Entre medidas extremas como el “cierre de fronteras” y la laxitud absoluta del reclamo de la oposición de dejar entrar a todos los “varados”, el Gobierno nacional eligió poner cupos al ingreso de viajeros, pero la porosidad de esa medida, sujeta al control epidemiológico de cada jurisdicción en un país federal, funcionó durante un tiempo pero, con el ingreso definitivo de Delta, reveló sus límites. Es lo que sostiene Rodrigo Quiroga, doctor en Ciencias Químicas, investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, uno de los científicos que ha marcado desde las redes el seguimiento de la pandemia, y que habla desde una provincia en donde la nueva variante empieza a hacer eclosión.

– ¿Hubo dificultades técnicas en las medidas de control a los viajeros que llegan desde el exterior?

–El Gobierno nacional se desligó del problema delegando en cada provincia la responsabilidad de controlar y hacer cumplir el aislamiento de quienes regresaban al país. Lo que sucedió es que muy pocas jurisdicciones respetaron las medidas ordenadas por Nación. Un ejemplo fue la Provincia de Buenos Aires, que decidió aislar en hoteles a los viajeros, pero el resto de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires decidieron que el aislamiento lo hicieran en sus domicilios, no realizaron ningún tipo de control y muy poca gente lo cumplió. Y es por eso que nosotros insistimos varias veces con el aislamiento en los hoteles, para demorar y minimizar el ingreso de la nueva variante. Por dos razones: primero, porque nos da tiempo para seguir vacunando y lograr así que las personas que se contagian no fallezcan; y después, para acercarnos lo más posible a las altas temperaturas o al verano, porque actividades al aire libre significan menor cantidad de contagios.

–¿Apelar a la responsabilidad individual fue un error por parte de algunas jurisdicciones?

–Quedó claro una y otra vez que no se puede apelar a esa responsabilidad porque la mayoría no cumple. Mucha gente cree que lo que importa es el número de casos, y eso no es lo importante. Cuando uno trae desde afuera casos de la misma variante que ya circula en el país, eso no importa, pero cuando trae una variante mucho más contagiosa, se gesta una nueva pandemia. Es por eso que los controles son tan necesarios. Fueron la clave del éxito de Nueva Zelanda, de Australia, de Vietnam. No queda ninguna duda de que apelar a la responsabilidad individual fue un error.

–¿Delta va a generar una nueva pandemia?

–Sí, sobre todo en las personas que aún no están vacunadas. Es lo que está pasando en el Reino Unido y en particular en EE UU. Allí, en los Estados donde la tasa de vacunación es muy baja (un dato relevante: coinciden donde hubo una importante cantidad de votos para Trump en las últimas elecciones) tienen una situación muy complicada y la nueva ola podría ser devastadora en cuanto a fallecimientos e internación.

–¿Qué responsabilidad adjudicás a los discursos antivacunas en esta situación?

–Sin lugar a dudas, ha habido responsabilidad de muchos políticos y de los medios, pero también de la Justicia, que en la Ciudad falló contra un DNU sanitario. Desde luego, de las personas que no respetan las medidas, y también de muchos médicos y científicos.  «