Carolina Fabrizio envía a su hija a la Escuela N° 2 DE 7 Francisco D. Herrera, del barrio de Villa Crespo. Eligió una escuela de jornada simple para poder acomodar sus horarios laborales y mantener una organización estable en su familia. «Fue la única manera que encontramos para que yo pueda trabajar y mi hija sostenga sus estudios», explica a Tiempo. De un momento a otro, sin consulta previa, la dirección de esa escuela recibió la notificación del Ministerio de Educación porteño: el establecimiento pasará de jornada simple a jornada completa. No es el único colegio. Son más de 30 que serán transformados (algunas como prueba piloto ya arrancarán el mes que viene), sin que la medida haya sido acompañada por una mayor inversión educativa. Las familias que no puedan adaptarse deberán aceptar el traslado a otra escuela.

“»Esta modalidad no sólo nos desorganiza a todas las familias sino que en la infraestructura de la escuela es impracticable la doble jornada: no tiene comedor propio ni cocina, no entran todos los chicos de ambos turnos en una jornada completa, y además cambian el proyecto institucional arbitrariamente de un momento a otro sin haberlo consultado con las familias que elegimos jornada simple», detalla Fabrizio.

Semanas atrás, Nación propuso que todas las primarias del país agreguen una hora diaria de clases con el objetivo de recuperar contenidos. Para eso repartió más de $18 mil millones a las provincias. CABA, para diferenciarse de la cartera nacional, propuso un pase compulsivo a jornada completa. La decisión se enmarca en un conjunto de medidas educativas de tinte electoralistas, como fue la prohibición del lenguaje inclusivo o el quite de planes sociales a quienes no asistan a clases. En este caso, desorganiza la vida de miles de vecinos y vecinas. Según cifras oficiales de la Ciudad, de las 465 primarias públicas en el distrito, el 60% tiene ocho horas de clase. El objetivo es sumar a 30 escuelas más a la jornada completa.

Las familias eligen una escuela de jornada simple por diversos motivos: organización, jornada laboral, o para complementarla con otras actividades a contraturno, desde tratamientos médicos hasta clases deportivas o culturales que ya no podrían sostener por el horario. Remarcan que una cosa es agregar una hora más de estudio por día, y otra es imponerles cuatro horas más de clases por jornada a cientos de miles de chicos que ya tienen armada su agenda diaria.

En la Escuela Primaria Común N° 14 Enrique G. Parker de Caballito ocurrió lo mismo. En la primera semana de agosto Aldo Della Rocca fue notificado que el mes que viene el colegio pasará de jornada simple a completa. «Es un cambio abrupto que lo informaron en una reunión y las maestras dijeron que a ellas las obligan a cambiar. Yo les dije que mis hijos hacen varias actividades más que están por fuera del colegio: asisten a una escuela de música de la Ciudad, practican natación y fútbol», enumera. A la escuela asisten unos 400 estudiantes entre los turnos mañana y tarde que desde septiembre se unificarán. «En este lugar ni siquiera hay cocina», remata Aldo.

Laura Echeverría, su marido y su hijo, que asiste a la Escuela N° 14 «Enrique Parker» de Caballito

La medida no vino acompañada por mayor inversión. Las cifras oficiales, publicadas hace horas, indican que la Ciudad gastó $3802 millones en «Publicidad y Propaganda», más del triple del 33% que ejecutó de Infraestructura Escolar: $1064 millones sobre los $3225 millones aprobados por la Legislatura. Con esa proyección difícilmente cumpla este año todo lo proyectado, algo que suele ser constante en los presupuestos educativos del macrismo.

Tiempo se puso en contacto con el Ministerio de Educación porteño para conocer cuál será el destino de miles de chicos que no van a poder asistir a jornada completa desde septiembre ¿Los reubicarán en otro establecimiento faltando tres meses para el cierre del ciclo? No supieron responder.

Durante la entrega de boletines, un miembro del equipo de conducción de la Escuela 14 de Caballito les informó a las familias que desde septiembre pasará a jornada completa. «Yo la elegí porque tenía jornada simple. Mi hijo hace cuatro años que va a inglés dos veces por semana y los tres días restantes va a una escuela municipal de música», explica Laura Echeverría. Ante su negativa, la Dirección le aseguró que iban a reubicar a su hijo en otra escuela. «Estamos indignados con esta medida arbitraria, un apriete. Si no estás de acuerdo lo sacan a mi hijo y pierde a todos sus amigos, a su maestra, su lugar. Esto es un atropello».

Con la medida, el gobierno porteño logró que miles de familias de diferentes escuelas se conozcan, se organicen y comiencen a realizar encuentros como el de ayer en Parque Rivadavia. Una participante es Verónica Mármoli, madre de Sofía, que va a tercer grado en la Escuela Nº 24 DE 17 Presidente Dr. Roberto Marcelino Ortiz. Sus tres hijos se formaron en ese colegio que pasará a ser jornada completa. Según revela, más del 60% de las familias de ese establecimiento se declaró en contra: «Somos 215 familias y sólo 85 respondieron afirmativamente el cuestionario que envió la escuela».  «

Verónica Mármoli y su hija Sofía
La incógnita de cómo unificarán contenidos

Cuando el Gobierno Nacional propuso agregar una hora más de clase por día en escuelas primarias del país, el Ejecutivo porteño buscó diferenciarse de esa propuesta que antes veía con buenos ojos y que implementa en algunas escuelas bajo el nombre de jornada extendida. Al principio, la ministra de Educación, Soledad Acuña, dijo que usaría la partida de dinero de Nación para fortalecer las clases de apoyo que funcionan los sábados pero luego se lanzó rápidamente a la propuesta de un cambio compulsivo por las jornadas completas, sin realizar relevamientos. En la Escuela Primaria Común N° 14 Enrique G. Parker de Caballito anunciaron en agosto que pasarán a ser jornada completa, a pesar del rechazo de gran parte de la comunidad educativa. «Lo más grave es que en la reunión no supieron responder cómo van a unificar los contenidos pedagógicos anuales de una jornada simple a una completa», apunta Aldo Della Rocca, padre de alumnos.

Encuentros

Con esta imposición, el gobierno porteño logró que miles de familias de diferentes escuelas, que hasta hace pocas semanas no se conocían, se organicen y comiencen a realizar reuniones y asambleas conjuntas. Ayer se reunieron en el ombú del Parque Rivadavia con abogados de Derechos Humanos para definir un plan de acción. Entre las propuestas surgieron varias actividades y una presentación judicial que busque frenar la iniciativa. Para aunar fuerzas, invitaron a otras familias que estén en contra de la doble jornada a sumarse mediante el correo [email protected]