En medio de la crisis económica y política que transita Chubut, las y los docentes de la provincia llevan adelante desde el miércoles 30 de mayo una ocupación pacífica del Ministerio de Educación. La medida atraviesa el séptimo día, en reclamo de la apertura de las paritarias, que debían haber comenzado hace siete meses, y la regularización del pago de los salarios.

Nadia Soto, una de las tres voceras elegidas en asamblea por los docentes que se encuentran en el lugar, explicó a Tiempo “hubo un intento de parte del gobierno provincial de criminalizar la medida. Se dijo que nosotros tenemos de rehenes a nuestros alumnos, cuando hay grupos de padres autoconvocados que nos apoyan y acompañan”. Agregó que los sueldos de los maestros chubutenses “están congelados desde el mes de octubre del 2017, y venimos cobrando con la modalidad de pago escalonados, con atrasos de entre diez días y un mes”, lo cual impacta fuertemente en la economía familiar de los docentes.

Días atrás, un grupo de maestros que protestaba frente a la Legislatura chubutense decidió ir hacia el Ministerio de Educación para presentar un petitorio a la ministra Graciela Cigudosa. La funcionaria respondió que no podía garantizar nada de lo que se reclamaba, en ese marco se decidió la toma pacífica del lugar. La medida es avalada por la Asociación Trabajadores de la Educación de Chubut (ATEch). 

Desde el mes de marzo, el ciclo escolar se inició con paros, marchas y manifestaciones. Se instaló una carpa a metros del despacho del gobernador Mariano Arcioni (sucesor del fallecido Mario Das Neves), pero hasta el momento no hubo respuestas concretas. En rigor, el único gesto de las autoridades provinciales fue persecutorio, cuando en abril, tras el fallecimiento de un policía, descompensado durante una manifestación, inició causas penales contra los principales dirigentes de la Mesa de Unidad Sindical.

Las y los trabajadores de la educación reclaman asimismo la regularización de la obra social de los estatales, SEROS Chubut, que en lo que va del año funcionó de manera intermitente, “porque no le estaban pagando a los médicos –explica Soto-, durante semanas hubo corte de prestaciones en hospitales y farmacias”.

Respecto de la no acreditación de los pagos a los trabajadores del ministerio, los docentes responsabilizan a las autoridades, “porque en ningún momento se impidió el ingreso al personal que trabaja en el ministerio, fue el gobierno el que les pidió a los empleados que no se presentaran a trabajar. Sabemos que las liquidaciones de salarios estaban hechas; en cualquier caso, las puertas del edificio están abiertas”.

La ocupación, dicen los docentes, es sostenida por la solidaridad de personas que se acercaron al lugar y facilitaron comida, abrigo y elementos de higiene. “Con la comunidad no tenemos más que palabras de agradecimiento”, dice Nadia Soto. Durante toda la semana, muchos docentes y no docentes han permanecido pernoctando en espacios no calefaccionados con una sensación térmica de hasta -8°C.

El enorme acompañamiento de la comunidad demuestra que, lejos de tratarse del conflicto gremial de un sector, el genuino reclamo de los trabajadores y trabajadoras de la educación se inscribe en una crisis generalizada del aparato estatal chubutense. La inmimencia de cortes de ruta en los principales accesos a las ciudades de Rawson, Puerto Madryn y Esquel agregará mayor presión a la gestión de Arcioni.