La movilera de Todo Noticias (TN) Valeria Sampedro estaba cubriendo la información sobre lo que acontecía en la Panamericana entre los piqueteros, los militantes de izquierda y la gendarmería. La periodista se refirió entonces a la represión de ésta última y, sorpresivamente, desde los estudios del canal, su compañero de tareas Ernesto Arriaga salió a corregirla porque las FF.SS. habían recibido la orden judicial para que despejaran uno o dos carriles, de la autovía; de allí, que el avance de las fuerzas de seguridad no debía ser considerado una represión, “si te parece bien –sostiene Arriaga- no usemos la palabra represión”.

Con unos reflejos sorprendentes –siempre al aire- Sampedro responde que había utilizado la expresión solamente una vez en ocasión de que los manifestantes habían usado esa palabra. Luego da una definición del término: la represión es la acción por la fuerza de reprimir una sublevación y eso va más allá de la orden judicial.

De acuerdo con los lineamientos deontológicos y éticos propios del periodismo, la movilera intenta ejercer su libertad de expresión, diciendo la verdad, tratando de ser objetiva, atendiendo fielmente a la información que le brindan sus fuentes.

Tenemos aquí una cobertura periodística digna de análisis: si la movilera se refiere a la represión es porque sus fuentes informativas, en este caso los piqueteros, le suministran ese dato. No es tarea de la periodista filtrar la expresión, de hacerlo hubiera incurrido, aunque fuera involuntario, en censura. Arriaga no logra evaluar correctamente el desempeño de Sampedro porque no fue la periodista la que adjetivó la tarea de la gendarmería, calificándola como represiva, fueron los piqueteros los que emplearon el término. La tarea periodística de Sampedro consistió en citar las fuentes.
Frente a una situación de tensión como la que le toca cubrir a la periodista, ella se aboca en informar, sin generar opinión. Si la palabra utilizada por los piqueteros fuera improcedente, como lo hace notar Arriaga, será tarea de los periodistas que analizan la información destacar y desmenuzar si ese término procede de los manifestantes y si resulta inadecuado.

Resulta evidente que a Arriaga -desde los estudios del canal y como se dice en la jerga periodística- le bajan línea acerca del término y éste se dirige a la movilera sugiriéndole no usar el concepto. Arriaga a pesar de su rol de periodista se identifica con la línea editorial del noticiero y le baja dicha línea a la movilera. Dejamos consignado que la línea editorial del noticiero responde a intereses comerciales y/o ideológicos de la empresa periodística, que se hallan amparados por la denominada libertad de prensa que como sostiene Loretti en su texto Derecho a la información se podría entender como la libertad que tiene la empresa de vender información.

El grave problema que diagnosticamos acá es que en nombre de la libertad de prensa se descalifica la acción de Sampedro de haber consultado a las fuentes y el término usado por ellas y luego repetido por la periodista. La descalificación de Arriaga ubica a la periodista justo en el límite de ser censurada. Si bien la línea entre la descalificación y la censura resulta sumamente delgada, lo que no deja lugar a dudas es que en nombre de la libertad de prensa, la libertad de expresión de la periodista resulta vulnerada.

Por último, Sampedro al reivindicar el término usado, dando una de sus definiciones, se ampara en la cláusula de conciencia que es el derecho a que como periodista profesional no reduzca su tarea a ser un mero portavoz de lo que le pretenden hacer decir los editores y directivos del noticiero. Destacamos acá que el rol del periodista profesional no puede reducirse a ser simplemente portavoz de la línea editorial de la empresa porque el periodismo más allá de los intereses comerciales y/o ideológicos propios de la empresa debe atenerse también a cumplir con el bien social que todo medio informativo debe poder brindar.

Resumimos y destacamos. La movilera de TN hizo un uso impecable de las fuentes informativas recreando la expresión utilizada por los piqueteros. Hizo uso de su libertad de expresión tratando de decir la verdad, ser objetiva y brindar información sin opinión. No censuró las expresiones vertidas por sus fuentes y soportó ser descalificada por el medio que le exigía usar determinado lenguaje amparándose en la cláusula de conciencia. Una verdadera lección de periodismo.

George Orwell sostenía en su libro 1984 que las palabras empiezan a ser usadas para describir no lo que sucede; sino, lo que debería suceder, de allí la improcedencia de sostener que los gendarmes reprimen. En la “neolengua” de TN los gendarmes desplazan a los manifestantes. De una forma siniestra la ficción de Orwell se ha vuelto realidad.