La abogada y diputada del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, junto al Centro de Profesionales por los Derechos Humanos denunciaron ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), la discriminación que sufren las trabajadoras domésticas de Nordelta. Acusaron a la administración del barrio cerrado y a las empresas de transporte MaryGo y Trip Co S.A., de impedirles viajar en el mismo vehículo que los dueños de las lujosas casas.

La legisladora porteña señaló que realizó la presentación tras “haber recibido testimonios humillantes de mujeres trabajadoras de casas particulares» que están siendo «víctimas de gravísimas e intolerables actos de discriminación”. En su escrito, Bregman argumentó que estas mujeres son “segregadas del transporte que ingresa al gigantesco predio” privado -que contempla varios barrios en el Delta de Tigre- y que “que no se les permite también viajar en los micros, aún cuando hay lugar en los mismos. Advierten que, en ocasiones, la empresa de micros sólo permite que suban los dueños de las casas. En otras oportunidades, tienen que viajar paradas, habiendo asientos libres, ya que en los micros de MaryGo se permite que los propietarios coloquen bolsos para ocupar un asiento que podría ser utilizado por las trabajadoras y no tener que viajar paradas durante largos trayectos”.

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En la denuncia figuran algunas declaraciones que las víctimas realizaron a diferentes medios: como que los habitantes del barrio no quieren viajar con ellas porque “gritan y hablan mucho” o “huelen mal”. Se trata de una “aberración” que afecta “la dignidad” de estas mujeres, resumió la legisladora porteña.

“La discriminación y humillación es evidente. Surge de los relatos que he llegado a conocer de las propias trabajadoras, la situación que viven cotidianamente, el trato desigual y discriminatorio que sufren por sus condiciones laborales. Cuentan que la prohibición de acceder a aquellos micros o combis surgió de una reunión de la Asociación Vecinal Nordelta en la que se solicitó limitar el acceso por estar “transpiradas u oler mal” cuando ello es consecuencia de los trabajos que realizan”, analizó Bregman, quien también consideró que la medida afecta el derecho a la libre circulación.