El asma afecta a más de 340 millones de personas en todo el mundo. En la Argentina, cerca de 3.8 millones de personas presentan esta enfermedad. En la Semana Mundial del Asma –que comienza este lunes- la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) advierte que uno de cada tres afectados en el país no tiene su asma controlada, pese a que si se garantizara el acceso a los tratamientos y controles podrían llevar una vida sin síntomas.

“Esta es una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones (los bronquios). Los síntomas más habituales son falta de aire, sensación de pecho cerrado, tos y silbidos; pueden manifestarse varias veces al día o a la semana, y en algunos casos empeoran durante la actividad física o por la noche”, explicó Walter Mattarucco, médico neumonólogo, Coordinador de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas de la AAMR.

Si bien la causa del asma no es conocida, sí se sabe cuáles son los mecanismos que generan la inflamación. Además de la predisposición genética, diversos factores en la vida cotidiana y, sobre todo, en la infancia generan una mayor propensión y contribuyen a la falta de control. La exposición hogareña a alérgenos, humos (de cigarrillo y/o de leña), la contaminación ambiental y las infecciones virales pueden colaborar en el posterior desarrollo de asma, sobre todo si estos factores se dan en los primeros tres años de vida. En muchos casos, se trata de cuestiones evitables y que afectan, en mayor medida, a poblaciones con bajos recursos socioeconómicos.

“Todos los pacientes con asma requieren un tratamiento adecuado con el fin de tener la mejor calidad de vida posible, buen rendimiento laboral o escolar y evitar las consultas recurrentes a guardias o internaciones por su enfermedad”, señaló Mattarucco. De hecho, se estima que hay ausentismo escolar en aproximadamente el 60% de niños asmáticos y una pérdida de productividad laboral promedio del 35%. “Nuestro objetivo en el consultorio cuando recibimos a una persona que vive con asma es lograr que se sienta bien, que no tenga síntomas, que acceda a la misma calidad de vida de otra que no vive con asma y desarrolle las actividades de la vida diaria sin limitaciones”, añadió el profesional.

En el marco de esta Semana del Asma, la Iniciativa Global para el Asma (GINA) apunta a “achicar la brecha en asma”: apuntar a la equidad en cuestiones como “proporcionar acceso al diagnóstico y tratamiento a los diferentes grupos socio-económicos, étnicos y etarios, tanto en países desarrollados o aquellos con diversas carencias”; “obtener la interacción entre todos los niveles de atención de la salud (primerio-secundario-terciario), abarcando todas las severidades” y “proveer material educativo-informativo a pacientes con asma para que los mismos se conviertan en decisores en su tratamiento”.

Otro punto, del que la AAMR también se hace eco, se enfoca en la educación del personal de salud “para darle importancia a la patología, como a otras, sobre todo en lo referente a adherencia, uso de inhaladores, detección de exacerbaciones”. Sobre este asunto, las entidades especializadas advierten que es importante porque “existe en la población general y también en algunos trabajadores de la salud el concepto de que el asma es una enfermedad crónica únicamente”.

“En todo el mundo existen diferencias en lo que refiere a la información, diagnóstico y tratamiento del asma. Por lo tanto, incentivamos la participación de los pacientes como decisores importantes en el manejo de su patología y de la difusión de sus vivencias como manera de contribuir a achicar las brechas en asma”, concluyeron desde la AAMR.