Como para que sirva de espejo o advertencia para estos lados, desde que el gobierno neerlandés puso fin a la distancia social en septiembre los casos de coronavirus se dispararon en los Países Bajos. A tal punto que las autoridades de Ámsterdam dispusieron este lunes cancelar todas las celebraciones de Año Nuevo. La nueva ola agita Europa –si bien las cantidades récord de contagios no se traducen en la misma proporción de muertes que olas anteriores– y las restricciones empiezan a apuntar hacia los no vacunados. La semana pasada, la mitad de los infectados en todo el mundo fueron en el Viejo Continente.

Como consecuencia del panorama “sombrío” que arrojan los datos epidemiológicos, la alcaldesa de la capital neerlandesa, Femke Halsema, decidió suprimir tanto la celebración central en Museumplein, donde convocan a la cuenta atrás nacional para el inicio del nuevo año, como los diferentes espectáculos musicales y con fuegos artificiales que pueblan los diferentes distritos de la ciudad.

“Debido al rápido aumento en el número de contagios y de los ingresos hospitalarios, y las restricciones adicionales, el panorama es sombrío. Dado que es muy incierto cómo irán las cosas, y ya tenemos que hacer importantes inversiones para estos espectáculos, no es responsable continuar con los preparativos”, argumentó el ayuntamiento.

Este lunes, el Instituto de Salud Pública de los Países Bajos informó 19.274 nuevos contagios en 24 horas, superando en más de 3 mil casos el récord anterior. El índice de positividad también estalló: el 19,2% de las pruebas realizadas resultó afirmativa.

Con el 82% de la población adulta vacunada (diez puntos porcentuales menos que la Argentina), el gobierno apuntó a limitar la participación en la vida social de los no vacunados: actualmente les exige someterse a un test para acceder a hoteles, eventos culturales y musicales, gimnasios o piscinas. También piensan en otorgar un pase covid válido solo a aquellas personas con pauta completa o que se hayan recuperado de la enfermedad.

Austria es otro país que apuntó a aquellos que aún no se inmunizaron. Con el invierno acechando, dispuso un confinamiento para ellos. El gobierno austríaco, de tinte conservador, decretó que esas dos millones de personas sin dosis aplicadas solo pueden salir de sus casas por un número limitado de motivos, como por ejemplo ir al trabajo o a comprar productos básicos. “Mi objetivo es muy claro: conseguir que los no vacunados se vacunen, no confinar a los no vacunados”, declaró Alexander Schallenberg, canciller de Austria, donde solo el 65% está vacunado, 15 puntos porcentuales menos que nuestro país.

Esta semana, el Gobierno Federal de Alemania y dirigentes de los 16 estados federados debatirán nuevas medidas contra la pandemia. Tres responsables instaron a prolongar la potestad de los estados para aplicar medidas más estrictas, como el cierre de las escuelas, mientras la tasa de incidencia de Covid en los últimos siete días alcanzó cifras récord. “Nos esperan semanas difíciles, y pueden ver que estoy muy preocupada. Pido urgentemente a todos los que aún no se han vacunado: por favor, piensen otra vez en su decisión”, aseguró Ángela Merkel en un video grabado el último fin de semana.

Portugal volvió a registrar una subida de la incidencia de coronavirus a 14 días, que ya supera los 150 casos por 100.000 habitantes y hace aumentar la preocupación en el país, donde el gobierno convocó una reunión con los epidemiólogos para este viernes. Según el boletín de hoy de la Dirección General de Salud lusa, la incidencia se sitúa en 156,5 casos por 100.000 habitantes, más de 20 puntos por encima del último dato.

Este valor sitúa a Portugal en la zona roja, la matriz que autoridades y especialistas utilizan para medir el riesgo en el país. Toman como referencia la incidencia y el factor de transmisión Rt. El Rt, que mide el número de personas que contagia un infectado, está en 1,16. Para dar tranquilidad, ese número debería ser menor a 1. Con la preocupación en aumento, el Gobierno convocó para este viernes una reunión con especialistas para evaluar la situación epidemiológica del país.

La última se realizó a mediados de septiembre, cuando Portugal se preparaba para su última fase de desconfinamiento. Hoy sólo quedan medidas mínimas, como el uso de mascarillas en interiores y transporte público.

De momento y aunque con tendencia ascendente de los contagios, España sigue excluida de la zona de riesgo de la nueva ola europea. Igualmente también piensan en abordar a aquellas personas que se negaron a vacunarse contra el Covid-19. En este caso, mediante la exigencia del «pasaporte Covid» para acceder a hospitales y otros lugares públicos. Comunidades como Galicia, Cantabria o Cataluña ya lo exigen para entrar en bares. El objetivo de Europa está puesto en no perjudicar con restricciones a aquellos que decidieron vacunarse.