A punto de cumplir 55 años con la profesión, Carlos Aznarez tiene para festejar. En estos días celebró los 30 años de Resumen Latinoamericano, un proyecto editorial que nació en el exilio, en 1978, tuvo un impasse de diez años, entre 1983 y 1993, y volvió como respuesta a aquella famosa frase del nipo-estadounidense Francis Fukuyama de que habían muerto las ideologías. Volvió para mostrar a Hugo Chávez cuando nadie aún lo conocía y recién había salido de la prisión por el levantamiento de 1992 y para contar quiénes eran los zapatistas. Desde sus primeros pasos junto al cura Leonardo Castellani y Rodolfo Walsh hasta la producción de documentales como Cubanas. Mujeres en Revolución y las versiones en papel, digital, radio y tevé de su publicación en varios países e idiomas, de todo habla en esta charla con Tiempo.


-Hablemos un poco de la historia de Resumen

– En 1979 un grupo de compañeros que estábamos en Madrid nos damos cuenta de que había que reforzar la batalla informativa contra la dictadura, lo que los militaress llamaban “campaña antiargentina”. Así, nos planteamos una publicación en el marco de lo que se llamó el Club para la Recuperación Democrática Argentina, que era uno de los tantos núcleos que había en el exilio, como la Casa Argentina, el Centro Argentino. Allí nos juntábamos ex Montoneros, ex Erp, ex partido comunista, socialistas, un montón de gente que pensábamos la idea del retorno a la Argentina pero también debatíamos sobre lo que nos había pasado, hacíamos debates. Esta revista quincenal se llamaba Resumen del Actualidad Argentina y Latinoamericana, ahí escribían Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Osvaldo Bayer, Osvaldo Soriano, Luis Politti, el actor, que después murió, Rodolfo Kuhn, el director de cine, el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, una cantidad importante de compañeros no solo exiliados en España sino en otros países. La revista tenía en las primeras páginas un informe sobre las acciones de la dictadura contra nuestros pueblos y las acciones de la resistencia. Eso se leía mucho porque era información del día a día. Yo era coordinador pero no había director y no poníamos los nombres no solo por una cuestión de seguridad -aunque todos sabían quienes éramos- sino porque era de carácter asambleario y lo hacíamos muchos, era un trabajo colectivo. Duramos hasta el número 100, en noviembre del 83 cuando ya muchos de nosotros decidimos volver. En ese número especial escribieron todos, hasta Jacobo Timerman, que andaba por allá. En Argentina cada uno se insertó en diferentes trabajos en prensa y estuvimos diez años sin salir.

-¿Creyeron que no hacía falta?

-Estábamos muy metidos en otro tipo de publicaciones, algunos para sobrevivir y otros porque nos habíamos volcado a otros proyectos alternativos también. La vuelta en alguna medida nos dispersó. En el 93 hay dos hechos que nos llevan a plantearnos volver. Uno es que Francis Fukuyama dice que se había terminado la historia y que había que cajonear las utopías, que habíamos fracasado estrepitosamente los de los 70 y que venía una etapa en que esos principios de revolución y lucha y principios del socialismo ya no tenían sentido. Cuando nacemos en el 93 como Resumen Latinoamericano nos pegamos fuertemente a un fenómeno que a la izquierda latinoamericana le costó mucho entender, que fue Hugo Chávez. Ya se había producido el levantamiento de 1992, el Caracazo del 89 y Chávez estaba preso. Empezamos a sacar información sobre él, a darlo a conocer. Hablábamos de Cavallo y de Hugo Chávez. En el 94 Chávez va a Cuba y fuimos a cubrir eso. Informamos sobre la charla magistral que dio en la Universidad de La Habana en la que anuncia casi al detalle todo lo que iba a hacer cinco años después. 

Otro fenómeno se produce el 1 de enero del 94, cuando los zapatistas se levantan en México contra el acuerdo del NAFTA.  Ellos pegan un grito casi dirigido a Fukuyama, “aquí estamos”. Yo estuve en el 94, en el 95 en la Convención Nacional Indígena. Resumen empezó a crecer, con una edición acá y otra europea.

-Aclaremos, era una edición en papel, porque no había otra cosa.

-Exactamente. Salíamos mensualmente porque no nos daba para más, aunque comenzamos a crear corresponsalías en cada uno de los países.

-¿Cómo se financiaban?

-En ese momento Europa no estaba en la catástrofe económica que está hoy, y los suscriptores de la edición europea ayudaba a financiar la edición local. El planteo era ese, «con esta suscripción usted puede ayudar a financiar otra edición». En Europa llegamos a tirar 25 mil ejemplares. Y teníamos anuncios publicitarios, después aparecieron las presiones para cambiar la línea editorial.

-¿Quiénes publicitaban?

-Por ejemplo Aerolíneas, gremios de acá y de Europa, aunque todo eso se fue cayendo luego. Siempre tuvimos la idea de que había que tener más ediciones latinoamericanas. Con el crecimiento empezó a aparecer el tema de la radio y le televisión, (Metro primero y luego Argentina Satelital en TV, y la radio de las Madres y ahora en La Tribu) ahora salimos en 124 radios de todo el país y en Latinoamérica. Después vino el portal web y el diario digital que llega a miles de suscriptores por mail. Somos un holding de pobres que cumple el rol de llevar la información a mucha gente. Ahora que cumplimos 30 años mucha gente nos escribió para decirnos que desde Europa por ejemplo se levantan a la mañana y se informan a través de nosotros. En esta segunda etapa tuvimos también otro cambio de nombre. Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo. Agrupamos  Palestina, Kurdistán, le hemos dado mucha bola a las naciones sin estado, Irlanda, el País Vasco. Tenemos ediciones en papel en Argentina, Uruguay, Cuba, Venezuela, Perú, Estados Unidos en inglés y ahora vamos a sacar una edición en portugués para Brasil.  Tuvimos una edición en Italia que se cayó por temas económicos, porque la idea es que cada edición se tiene que autofinanciar. Mandamos un PDF y cada uno tiene que buscar la forma de imprimirlo, distribuirlo y sostenerse, ese es el requisito para hacer Resumen hoy. También tenemos una edición en internet en inglés y una página, Resumen de Medio Oriente y una que se va abrir sobre en árabe.

-¿De cuánto es la tirada en papel?

-Son 70 mil ejemplares sumando todas las ediciones y se puede llegar a 100 mil si hacemos algún número especial. Seguimos apostando al papel a pesar de que  porque sabemos que para mucha gente es el medio preferido.

-¿Y visitas a la página web?

-Hemos tenido colapso sobre algunas notas, hubo 250 mil visitas en una hora con una nota sobre Álvaro Uribe y este año en una nota sobre juicios a militares por la Esma tuvimos 300 mil. El promedio es entre 25 y 30 mil diarios. Pero esto se logra con el tiempo, por eso los 30 años pesan. Empezamos con una revistita de 12 páginas y ahora hemos sacado números de 48 páginas. A veces les decimos a estudiantes de periodismo que esto no se hace de un día para otro, hay que apostar a la continuidad. El tema económico pesa, pero también la decisión de seguir. Nosotros en Resumen hacemos un periodismo que quiere ser heredero del periodismo que hacía Rodolfo Walsh.

-¿Cómo lo conociste a Walsh?

-Yo comencé haciendo notas sobre teatro en una publicación que hacía el padre Castellani, un personaje controvertido pero interesantísimo. Fue el único que se plantó frente a Videla – con (Ernesto) Sábato al lado que no dijo una palabra- para denunciar la desaparición de Haroldo Conti. Luego publiqué una revista que se llamaba Reseña Sindical, yo estaba muy ligado a ese mundo ya militaba en el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP). Así llegué a la CGT de los Argentinos y conocí a Walsh el día del acto de lanzamiento de esa central. Se había quedado sin pilas en el grabador, vio que yo tenía uno y cuando hablaba Raimundo Ongaro me dijo «grabá esto que va a ser histórico». Al otro día le lleve la nota y ahí, me ofreció colaborar.  Después estuve en otros medios, hasta que llegamos a ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), donde se hicieron cosas muy importantes. Con el tiempo nos vamos dando cuenta de lo que significó ANCLA. Él decía que ser periodista en tiempos difíciles no es lo mismo que en tiempos de laxitud, cuando el sol brilla para todos.  En ese sentido la idea es recoger esas enseñanzas y apostar a perforar el discurso único.