Un puema, mire. Y un puema apto para sensibles de la panza, además…
Vamos a contar una intimidad de la casa. Mi media naranja (nunca mejor utilizada la metáfora) tiene un organismo muuuuy sensible y una boca muuuuy golosa. Esto quiere decir que le gusta comer tanto como a mí, con una especial debilidad por los dulces que nunca deja de sorprenderme. También quiere decir que, cada dos por tres, por más liviano y saludable que se coma en casa, llega la etapa que llamaremos Derrape y no hay con qué darle: se empacha.
Tras el Derrape, entonces, se impone la etapa Rigor. Ver a un dulcero empedernido en esta fase le rompe el corazón al más duro. Bruce Willis sentiría ternura por él. Así surgen recetas como ésta: bajo la consigna algo-dulce + algo-rico + algo-totalmente-inofensivo.
Aquí la tienen: mi mousse de manzana y naranja a prueba de panzas frágiles. Un postre con pinta y sensación de postre, que en el fondo es más bueno que Lassie. Con toda la ingenuidad de una papilla para bebés, pero bastante más onda.

Ingredientes:

– dos manzanas (puede ser una verde y una roja)
– dos cucharadas de kuzu o almidón de maíz (el kuzu es la versión japonesa y más saludable del almidón)
– una cucharada de miel, stevia o azúcar mascabo
– jugo de una naranja
– una cucharadita de canela
Alternativa: reemplazar el jugo de naranja y la miel por una cucharada de mermelada de naranjas.

Procedimiento:

Rallar bien fino o procesar las manzanas peladas. Llevar a una ollita con el jugo de naranja, el endulzante y la canela: mezclar bien y calentar hasta punto de hervor. Agregar el kuzu o almidón disuelto en muy poquita agua y revolver a hervor suave durante dos minutos más o menos.
Llevar a heladera y servir frío con un poco más de canela, pasas o nueces por arriba.

* Natalia Kiako dicta talleres y cursos de cocina. Pueden ver toda la info en su web.