El desplome del 85 % de la población indígena tras la llegada de los colonizadores españoles a lo que hoy es México en el siglo XVI significó «una de las mayores catástrofes de la historia de la humanidad», aseveró la historiadora Gisela von Wobeser, prestigiosa investigadora emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), autora de la investigación «El impacto demográfico y ambiental de la Conquista».

Von Wobeser explicó que, según cálculos basados en las matrículas de tributo, al momento del contacto con los conquistadores la región que abarca la porción meridional de México y parte de Centroamérica, tenía aproximadamente 11 millones de habitantes. «Hacia mediados del siglo XVII ya nada más había un millón y medio; es decir que la población indígena decreció en un 85 %», indicó.

Mencionó que las causas de este desplome demográfico se relacionan con la explotación de los nativos como trabajadores, fundamentalmente de las minas y haciendas azucareras. Pero señaló que el consenso entre los investigadores es que el factor principal lo constituyeron las enfermedades que traían los colonizadores, para las cuales la población autóctona no tenía anticuerpos.

Explicó que esto se infiere del hecho de que la merma poblacional fue un fenómeno generalizado en toda América, incluso «en lugares donde la explotación fue menos gravosa».

La doctora en Historia, especialista en el período colonial, refirió que en 1542 la Corona española tomó cartas en el asunto, «tal vez no por razones humanitarias, sino más bien prácticas», ya que si no había suficientes indígenas que trabajaran las tierras éstas «no servían para nada».

Por ello, los españoles hicieron una relegislación que prohibía la sobreexplotación de los indígenas, «y a raíz de eso se estabilizó un poco la caída, por lo menos en la Nueva España», refirió.