Somos un movimiento ciudadano colectivo, no institucional, no político partidario e impulsado por mujeres feministas indignadas y hartas de la creciente situación de violencia machista y feminicida contra las mujeres y niñas en Bolivia, cuya máxima y más dramática expresión es la ola de feminicidios que está viviendo nuestro país.

Condenamos la impunidad reinante en el sistema judicial, los graves problemas cotidianos de acceso a la justicia por parte de las sobrevivientes y de las familias de las mujeres asesinadas por la violencia feminicida y la impasibilidad de una sociedad que no sale a la calle a gritar por las mujeres asesinadas y por las desigualdades existentes en razón de género.

Desde #NiUnaMenosBolivia queremos denunciar la persistente situación de explotación y subordinación de las mujeres en nuestro país porque, aunque el Artículo 338 de la Constitución Política del Estado reconoce textualmente “el valor económico del trabajo del hogar como fuente de riqueza y deberá cuantificarse en las Cuentas Públicas”, el trabajo doméstico y de cuidados que hacen las mujeres diariamente no se reconoce, ni se comparte con los hombres, ni existen servicios públicos suficientes para liberar a las mujeres de esta carga reproductiva no valorada ni cuantificada. En nuestro país, las mujeres suelen acceder a trabajos de menor calidad y peor remunerados que los hombres; por ello, se puede deducir que los hogares encabezados por mujeres son más pobres que los encabezados por hombres.

En Bolivia, la brecha de ingreso salarial entre mujeres y hombres teniendo en cuenta su tipo de ocupación principal sigue siendo superior al 20%. Además, la migración laboral femenina, sustentada en la reproducción y la explotación de las desigualdades de género por parte del capitalismo global, ha ido en aumento en los últimos años. La feminización de las migraciones, fenómeno con el que se conoce al incremento absoluto en la proporción de mujeres migrantes, propicia que estas se inserten en los sectores del servicio doméstico, agricultura y manufactura textil como tendencias predominantes en los países de acogida, sectores peor pagados y sumidos en la informalidad.

Las mujeres siguen sufriendo una evidente desigualdad en el acceso a los medios y los factores de la producción, cuando es bien sabido que una de las mayores trabas que obstaculizan el aumento de la productividad agrícola y de los ingresos para las mujeres indígenas y campesinas es la falta de seguridad en la tenencia de sus tierras.

En Bolivia, uno de los países con más altos índices de violencia sexual y física, las mujeres seguimos siendo maltratadas, violentadas y asesinadas con el beneplácito de la sociedad en su conjunto y con la inamovilidad del Estado para proteger a sus ciudadanas.

Por todo ello y por mucho más, #NiUnaMenosBolivia se suma al Paro Internacional de Mujeres convocado en decenas de países de América Latina, Europa, Asia y África. Llamamos a la ciudadanía en general y a las mujeres en particular a dos acciones de protesta y denuncia como parte de la movilización mundial en la ciudad de La Paz. ¡Ni una menos! ¡Vivas nos queremos!

Visitá la web especial de Tiempo sobre el Paro Internacional de Mujeres.