.

-¿Qué opina de las políticas culturales del gobierno de Macri?

-Tuve el orgullo de ser presidenta del Centro Pen Argentina en ese período, y en tanto observatorio por la libertad de expresión pude enfrentarme con esas “políticas culturales”, luchando por ejemplo por la reincorporación de muchos de los 240 despedidos de la Biblioteca Nacional, o por la distribución en las provincias de colecciones de libros gratuitos arrumbados en los depósitos del Ministerio  de Educación porque llevaban la nómina del gobierno anterior, o protestar por los despidos masivos en Telam…

-¿Cuáles cree que deberían ser las prioridades culturales del gobierno de Alberto Fernández?

-Creo que la tienen clara, son quienes más apoyaron la cultura en nuestro país. Sus prioridades  y fueron devolverle a la Secretaría de Cultura su status de Ministerio con todo lo que eso significa, como recuperar el genial Plan de Lectura, crear el Instituto del Libro propuesto por Daniel Filmus, devolverle a la educación gratuita y laica su antigua excelencia. Temas que se irán tratando a medida que se vayan reponiendo las arcas, pero siempre conscientes de que la cultura no puede ser rehén de la economía.

-¿Los escritores deben de implicarse en la política activa?

-Creo que escritoras y escritores no tienen deber alguno más allá de la sinceridad en su escritura. Pero quienes sientan la vocación o necesidad están en su derecho de implicarse y escribir columnas, ensayos, artículos periodísticos y panfletos, siempre y cuando -es mi lema- no fuercen o distorsionen su obra creativo.

-¿Aceptaría algún cargo en el exterior para fomentar nuestra cultura?

-Decididamente no. No porque esté en contra de la idea, al contrario; pero si elijo la escritura por encima de todo es porque necesito trabajar en soledad. Desde mi punto de vista, sería bueno tener en la Argentina un equivalente a la Casa de las Américas cubana, que englobe y difunda la literatura de toda la América Latina y de España.  Estamos demasiado compartimentados por los grandes consorcios editoriales que sólo piensan en las ventas.