Los y las maestras de la Ciudad de Buenos Aires sufrimos durante la última semana una nueva embestida del gobierno porteño que, mediante una conferencia de prensa (práctica a la que nos tiene acostumbrados para recibir las comunicaciones oficiales), anunció la extensión del calendario escolar 2023 y la realización -a partir de ahora- de los encuentros de capacitación, más conocidos como Espacios de Mejora Institucional, los días sábados. En ese contexto se enmarca el contundente paro llevado a cabo por el conjunto de la docencia el día de ayer.

Esto se suma a la tragedia educativa a la que asistimos hace 15 años en la Ciudad, que se refleja en la falta de vacantes; en los techos de las escuelas que se caen a pedazos; en la falta de calefacción; en las irregularidades con las empresas concesionarias de alimentos. Una tragedia educativa que se expresa de manera aún más clara en la gravísima reducción presupuestaria. Eligen construirnos como el enemigo interno porque les resulta más fácil eso que asumir las consecuencias de las políticas (anti)educativas que vienen desarrollando. Hoy son Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña, ayer fueron Mauricio Macri y Esteban Bullrich, mañana pueden ser otros, pero el resultado será el mismo, porque lo que los une es el odio a la Escuela Pública y el odio a los maestros y las maestras.

La medida que buscan imponer ahora es inédita. Nunca en la historia de nuestro país se realizaron concursos ni capacitaciones los días sábados. Nunca, desde el año 1958, cuando se sancionó el Estatuto del Docente, se violó la jornada laboral de lunes a viernes, establecida por ley. Ningún juez, ningún fiscal, ningún director de un hospital, tuvo que concursar jamás un sábado. Por eso iremos a la Justicia. Para plantear la inconstitucionalidad de la medida y exigir que se respeten los derechos de los y las docentes de la Ciudad.

La ministra Soledad Acuña no trabaja los sábados en el Ministerio de Educación. Horacio Rodríguez Larreta no va a trabajar los sábados a la Jefatura de Gobierno. ¿Por qué buscan entonces obligar a los y las docentes a concursar y capacitarse los días sábados? La respuesta es simple: quieren hostigar y amedrentar a uno de los principales sectores de oposición a su política educativa en territorio porteño. Buscan una y otra vez disciplinarnos, a fuerza de sumarios, denuncias penales, persecusión en las escuelas.

Y lo que no logran comprender Larreta y Acuña desde sus oficinas lujosas es el profundo sentimiento de amor que une a maestros, maestras, estudiantes y familias con la Escuela Pública. Les molesta no poder comprar y vender docentes como si fuésemos baldosas. Necesitan docentes dóciles y odian fuertemente que desde los sindicatos sigamos construyendo una docencia activa, participativa y comprometida con la construcción de una formación crítica y emancipadora.

Les preocupa que se “pierda” un día de clase cuando los maestros y las maestras salimos a las calles a reclamar por nuestros derechos, pero no se ocupan de garantizar la escolaridad de los más de 50 mil niños y niñas que se quedaron sin vacante este año en el distrito más rico del país. Tampoco se preocupan por recuperar los días de clase que se pierden por la falta de suministro eléctrico, goteras e inundaciones en las escuelas. ¿No es preciso recuperar días de clase cuando los motivos son las consecuencias de su gestión?

Se les nota mucho: no les importa que haya un día menos de clase, así como tampoco les importa la educación, les molesta sobremanera que por más intentos de subyugar a la docencia, no pueden doblegarnos. No pudieron cerrar las escuelas nocturnas, no pudieron cerrar los profesorados, no pudieron callarnos y no podrán quebrantar la dignidad docente, porque los maestros y las maestras seguimos construyendo una Escuela que enseña, resiste y sueña.