Por la brutal represión a una murga en el Bajo Flores, ocurrida en enero del año pasado, la fiscalía de los barrios porteños de Nueva Pompeya y Parque de los Patricios ordenó que una docena de gendarmes se presenten para ser indagado por los delitos ocurridos en esa oportunidad.

Los agentes de la Gendarmería Nacional utilizaron la fuerza de manera injustificada contra vecinos de la Villa 1-11-14 que ensayaban con la murga del barrio en el cruce de las calles Charrúa y Varela.

Los investigadores coincidieron en que la noche del 29 de enero de 2016, dos niños y tres adultos fueron heridos por disparos efectuados con escopetas reglamentarias, por lo cual queda comprobado que los gendarmes excedieron los límites establecidos por la Ley y violaron el protocolo de procedimiento. La causa se inició a partir de una denuncia realizada por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) que fue la encargada de recoger los testimonios cuando ocurrieron los hechos.

Las víctimas y testigos coincidieron en sus relatos, que cerca de las 21 horas de aquella noche, mientras se desarrollaba el ensayo de la murga, se presentó una grúa de la Policía Federal escoltada por dos patrulleros de la Gendarmería para realizar un operativo en el barrio. Por tanta gente que participa en la murga no pudieron avanzar con los móviles, había varias mujeres y chicos, lo que generó discusiones y los gendarmes abrieron fuego para reprimir.

“Ante la negativa o tardanza para abrirles paso de la manera pretendida y las discusiones que por ello se generaron, algunos de los efectivos de la Gendarmería Nacional que allí se hallaban comenzaron a disparar con las escopetas reglamentarias», se indicó en la denuncia.

Los disparos fueron «contra la gente que se oponía a la circulación de los vehículos, provocando lesiones de carácter leve por el impacto de postas de goma” a dos niños y tres adultos, según lo plasmado en el escrito judicial.