La existencia de sustancias cancerígenas en las formaciones del subte no se restringe a un puñado de vagones, como se había denunciado en febrero. Un estudio técnico concluyó que también hay asbesto en las formaciones Nagoya 300 de la línea C; en los coches Mitsubishi de la B; y en los CAF-GEE de la E. El informe realizado por el Departamento de Geología de la Universidad Nacional del Sur (UNS) demostró la presencia de asbesto en autopartes de los vagones comprados al Metro de Madrid en 2011, pero también en otros materiales de coches adquiridos con anterioridad a los metros japoneses de Tokio y Nagoya.

El asbesto es un material termoeléctrico resistente que, ante exposición prolongada, puede provocar cáncer con una alta tasa de mortalidad. En la Argentina está prohibido desde el año 2000, a través de las Resoluciones N° 823 y 845.

El trabajo, a cargo de Leticia Lescano, investigadora del Centro de Geología Aplicada de la UNS y de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires –y que realizó su doctorado sobre contaminación ambiental con asbestos–, se dio a conocer en un contexto de tensión entre los trabajadores del subte, la empresa Metrovías y el gobierno porteño, luego de que los metrodelegados fueran reprimidos mientras ejercían su derecho a huelga. 

«Las tres líneas B, C y E no pueden seguir prestando servicio porque la mayoría de las formaciones tienen material cancerígeno. Contaminan  tanto a usuarios como a trabajadores. El gobierno tiene una crisis potencial si no prohíbe que sigan circulando», advierte Christian Paletti, de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP).

La evaluación, pedida por el gremio, detectó «la presencia de fibras de asbesto de la variedad crisotilo en los apagachispas y aisladores de resistencia de los trenes Mitsubishi, en las placas de contacto de luces y placas presostato de los trenes Nagoya serie 300 y en las tapas de apagachispas de los trenes CAF-GEE».

A esto se suma el previo hallazgo de al menos cuatro piezas con asbesto en los CAF 5000, adquiridos de segunda mano al Metro de Madrid, que en febrero pasado fueron apartados preventivamente del servicio de la línea B.

Lescano detalló que se hicieron «más de 50 muestras en diferentes flotas. Fue un trabajo arduo y muy riguroso, y lamentablemente dio positivo en muchas muestras. El asbesto es un material peligroso, que está prohibido, y que debe tratarse con muchos recaudos por su implicancia ambiental y para la salud».

«Primero analizamos los discos de freno, si bien se cambian periódicamente, porque históricamente se usaban estas fibras, y allí no detectamos asbesto –explicó la especialista–. Seguimos con muestras en materiales permanentes en los talleres donde los empleados trabajan continuamente, y encontramos asbesto en tableros eléctricos, recubrimientos de caños (aisladores), fibrocemento y apagachispas».

Sobre los riesgos que ese material presenta para los trabajadores, Lescano remarcó que «están expuestos al manipuleo y acumulación de los componentes y partes. Cuando se ha colocado hace mucho suele haber volatilización por antigüedad o rotura del material, y la posible inhalación de quienes trabajan con esos materiales, si es permanente, es riesgosa».

Días atrás falleció de cáncer un oficial de mantenimiento de trenes del Metro de Madrid al que se le había reconocido la asbestosis como enfermedad laboral. Allí se reportaron al menos otros diez casos.

«El Gobierno de la Ciudad –concluye Paletti– hizo todo lo posible para que lo del asbesto no se sepa. Todo en el marco de un conflicto con la empresa Metrovías y el Ministerio de Trabajo que nos robó la personería gremial, con la mayoría de los delegados en proceso de desafuero y un centenar de trabajadores suspendidos. Pero seguimos en alerta. La lucha es el único camino para frenar al gobierno».

Despidos como respuesta a las protestas

El martes, pocos minutos antes de que se iniciara una nueva protesta de los trabajadores del subte, liberando los molinetes de la línea C, la concesionaria Metrovías informó que «la persistencia de este tipo de situaciones ha motivado el agravamiento de algunas de las sanciones aplicadas, por lo cual se notificaron tres despidos con justa causa». Para la firma, la respuesta al reclamo salarial de los metrodelegados pasa por despedir.

Uno de los despedidos es delegado gremial y los otros dos forman parte de la Comisión Directiva. La empresa los acusa de «haber cometido agresiones e incidentes en la línea H».

La medida significó una escalada en el conflicto que el viernes último tuvo una nueva vuelta de tuerca: por pedido de Metrovías, el Ministerio de Trabajo prohibió a los sindicatos con simple inscripción (el caso de los metrodelgados) realizar descuentos de la cuota sindical vía débito bancario. Trabajo giró esta decisión al Banco Central, que ya la aprobó. «