«Desde que vi el cuerpo, no tuve dudas de que lo habían asesinado», dice Daniel Mazzocchini, abogado del que fue en vida el comisario Federico Jurado, de 45 años. «El día anterior había hablado con él. Me preguntó cómo iba el caso y le contesté que en el próximo acuerdo seguro que lo sacaba. Él no iba a hablar, por lo menos ahora. Lo que pasó es una muerte muy pesada, en un escenario público.» El abogado apunta contra el fiscal Martini y, sobre todo, contra la jueza de Garantías Marcela Garmendia, por haber rechazado un hábeas corpus presentado en favor del excomisario, por considerar que los detenidos no debían ser trasladados a dependencias del Servicio Penitenciario para preservarlos. «A Federico le pegan para doblegarlo, porque se habrá resistido, y lo asfixian con una almohada. Sufrió mucho, tragó sangre, tuvo una muerte horrible. Encima los asesinos pusieron el cuerpo boca abajo, como durmiendo, lo que da otra prueba del asesinato. Nadie que muere de un shock violentísimo de asfixia, se queda dormido. Intenta moverse, pedir ayuda.» Para Mazzocchini, la muerte de Jurado «es consecuencia de las internas dentro de la fuerza que generó la purga ordenada por la gobernadora Vidal».