Un día antes de la finalización de receso invernal, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ratificó ante los gremios docentes el protocolo escolar que regirá a partir de este mismo lunes: presencialidad total y grados enteros considerados como burbujas. Claro que durante esas mismas horas aparecieron casos la variante Delta de Covid-19 en el ámbito porteño y no solo produjo el alerta en los sindicatos sino también en las esferas del gobierno nacional.

Fue el propio ministro de Educación, Nicolás Trotta, quien exhortó al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a que «reflexione y cumpla la norma» que la Ciudad acompañó en el Consejo Federal de Educación, referida al distanciamiento social en las aulas. «Estamos discutiendo supuestamente con el espacio más republicano de la Argentina si van a cumplir o no una norma que además ellos mismos votaron», enfatizó Trotta.

El ministro recordó que «acordamos una norma en el Consejo Federal de Educación de manera unánime. Son los protocolos para regresar a la presencialidad cuidada cumpliéndola en todo el territorio». Claro que agregó que «en todo caso, si hay que modificar la norma, que los especialistas lo analicen, que participen los de la Ciudad y que muestre el propio (ministro de Salud porteño Fernán) Quirós que se permite eliminar el distanciamiento físico. Si los especialistas dicen que eso es posible, yo voy a ser el principal promotor».

A su vez, remarcó que no cumplir con “la recomendación unánime de los especialistas” pone al gobierno porteño, al menos en la obligación de explicar con fundamentos científicos por qué se adopta esa decisión en contra, mucho más cuando vemos que está llegando la circulación comunitaria de la variante Delta». Consecuentemente, pidió que «a partir del diálogo y del consenso» se pueda «avanzar en una mirada única en la Argentina, porque estamos trabajando todos juntos». Finalmente recordó que «esos protocolos incluyen ventilación cruzada, uso de tapabocas y distanciamiento», puntualizando que a eso «también se comprometió la Ciudad de Buenos Aires».

Las declaraciones del ministro apuntando a Rodríguez Larreta se produjeron solo horas después de que se notificaran dos casos con la variante Delta en CABA. Todos los especialistas advertían que era muy factible que, tarde o temprano, se diera esa situación. Sin embargo, horas antes el jefe del Gobierno ratificó el regreso a clases de modo «completo». Incluso explicó que la escuela será «como era antes de la pandemia» y reafirmó que será con todos los chicos adentro del aula «sin burbujas». Volvió a pregonar: «Defendimos a fondo la presencialidad. Lo último que hay que cerrar son las escuelas». Y avanzó: «Hoy queremos ir por más».

Los gremios, desde un principio, pusieron el grito en el cielo. Por caso, el colectivo Docentes contra la Presencialidad en Pandemia se movilizó junto con la agrupación Familias por un Retorno Seguro a las Escuelas, a la espera que se postergue la apertura. Florencia Palombo, de ese espacio, expresó que “el propio ministro Quirós dijo que habrá una tercera ola, pero Larreta a contramano quiere presencialidad al 100% en aulas donde no hay condiciones para ello”. Advirtió que “con la apertura anterior se dio la segunda ola de contagios, y con esta apertura creemos que se va a favorecer la tercera”.

Sin dudas, será complicado el regreso a clases. Desde Ademys ya habían llamado a un paro para el este lunes, tanto por reclamos sanitarios como salariales. En las últimas horas, manifestaron su repudio al nuevo protocolo. El secretario general de gremio, Jorge Adaro, planteó: “Lo que cambia fundamentalmente es que dejan de existir las burbujas reducidas y empiezan a hablar de distanciamiento entre burbujas-grados. En escuelas grandes, por ejemplo en el comedor, la implementación va a ser muy difícil”.

El borrador del nuevo protocolo indica que “para el caso de docentes que participen o impartan clases en más de un grupo burbuja, se deberán extremar las medidas de seguridad, tales como mayor distanciamiento del docente respecto de los estudiantes, evitar la circulación por el aula/espacio, entre otras”. Al respecto, Adaro remarcó que “se hace muy difícil no ir por los bancos. Es casi una irrealidad el maestro o maestra a dos metros sin moverse”.

El sindicato, a su vez, alertó que el gobierno porteño define “esta vuelta como si la pandemia hubiera mágicamente desaparecido y el riesgo de contagios y muerte hubiera terminado”. Y se pregunta: “¿Cuánto se tardará en que la mitad o más de las escuelas estén nuevamente vacías por estas situaciones?”.

Por su parte, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) hizo pública una declaración en la que denuncia que Larreta vuelve a realizar  “anuncios mediáticos marketineros sin ninguna precisión, generando así confusión acerca de las medidas de cuidado”. Reclaman “la necesidad de continuar respetando el distanciamiento, la ventilación y los elementos indispensables de protección mutua”.

El gremio insiste que ante la habilitación de comedores –con el 50% de aforo, a partir del 17 de agosto–, apela a la “responsabilidad de la comunidad educativa” e insta a “evitar el contacto físico de todo tipo como besos, abrazos, apretones de manos, puños, entre otros. No compartir ningún tipo de elemento personal, tales como útiles, libros, comida, elementos de protección, entre otros”. «

EL DNU

El 9 de julio el gobierno prorrogó hasta el 6 de agosto la vigencia del DNU con medidas sanitarias para mitigar la segunda ola de coronavirus. Por entonces recién se consideraba la variante Delta. Ahora parece ser determinante ante la próxima necesidad de renovación del DNU.