El nombre suena a película de acción de un sábado a la tarde en Telefé, pero existe, y es peligroso. A la sequía extrema y el aumento de contagios e internados por Covid-19, Chubut ahora le suma otro problema: la Marea Roja.

El martes a la tarde, el Ministerio de Ambiente y Control del Desarrollo Sustentable envió el alerta por la aparición de este fenómeno en las aguas de Puerto Madryn, Puerto Pirámides, Playa Larralde, Playa Bengoa, Riacho San José, Paraje Puerto Lobos, Caleta Córdova, Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Playa Belvedere.

El organismo además recordó a los habitantes que no deben recolectar ni consumir moluscos, bivalvos, ni caracoles “mientras dure la veda por Marea Roja”. Y acotaron: “La cocción de estos no elimina la toxina y su consumo puede ser letal”.

Toxinas paralizantes

En octubre y noviembre Chubut ya sufrió por la Marea Roja, que data de hace años. Hace un par de meses el gobierno provincial advirtió a la población sobre «la presencia de altas concentraciones celulares de especies de microalgas productoras de toxinas paralizantes en moluscos», por lo que se recomendaba «no recolectar ni consumir bivalvos».

La advertencia venía después de que el laboratorio de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia (UNP) constatara la peligrosidad en las muestras de agua. “La Dirección de Salud Ambiental de la Secretaría de Salud del Chubut determinó que se superan ampliamente las 400 Unidades Ratón, límite para el consumo humano, por lo que se recomienda muy especialmente a la población abstenerse de realizar recolección de las mencionadas especies de moluscos», sostuvieron las autoridades, en el marco del Plan Provincial de Prevención y Control de Marea Roja.

Caracoles, vieiras, mejillones, cholgas, almejas blancas y panopeas son algunos de los elementos que no deben extraerse, agarrarse ni comerse. “Las biotoxinas son producidas por algunas especies de algas microscópicas (fitoplancton), que en determinadas circunstancias aparecen en gran número en el mar y de las cuales se alimentan los moluscos que las pueden acumular en su propio organismo sin que los afecte. No siempre se producen cambios de coloración en el agua ante la presencia de una marea roja”, explicaron desde Senasa.

“La presencia de biotoxinas en el mar no afecta a los peces ni a otros productos de origen marino como crustáceos (camarones y langostinos) o moluscos cefalópodos (pulpos y calamares). No hay diferencias de aspecto o de color entre un molusco bivalvo contaminado y uno no contaminado, como tampoco las hay de sabor ni de olor. La única forma de detectar la presencia de las biotoxinas es mediante pruebas de laboratorio. Estas biotoxinas no se inactivan por el calor y tampoco se destruyen con el agregado de limón, vinagre o alcohol”, aclararon.

Los primeros síntomas de las intoxicaciones aparecen entre los 20 minutos y la media hora de la ingesta, y pueden variar desde afecciones gastrointestinales (dolores abdominales, diarrea), cefaleas, náuseas, hormigueos y adomercimientos peri bucal a problemas graves como trastornos neurológicos y dificultad respiratoria, incluso pudiendo ocasionar la muerte en los casos agudos. Ante esos casos, es urgente ir al hospital más cercano para realizar un lavaje de estómago.

La toxina, que retienen los bivalvos en su interior en determinados época del año, no se inhibe con la cocción y hasta el presente no se conoce ningún antídoto. “Por eso –concluyeron desde Senasa– recomendamos no recolectar moluscos en las playas para luego consumirlos en el hogar, no adquirir preparaciones elaboradas con mariscos en puestos callejeros o sin habilitación oficial, no comprar mariscos frescos ‘al pie del barco’, en escolleras, o los que puedan ofrecer pescadores artesanales”.