Pipinas, un pueblo pionero en turismo cooperativo

El Pueblo Turístico de Pipinas fue unos de los primeros en desarrollar el turismo de base comunitaria a nivel provincial, a partir de que un grupo de pobladores logró recuperar el hotel que perteneció a la fábrica cementera CORCEMAR.

La idea surgió unos veinte años atrás, conformaron una cooperativa y se enfocaron en diseñar distintas propuestas para promover la actividad turística local con la creación de circuitos autoguiados como el Centro Cívico y Espacial; el Deportivo y Recreativo; y el Museo a Cielo Abierto de Pipinas (MAPI).

En el primer recorrido se visita la réplica del proyecto Tronador II desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), a la estación de trenes, a la iglesia y a la plaza, donde se encuentran los monumentos a Las Pipinas y a las Madres de Plaza de Mayo. También se encuentran senderos que honran a habitantes locales reconocidos por su trabajo colectivo.

Durante el segundo itinerario los turistas pueden conocer el predio arbolado en el complejo deportivo, las distintas canchas, las piletas de natación y las parrillas, con  posibilidad de acampar.

El museo a cielo abierto impacta con la belleza y los colores de los murales que fueron pintados por artistas junto con los pobladores del lugar. El MAPI es un proyecto comunitario de intervenciones artísticas en la localidad.

Dentro del circuito se destaca el sendero turístico educativo “Un gigante, cenizas para el recuerdo”, creado por estudiantes de escuela secundaria que se inspiraron en la chimenea de la ex cementera para contar la historia productiva del pago.

 “Sobre Pipinas lo que proponemos desde el hotel es un circuito por el museo a cielo abierto, que es un proyecto comunitario, es un museo de murales, cada uno de los murales cuenta una historia del pueblo. Fueron construidos con las instituciones intermedias y el museo plantea siete ejes temáticos donde recuperamos la historia pasada reciente de los pueblos originarios, la historia de los habitantes de Pipinas, la historia del trabajo de toda la gente”, le dijo a Tiempo de Viajes, Claudia Díaz, quien ha trabajado desde el principio con toda la comunidad para desarrollar el turismo comunitario en la localidad y en la provincia de Buenos Aires desde hace veinte años.

“Cada mural es una historia distinta vinculada al territorio donde también hay murales que hacen un rescate de la flora y fauna autóctona y es ahí donde profundizamos sobre el territorio que habitamos cerca del parque costero del Sur”,  agregó Díaz.

Además del alojamiento del hotel y cabañas que hay en el pueblo son las propuestas gastronómicas las que invitan a un recorrido de sabores y lugares desde el restaurante del hotel,  o el restaurante  de la estación, Carrito de la 36 y sobre la Ruta 36. “Hay un paseo de compras donde se pueden adquirir productos regionales como los salamines, quesos, miel, todo tipo de dulzuras y artesanías, de  Pipinas”, explicó la experta. 

En Punta del Indio, que queda a 25 kilómetros de Pipinas, está la Reserva de Biosfera declarada por la UNESCO. Es el Parque Costero del Sur, donde el sendero de interpretación que es autoguiado, se hace de a pie  y es ideal para recorrerlo en familia y también se puede pasar por la delegación en Punta del Indio y hacer una reserva para contar con una guiada interpretativa en la Reserva Costera del Sur. 

“Desde la municipalidad, impulsamos un plan de desarrollo de turismo con base comunitaria y ecoturismo sobre “Puna Indio de la Naturaleza”, dijo Claudia Díaz.

Esta reserva abarca parte de Punta Indio y la vecina localidad de Magdalena donde se conserva el ambiente original conformado por playas, pajonales inundables, pastizales y el bosque nativo de tala, que tiene el rol de mantener la biodiversidad de fauna y flora.

El tala es una especie de la flora local y está relacionado con otras especies de plantas y arbustos como sombra de toro, molle, sauco, ombú y coronillo, cuyo fruto es el alimento elegido por la oruga que es muy llamativa de color rojizo y peluda, que luego se transformará en la famosa mariposa bandera argentina.

La mariposa en cuestión es de color celeste, se la puede observar desde enero hasta abril, se desplaza con su vuelo lento y ondulante de mediana altura, sus planeos cadenciosos y bruscos aleteos. Capta la atención de los turistas por su gran tamaño: mide 110 milímetros (mm) en el caso de las hembras, y 90, en el de los machos.

Entre la diversidad de especies animales también habitan el gato montés, vizcacha, mulitas, peludos, zorrinos, hurones, zorros, carpincho, escuerzos y ranas. Los aficionados al avistaje de aves pueden ver cardenales de copete colorado, palomas yerutí, torcaza, pirincho, chinchero, leñatero, naranjero, zorzal, garzas, y Martín pescador.

Para María Garcia, una platense que sale fin de semana por medio a recorrer lugares cercanos, su elegido es el balneario El Pericón, donde ”la playa está muy cuidada, es de arena, podés quedarte a tomar unos mates, una merienda, hay lugarcitos para tomar algo fresco y es muy tranquilo”, contó a Tiempo de Viajes.

Es el lugar que suelen recomendar los pipinenses para disfrutar del aire libre y alguna brisa reparadora de cara al río. Los pescadores prefieren esperar el pique de corvinas, lenguado y moncholo en el balneario Sarandí, cuatro kilómetros al norte de Pipinas. 

“El Parque es una gran reserva, el Pericón, está buenísimo, los finde hay mesitas, hay feria de artesanos y emprendedores, hay casas, es todo verde, hay un cartel que anuncia el lugar donde estaba el hotel y es un lugar lleno de historia. Es muy pintoresco, para conocer y es muy lindo recorrerlo con sus callecitas de conchillas entre arboledas para caminar”, contó la visitante. 

En el balneario El Pericón hay una oficina de turismo. Es ideal para los desafíos de los deportes náuticos como el kitesurf o para llevar adelante el tradicional ritual de la pesca. También se puede disfrutar de un almuerzo en los establecimientos gastronómicos del lugar o en las mesas y bancos dispuestos bajo los ceibos que en este momento están en flor.

El sendero del arroyo Villoldo recorre el trayecto donde crecen los talas, sombra de toro, molle y coronillo mientras que en el itinerario del sendero Coronillo Abuelo se llega hasta un árbol de 350 años que creció en medio de un bosque y por su antigüedad es considerado patrimonio histórico, mientras que en otro de los balnearios llamado El Sarandí además de la práctica de pesca y actividades náuticas se permite el acampe en instalaciones del predio municipal. 

El circuito de los monumentos es otro de los imperdibles de Punta Indio. En el balneario El Pericón se levanta una obra realizada en hierro que homenajea a los querandíes, primer pueblo originario que habitó esta región. Cerca de aquí se encuentra el Guardián de la Cruz del Sur, una escultura de más de veinte metros de altura construida de manera colectiva. El recorrido se completa con el monumento a la mariposa bandera argentina ubicado en el arco de la Sociedad de Fomento.