Hay acuerdo en algo: el anuncio de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) y el Ministerio de Seguridad acerca de la apertura de un centro de detención exclusivo para migrantes es un punto de quiebre. Bajo el amparo de la Ley 25.871 –sancionada en diciembre de 2003–, el paradigma de las prácticas se centró en los derechos humanos de las personas migrantes (y en la promoción de su regularidad jurídica) por sobre las medidas de control y restricción.

El aviso del gobierno, entonces, confirmó que el modelo viró hacía el derecho de expulsión del Estado, que concibe a las migraciones como un «problema» de seguridad nacional y de orden público.

«Lo sentimos como una discriminación que ataca la autoestima del migrante. Pareciera que nos quieren aislar. Ni que fuéramos leprosos», dice Norma Andia, presidenta de la Federación de Asociaciones Civiles Bolivianas y referente de la comunidad en el país.

Norma tiene motivos para la queja. En los últimos siete meses debió escuchar, fundamentalmente de parte del oficialismo, propuestas de reforma de la Ley 25.871 para «facilitar» las expulsiones pero lo peor, dice, fue el cierre masivo de las delegaciones de la DNM a lo largo de la provincia de Buenos Aires.

«La anterior gestión –cuenta Norma– nos daba la posibilidad de documentarnos. Si no te podías acercar a una oficina había centro móviles que iban por los barrios, las quintas, las fábricas y hoy eso no ocurre. Además era gratis y ahora tiene un costo que muchos compañeros no pueden pagar».

Bajo el Decreto 959/2016 y anunciado en el Boletín Oficial del 22 de agosto (apenas tres días después del anuncio de la nueva cárcel para extranjeros), la DNM informó el aumento del cuadro tarifario de los trámites que se realizan en el organismo, como por ejemplo, residencias, prórrogas, permisos de ingresos o certificaciones, «con el fin de incorporar mecanismos de modernización en lo que respecta al control migratorio».

Una semana más tarde, el presidente Macri presentó en Tecnópolis su plan para una «Argentina Sin Narcotráfico». A su turno la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, explicó que el programa contempla, entre otras medidas «el incremento de tecnologías con fronteras inteligentes», evidenciando una concepción de límites divisorios como espacios de ilegalidad y no de integración social y circulación de las personas. En menos palabras, el fenómeno migratorio es el responsable del narcotráfico (y también del terrorismo, el tráfico de personas y demás hechos policiales).

«Estamos viviendo un retroceso porque el anuncio de una cárcel para migrantes incita a volver a prácticas xenofóbicas y de otras épocas. Varias compañeras me contaron que la policía les pidió sus documentos en la calle. Este gobierno lo llama campaña de control migratorio pero el policía que me detiene,¿cómo sabe que no soy argentina? Fácil: por portación de cara. Ante este atropello tenemos que unirnos todos, porque este país se hizo con el esfuerzo del trabajo de los migrantes», remarca Isalys, una peruana de 25 años que integra la Asociación Mujeres Unidas Migrantes y Refugiadas en Argentina (AMUNRA).

En la plataforma ya hay casi 3000 firmas contra «la creación de centros de detención de personas migrantes en Argentina» y a través de un comunicado Amnistía Internacional señaló que «desalienta la utilización automática o rutinaria de la detención con el fin de controlar la inmigración».

«Estamos de acuerdo –concluye Isalys– que unos pocos que vienen a delinquir sean sometidos al proceso que le corresponde a cualquier delincuente, pero el resto sólo está haciendo uso de un derecho humano. Nuestra cultura es nuestro equipaje que traemos para compartirlo». «

Las maras y el papelón de Milman

Después de que el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo asegurara que miembros de una mara salvadoreña estarían vinculados al tráfico de drogas en la provincia, el secretario de Seguridad de la Nación, Gerardo Milman, en su afán por instruir a la ciudadanía, posteó en su cuenta de Twitter una serie de datos sobre esas organizaciones, pero luego se comprobó que había tomado la información del sitio web «Rincón del Vago», que publica dudosas monografías y cuya fama es la de ser usado para plagiar trabajos prácticos.

«Características que Identifican a un Marero: la vestimenta, tatuajes, cortes de pelo extravagantes» fue el primer tuit que envió el segundo del ministerio que conduce Patricia Bullrich.

Otras de las peculiaridades que mencionó el funcionario es el «lenguaje críptico, que es una mezcla del idioma español con el inglés», «rayar paredes»; «siempre caminan en grupo»; «consumen droga» y «hacen señales de mano».

La reacción de la gente no tardó en llegar y se convirtió en blanco de las burlas de los usuarios de las redes sociales. Entre ellos, el exjefe de Gabinete Aníbal Fernández tuiteó irónicamente que «no se le entiende Secretario. Espere que busco su respuesta en el Rincón del Vago donde quizás esté completa…».