Raquel Vivanco preside el Observatorio Ahora que sí nos ven que lleva un registro de femicidios en la Argentina. Su militancia se profundizó después de 2015, con la marcha Ni Una Menos que marcó un hito en la lucha de las mujeres argentinas. “A partir de ese momentos, los reclamos históricos de que no nos maten cobraron masividad en el conjunto de la sociedad”, analiza Vivanco en diálogo con Tiempo Argentino.

–En estos años se consolidó el movimiento pero qué pasó con la agenda del Estado en materia de igualdad de género?

–Después de las marchas de Ni Una Menos, durante el gobierno de Mauricio Macri llevamos adelante tres paros de mujeres para visibilizar las condiciones de precariedad de nuestras vidas en relación al trabajo no visibilizado y no remunerado del hogar, puertas adentro. El movimiento de ese entonces fue la semilla de la marea verde que conquistó no sólo la media sanción en diputados sino la despenalización social del aborto. Estos reclamos tienen su correlato, si bien logramos instalarlo en estos terrenos ni el Estado ni los tres poderes asumieron como propias esta agenda a la hora de pensar políticas públicas. El Ejecutivo destina un presupuesto irrisorio al Instituto Nacional de las Mujeres, desde el órgano de la aplicación de la ley 26485 para citar un ejemplo. Ese presupuesto este año equivale a $11 por mujer y para el 2020 representa un 19.85$. Así se evidencia la falta de prioridad en el abordaje de garantizar a las mujeres una vida sin violencia.

–¿Cómo funciona la justicia en este punto?

–Y la Justicia sigue sin incorporar la perspectiva de género por lo que es deficitaria la manera en la que abordan los reclamos de las mujeres. Se evidencia con las cifras: este año el 16% de los femicidios cometidos durante fueron contra mujeres que habían denunciado a sus agresores. Hay muchas faltas en relación a políticas públicas que prevén leyes vigentes y que el Estado debiera impulsar y no lo está haciendo. Una de ellas es garantizar el patrocinio gratuito a las mujeres que se encuentran en situación de violencia. También la falta de políticas destinadas a fomentar la autonomía económica de las mujeres en contextos de crisis como el que estamos viviendo, donde las más afectadas somos las mujeres y las diversidades.

–¿Qué conquistas se dieron dentro del ámbito de la educación en lo que respecta a la temática de género?

Sabemos que no se está implementando la ley de Educación Sexual Integral en varios establecimientos educativos del país, esto tiene que ver con que en algunas provincias todavía prevalecen miradas o creencias religiosas de los gobernantes por sobre los derechos de las niñas, niños y adolescentes, con lo cual esa ley que es determinante para la transformación cultural y para prevenir noviazgos violentos, situaciones de abuso o violencia de cualquier otro tipo no está puesta en marcha. Decimos que la educación es clave porque desde allí vamos a poder avanzar en un cambio cultural para vivir en una sociedad más justa y más equitativa.

–Cuál es el trabajo que efectúa el observatorio Ahora que si nos ven en el caso de los femicidios

–Nuestras fuentes, a partir de la cual construimos las estadísticas de femicidios, son los medios gráficos y digitales del país. Son más de 130 medios que venimos observando y a partir de ahí construimos nuestros datos. Sabemos que es un subregistro porque no todos aparecen publicados en los medios de comunicación. Al no haber un registro unificado, este trabajo contribuye a visibilizar la problemática de la mano de denunciar la falta de responsabilidad y abordaje de quienes tienen las respuestas políticas.

-¿En qué se avanzó en los sindicatos de trabajadoras y trabajadores?

–Hay muchas compañeras muy comprometidas aunque todavía ni siquiera se garantiza la ley de cupo sindical. Es decir que ni siquiera están representadas de manera paritaria en sus propios sindicatos a pesar de la masiva participación de ellas en esos espacios. Creo que como parte de este reclamo de hacer visible la participación de las mujeres se crearon muchas secretarías de género pero terminaron siendo lugares de contención y nada más.

–Se dieron a conocer las cifras de embarazo adolescentes y son altísimas, ¿cómo analizás este incremento?

–Empezamos a ver una realidad que siempre existió: los abusos de las niñas en nuestro país, que por muchos motivos pueden haber permanecidos ocultos o invisibles. Esto es consecuencia de prácticas naturalizadas, situaciones silenciadas y la ausencia de un Estado que no garantiza ni siquiera la prevención a través de las leyes. Lo ideal sería que estas niñas pudieran tener elementos para que no sucedan estos casos. Hay que tener en cuenta que muchas de ellas ni siquiera tienen garantizado el derecho a ir a la escuela, y en algunos casos ni al de alimentarse. Atravesamos una situación compleja a nivel estructural al que este gobierno de Mauricio Macri agravó profundamente.

–Y cuál es la mirada hacia el futuro, ¿qué se proyecta?

–Expectativa y optimismo, a pesar de esta situación de catástrofe social que a las mujeres nos ponen en un lugar complejo. En unas semanas tenemos la posibilidad de que se vaya este gobierno que nada ha hecho por nuestros derechos pero sí apuesto a una renovación a nivel política del Estado donde considero que el espacio de Frente de Todes va a poder incorporar un ministerio de la igualdad. Deposito expectativas allí ya que cambie el tinte de un gobierno neoliberal a un nuevo gobierno nacional y popular ya nos da más beneficio. Un gobierno insensible con la pobreza, nada nuevo puede traerles a las mujeres.