En septiembre de 2017 el monto de la Asignación Universal por Hijo era de $ 1412, mientras que el salario mínimo ascendía a $ 8860. Los actuales valores son de $ 1578 para la AUH –lo que implica un aumento de 11,75%– y $ 10 mil la jubilación mínima (aumento de 12,86%). Desde septiembre de 2017 a junio pasado, según el Índice Barrial de Precios, el incremento de la Canasta Básica de Alimentos (CAB) –que mide el valor de los 57 productos necesarios para una alimentación básica– subió un 26,66%. La brecha de 15 puntos porcentuales entre los ingresos y los gastos para cubrir una alimentación indispensable es notoria. Esto a su vez explica la cada vez mayor afluencia de familias a los comedores y merenderos comunitarios y los requerimientos permanentes para que se abran nuevos. También habla de la consolidación de un porcentaje del 40% de niños, niñas y adolescentes de cero a 19 años afectados por distintas variantes de malnutrición.

La única ventana para un aumento del gasto social que deja abierta el acuerdo firmado por el FMI estaría expresamente destinada a incrementos de la AUH. Sin embargo, el gobierno acaba de quitarles el plus por zona desfavorable a provincias del sur y del norte del país con graves problemas sociales, lo que implica una reducción a menos de la mitad de lo que venían cobrando. Otras medidas que se desprenden del mismo acuerdo, como el congelamiento de la obra pública, ya se están cumpliendo a rajatabla, reduciendo la demanda de empleo en la construcción y golpeando directamente sobre los sectores sociales con más aportantes de trabajadores en este rubro. Todo indica que el frío y las tormentas que anuncia el gobierno recaerán con fuerza sobre los más desprotegidos de nuestra sociedad. «