Elsa Marta Sosa de Fagetti tenía 62 años. Hace nueve días, sus familiares la encontraron muerta en su casa de la calle Pastor Taboada al 900, del barrio Altos de Vélez Sarsfield, en Córdoba capital. En principio, los organismos de DD HH alertaron que el crimen podría estar vinculado a su testimonio en el juicio por crímenes de lesa humanidad que se realiza en la ciudad de San Rafael, Mendoza. Sin embargo, el lunes pasado fue detenido el albañil Oscar Ríos, de 40, quien trabajaba en su casa desde hacia nueve meses. Ríos quedó imputado por el delito de homicidio criminis causa. Los investigadores creen que el sospechoso habría asesinado a Elsa luego de violarla.

Javier Fagetti, hijo de la víctima y referente de H.I.J.O.S. Mendoza, le dijo a Tiempo que «de acuerdo a los testimonios de un vecino, la fisonomía del detenido se aproxima a la descripción del sospechoso.»

«El caso pasó por tres fiscalías y ahora quedó bajo la órbita de una fiscalía de género. Queremos ver las pruebas de ADN. No tenemos el expediente como para certificar que lo que dicen es verdad», añadió.

–En principio, se pensó que podría tratarse de un crimen asociado al testimonio de su madre en el juicio. ¿Había recibido amenazas?

–No puedo decir que los insultos de los familiares de los genocidas durante los juicios sean amenazas. Mi vieja era muy reservada. Su teléfono está siendo peritado.

–¿Ella conocía al presunto homicida?

–Este hombre trabajaba en la construcción de un departamento arriba de su casa. Hablamos con el resto del grupo de albañiles que trabaja junto a él y mostraron contradicciones. Queremos determinar que el detenido es el culpable. Necesitamos pruebas concretas más allá del testimonio de un vecino.

Apenas se enteró del crimen, Javier viajó a Córdoba. Cuando llegó, se encontró con Roxana, la hermana de su madre, que le dijo que Elsa la había visitado en sueños para avisarle: «Fíjense en mis manos». «Es creer o reventar. Mi vieja –reveló Javier– tenía todo el ADN del asesino en las manos.» De acuerdo a los informes policiales, el cuerpo de Elsa tenía golpes en la cabeza y un cable enrollado en su cuello. En la casa no había desorden, lo que sembró dudas sobre el móvil del robo.

Elsa tenía dos hijos y dos nietos. Su primer esposo, Aldo Fagetti, militante de Montoneros y de la JP, fue secuestrado el 25 de febrero de 1976 y asesinado en marzo. Es uno de los 72 casos abordados en el juicio por crímenes de lesa humanidad que se lleva adelante en San Rafael, que empezó en 2015, tiene 27 procesados, ya entró en la instancia de alegatos y cuya sentencia será leída el próximo 14 de junio.

«Era una mujer increíble. Comenzó de grande a estudiar medicina, a los 30 años. Gran médica y luchadora. Entregó su vida a la medicina y a la militancia. Era oftalmóloga y hasta se preocupaba por conseguirles las gotas y los anteojos a los chicos que atendía. Estaba ejerciendo en el hospital pediátrico ex Casa Cuna de Córdoba», recordó Javier.

«Su vida fue muy sacrificada. Mi viejo participó del Cordobazo y después volvieron a Mendoza por razones económicas. Después del secuestro de papá, ella fue perseguida en Mendoza, en dictadura y en democracia también. Luchó toda la vida, 40 años llevaba levantando las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. El 14 de junio es la sentencia del juicio en San Rafael. Y ella, que tanto hizo porque esto ocurra, no podrá estar» concluyó. «

Un caso emblemático

Aldo Fagetti era empleado de Rentas en la Municipalidad de San Rafael, Mendoza, y fue secuestrado por una patota integrada por policías y militares el 25 de febrero de 1976. Tenía 26 años. Su caso es emblemático porque en 2007, el juez federal de Mendoza, Héctor Acosta, que entiende en la causa, pidió la extradición de la expresidenta Isabel Martínez de Perón, radicada en España y durante cuyo mandato se produjo el secuestro. Los entonces ministros Carlos Ruckauf y Antonio Cafiero también fueron acusados.