“Vamos a seguir luchando hasta que el último genocida esté preso”, se escucha desde el parlante ubicado en la vereda de Casa de Gobierno de Tucumán el viernes por la tarde luego de que se diera a conocer la sentencia del juicio por la megacausa del Operativo Independencia. 

Frente a los parlantes, Roberto Giambastiani y Sara Carrizo están de la mano. En los ojos de ella quedan algunas lágrimas de emoción y de bronca y tal vez de alivio. En los de él calma y la certeza de tener que seguir luchando. Sentimientos encontrados como sucedió con mucha gente en esa atípica tarde en un septiembre tucumano, cuando, de 17 imputados, se dictaron  6 condenas a perpetua, cuatro a penas menores y siete absoluciones.

Ellos viven en Francia donde se exiliaron en noviembre de 1975, luego de haber sufrido en carne propia la violencia del terrorismo de Estado previo a la dictadura militar. 

Era un 22 de marzo de 1975 cuando en la fiesta de casamiento del hermano de Sara irrumpió una “horda de civiles, policías y militares” cortaron la fiesta, detuvieron los invitados, comieron, bebieron, se llevaron los regalos y secuestraron a siete hombres y a cinco mujeres. Uno de esos hombres era Roberto y una de esas mujeres era Sara. A él se lo llevaron la Escuelita de Famaillá donde sufrió todo tipo de torturas durante casi un mes y luego  fue liberado. Ella fue secuestrada en su propia casa donde además de golpes y abusos sufrió robos. 

Cuando Roberto salió de la Escuelita decidieron irse del país y hoy viven en Francia. El año pasado aceptaron venir a declarar en la causa y en agosto volvieron a la provincia para asistir a la sentencia del fallo. 

Tres horas después, la pareja repasa y de algún modo trata de explicar el motivo de un fallo que debió ser ejemplificador. “Un poco me lo veía venir”, dice a Tiempo Roberto. “El otro punto es que hasta hoy no estaba reconocido por ningún juicio el terrorismo del Operativo Independencia”, agrega Sara. 

–¿Qué sensación tienen después de este fallo?

Sara Giambastiani: –Tengo una doble sensación. Por un lado porque pudimos cerrar el círculo, fue como cerrar la puerta del cajón que habías abierto. Por otro lado, estoy bastante desilusionada por el fallo. Esperaba que fuera contundente, porque el Operativo Independencia fue tan importante… Esperaba además más participación ciudadana. 

Roberto Giambastiani: –El año pasado vinimos a declarar y nos pusimos como objetivo venir a compartir con la gente este momento. Esperaba algo mejor pero no me sorprende tanto viendo las condiciones en la que está el país. Estoy contento de estar acá pero desilusionado del resultado, al mismo tiempo con ganas de seguir, no bajar los brazos. 

–Como fue el momento de las declaraciones, ¿cómo lo recuerdan?

RG: –Para mí fue muy sanador porque estuve más de cuarenta años esperando que pase algo, fue muy importante cerrar el ciclo, ese pedacito de la vida. Estar ahí frente a estos asesinos fue un momento de gran intensidad emotiva por todo lo que significa también subirse a la maquinita del tiempo y volver 40 años atrás. Me sentí muy bien al salir, la mochila que venía cargando se la dejé a ellos, para mí fue un alivio, esa noche dormí como bebé, cosa que no sucedía las noches previas a la declaración

SG: –En mi caso fue revelador, porque yo no estuve en la Escuelita de Famaillá. A mí me llevaron a mi casa, donde hubo mucha violencia sexual y golpes, saquearon el lugar donde vivía y me dejaron ahí. Yo siempre pensé que las víctimas reales eran sólo los torturados y los desaparecidos, pero cuando me convocaron como víctima tomé conciencia de que yo también lo era y que antes no me ponía en esa posición. Cuando tuve que venir a hablar en el juicio ahí entendí que yo había sido víctima de un secuestro, golpes, maltratos, abusos, privación de la libertad. Esa fue mi reivindicación, me sucedió que en el momento de hablar saqué el tema del exilio como una forma de tortura, porque yo no quería irme de acá. Ese testimonio fue revelador para mí. 

–¿Por qué creen que se eligió Tucumán como antesala del golpe militar?

RG: –Tucumán era en ese momento un centro de efervescencia muy grande para el país. Era un centro de cultura y de política, y eso generó la fuerte represión en la provincia para aniquilar todo. Estaba fresquito todavía el cierre de los ingenios, el tucumanazo… El primer delito ya era ser joven, eso levantaba sospechas, más si tenías el pelo largo, eras músico, eso te designaba como posible subversivo. 

–Que este fallo haya hablado de delito de lesa humanidad ¿hace pensar en una construcción en Tucumán?

SG: –Sería lo ideal pero yo no he visto a la sociedad tucumana implicada en esto, espero que los militantes y la gente sensible puedan difundir cómo pasó. Pero mientras seamos sólo nosotros los que sabemos lo que pasó… Mientras La Gaceta sea el único diario y no transmita lo que tendría que transmitir, no sé cómo se puede llegar a que la gente se entere de lo que ha sucedido.  «

Lo que dejó la sentencia

Después de haberse dado a conocer la sentencia, los fiscales querellantes dialogaron con Tiempo Argentino y coincidieron en que el fallo demuestra que el Operativo Independencia formó parte del plan sistemático represivo ejecutado por el Estado, y que todos los ilícitos cometidos durante ese período que abarcó desde febrero de 1975 hasta marzo de 1976 son considerados delitos de lesa humanidad.

“Es determinante que la justicia entienda de manera colectiva y unívoca como de lesa humanidad estos hechos cometidos antes del 24 de marzo. Hemos tenido muchas víctimas del interior de la provincia cosa que no vimos antes en estos procesos. En ese sentido, este juicio significa una reparación para las víctimas y eso es algo que siempre rescatamos. Si algún familiar se siente reparado por la justicia eso en sí ya es un logro de este proceso y de esta democracia que tenemos con las falencias y con lo que todavía falta»,  dijo la doctora Julia Vitar al finalizar el juicio.

Por su parte, Rodrigo Scrocchi querellante por la Asociación Memoria, Verdad y Justicia de Santiago del Estero, destacó, “la sentencia fundamentalmente es especial para el interior tucumano donde se han movido muchas fibras, espero que a partir de acá se genere algo positivo y aumente esa movilización en el sur tucumano”.

Ambos abogados coincidieron en que una vez que accedan a los fundamentos de la sentencia se abrirá una nueva etapa en esta megacausa.

El juicio por el Operativo Independencia en números:

16 víctimas asesinadas.

144 secuestrados y liberados posteriormente.

133 detenidos desaparecidos.

9 detenidos desaparecidos identificados en el Pozo de Vargas.

2 detenidos desaparecidos identificados en el Cementerio del Norte.

147 casos fueron secuestros en el domicilio.

30 en la vía pública.

271 víctimas.

455 testigos.

88 jornadas de audiencias de debate.

8 inspecciones oculares.

17 imputados.

7 absoluciones.

6 prisiones perpetuas.