Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, Unicef realiza relevamientos para indagar sus impactos en hogares donde viven niños, niñas y adolescentes. El tercer informe de la serie, presentado este martes, incluyó un dato nuevo con respecto a los anteriores: la inserción laboral adolescente. La encuesta arrojó un dato preocupante, ya que, en paralelo con la caída de ingresos en muchos hogares, un 16% de las y los adolescentes se insertó en el mercado laboral. La mitad no lo hacía antes de la pandemia.

“Es un indicador nuevo que tiene que ver con estrategias de los hogares frente a las restricciones que produjo la pandemia: estamos observando un porcentaje relevante -unos 250 mil chicos, el 16% de los adolescentes- que se insertan tempranamente a complementar o a buscar ingresos para los hogares. La mitad no lo hacía antes de la pandemia. Es una estrategia que está surgiendo en el marco de la crisis”, remarcó Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo e inclusión social de UNICEF, en diálogo con Tiempo Argentino. Y señaló que, si bien no se relevó en qué actividades se emplean estos chicos y chicas, “en líneas generales lo hacen en actividades precarias, informales, no en las mejores condiciones”.

Además, el especialista advirtió que “usualmente, cuando hay trabajo infantil y adolescente, el trabajo empieza a competir con la educación y en educación a distancia compite más”. Si bien aún no se entrecruzó el dato entre trabajo adolescente y educación en pandemia, lo cierto es que el factor preocupa.  Waisgrais agregó otro aspecto a este análisis: en este contexto, “los adolescentes realizan otras actividades al interior del hogar que tienen que ver con el cuidado. Hacer las compras, cuidar hermanos –con jardines y centros de primera infancia cerrados-. Hay una mayor participación en esto y puede competir en lo vinculado a educación”.

Si bien las familias señalaron dificultades en cuanto a mantener la atención y a aprendizajes más complejos por la modalidad remota, “familias y adolescentes siguen planteando que la educación a distancia llega, que tienen tareas más del 90%”. Y así como una mayoría está dispuesta a enviar a sus hijos e hijas a la escuela, casi un 50% de los hogares consultados teme que en las instituciones educativas no se pueda cumplir con las medidas de prevención.

En materia de salud, la pandemia se tradujo en menores controles generales e incumplimiento de los calendarios de vacunación en muchos hogares. “Vemos con preocupación el tema de los controles de salud y vacunación. En el 40% de los hogares no pudieron mantener los controles y aproximadamente en el 20% no pudieron con la vacunación”, señaló Waisgrais. Y planteó que “hay que verlo propositivamente: dado que en 2021 va a haber campañas masivas vinculadas al coronavirus, tal vez puede servir para complementar la vacunación que tiene que ver con otras cuestiones”.

“Por el lado de las cuestiones que uno observa de forma positiva, hay una presencia del Estado muy fuerte durante el año –remarcó el especialista- Los esfuerzos presupuestarios en políticas de protección de ingresos, en tarjeta alimentaria, etc., fueron más de 900 mil millones de pesos y generaron que más del 50% de la población con niños y niñas esté impactado por alguna de estas medidas”.

Por último, realizó un llamado de atención sobre la sobrecarga de tareas en las mujeres en el marco de la pandemia. Un indicador que fue en aumento desde que comenzaron los relevamientos, en abril.  “Esto hay que empezar a mirarlo porque la conciliación de las tareas al interior del hogar tiene fuertes desigualdades y termina impactando en la situación laboral y en otro tipo de desigualdades. Hay que pensar en una agenda donde se refuerce la igualdad de roles”, planteó.

El objetivo es continuar con estas mediciones enfocando en la situación de chicos y chicas en el marco de la pandemia de coronavirus “y viendo cómo continúa 2021: hay mucha incertidumbre y buscamos que esta medición sirva para poder pensar políticas en una postpandemia que reduzcan los niveles de pobreza”.