Tras años de desinterés, y luego de que sus legisladores (tanto diputados como senadores) se opusieran a la legalización del aborto, el gobierno de San Juan avanza con la implementación de la Educación Sexual Integral en los establecimientos educativos de la provincia. Desde los colectivos feministas advierten que la formación de los docentes quedará en manos de la Iglesia.

La Ley 26.150 fue sancionada en 2006 y debía ser aplicada de manera progresiva en un plazo máximo de cuatro años. Ya pasaron doce y eso no ocurrió en gran parte del país. El punto de inflexión en algunas provincias como San Juan se dio después del rechazo de la norma que buscaba legalizar el aborto y evitar así que continuaran muriendo mujeres en clandestinidad.

Ante la presión de los sectores más progresistas de la provincia, el propio gobernador, Sergio Uñac, se hizo cargo de la desidia y adelantó que el próximo año todas las escuelas y los colegios sanjuaninos contarán con la materia Educación Sexual Integral. El problema surgió cuando se supo que quienes dictarán las clases serán aquellos docentes que se hayan formado bajo los cánones establecidos por la Universidad Católica de Cuyo.

“El gobierno no tiene diálogo con las organizaciones feministas ni con ninguna otra que busque ampliar derechos respecto a la diversidad sexual”, se quejó, consultada por Tiempo, Dolores Córdoba, del Colectivo Ni Una Menos de San Juan, quien reconoció que recientemente distintas organizaciones de Derechos Humanos debatieron esta problemática con “funcionarios de décima línea del Ministerio de Educación, a quienes le trasmitimos nuestra preocupación por el tratamiento que se le dará a la diversidad sexual en ese postítulo. Además, puntualizamos que el mismo estará a cargo de la Escuela de La Sagrada Familia”.

Córdoba refirió que “la Escuela de La Sagrada Familia es una institución que por lo menos hasta el año pasado dependía de la Universidad Católica de Cuyo”. En rigor, el año pasado esa Casa de Altos Estudios ofreció la Diplomatura Universitaria en Educación Sexual Integral destinada a docentes de Nivel Inicial Primario y Secundario. El curso costaba 600 pesos mensuales y se llevó adelante todos los sábados (cuatro horas) de septiembre a diciembre.

“El objetivo es ofrecer conocimientos científicos actualizados, herramientas y experiencias que permitan la construcción de una sexualidad integral, abordando desde diversas miradas la temática propuesta, para finalizar con un proyecto que será guiado y acompañado por tutores que propone la misma diplomatura y será presentado en las respectivas instituciones educativas”, según precisaba el año pasado la web de la universidad.

Para este año, plantearon una iniciativa similar: un postítulo, que se cursa de manera semiprensencial (clases virtuales y de apoyo), dirigido a docentes de todas las modalidades y a catequistas, preceptores, auxiliares, tutores, integrantes de equipos técnicos, de apoyo y orientación. El mismo cuesta 800 pesos.

“Se enseñará que la sexualidad tiene diferentes dimensiones. Se explicará que la sexualidad tiene el objetivo de dar vida, pero que también implica placer. Implica tener un vínculo con otra persona. Traemos la imagen de que lo relacionado a la sexualidad es feo o malo, al contrario queremos mostrar que es importante y que nos permite vincularnos con lo más íntimo de la otra persona. Se busca enseñar respeto, cuidado y que se valore la sexualidad como algo importante y no como algo vulgar», indicó Graciela Arica, la directora de la Escuela de la Familia, al ser consultada por el Diario de Cuyo.

“No podemos obviar –aseguró Córdoba- que la decana de Derecho de la Universidad Católica de Cuyo, Miryan Andújar, es la coordinadora de la Diplomatura. Es una de las máximas referentes antiaborto y anti matrimonio igualitario del país. Es vocera de la iglesia católica. Dudo que respete los lineamientos curriculares que establece la Ley”.

En efecto, la abogada Andújar se expresó sobre el “derecho a decidir de la mujer. Soy libre si me domino y soy dueña de mis actos. La substancia es la persona, la libertad es un accidente de tercer grado. La libertad no es un fin en sí misma y hoy se la presenta como una meta. La mujer, tras ser violada, no merma en lo esencial. Lo mismo podemos trasvasar al niño, que tiene un movimiento innato, espontáneo y que autogestiona”, concluyó la decana en medio del debate en Comisiones de Diputados por la legalización del aborto.