Una multitudinaria marcha pacífica, con velas, carteles y sin banderas políticas concentró este lunes frente al Palacio de Tribunales, para reclamar justicia por Lucas González, el joven jugador de Barracas Central asesinado por la policía de la Ciudad que vio truncado su sueño de jugar en primera división y comprarle una casa a sus padres.

Ante la multitud, familiares y amigos dejaron en claro que quieren justicia sin banderías políticas ni venganzas, por el asesinato de un futbolista, un adolescente de 17 años de un barrio humilde de Florencio Varela que, como tantos chicos en ese deporte, quería llegar a primera división.

Como lo recordó uno de sus compañeros y amigo, que compartió con la mañana trágica de Barracas donde les dispararon policías porteños: “Mi amigo era humilde, un buen pibe, y se levantaba todos los días temprano para venir a cumplir su sueño, el nuestro, el de todos ustedes. A mi amigo no me lo devuelve nadie”.

Foto: Alejandro Santacruz / Télam

En medio del llanto, y con remeras que piden “Justicia por Lucas”, otro de sus amigos resumió: “La ausencia de mi amigo no solo es la de una persona, si no también la de un sueño, de un sacrificio. La mayoría de los chicos que estamos acá queremos lo mismo, que es debutar, jugar, poder ser felices dentro de una cancha, y hacer feliz a la familia. Ahora hay una familia que sufre su ausencia, pero quiero dejarle un mensaje a todos los chicos que tienen el mismo propósito que tenía Lucas. Que tiene Lucas, porque me voy a encargar de cumplirlo. Más allá de las adversidades que podamos tener como futbolistas, como adolescentes, no dejemos, porque nos dejan libres, porque no jugamos, porque estamos desmotivados. A mi amigo para que deje de jugar lo tuvieron que matar. Ustedes tienen que poner todas las fichas, por Lucas. Vamos Lucas”.

Matías González, el papá de Lucas, expresó ante la multitud: “No tengo palabras de agradecimiento, Lucas nos da fuerzas. Les pido que no nos abandonen… soy el sostén de esta familia y tengo que seguir trabajando humildemente, como todo ciudadano, como todos los que están acá, en este difícil camino que nos toca seguir. Me levanto como todo ciudadano a la mañana,mi hijo también hacía el mismo sacrificio. A veces salíamos temprano, juntos, íbamos rápido para que tome el colectivo. Pido justicia, nada más. Pido que esas personas, si se las puede llamar así, pido justicia, no quiero venganza. Esto no es política, ni grieta”.

También se refirió al abogado de la familia, Gregorio Dalbón. “Dalbón está con nosotros porque yo lo fui a buscar. Y cuando fuimos a buscarlo nos habló, primero, como papá, porque su hijo también juega al fútbol y tiene los mismos sueños que tenía Lucas. Y por otra parte, por lo profesional y lo buena personas que es. Soy de Varela, y me recibió. Está predispuesto (a trabajar) con cualquiera, no es que elije con el dedo quien si y quien no”.

“Somos humildes.¿Soy villero? Bueno, soy villero, pero humilde, trabajador. Agradezco porque sin ustedes, no podíamos hacer esto posible. Y justicia por mi hijo, Lucas González”, reafirmó.

Foto: Alejandro Santacruz / Télam

Por su parte, el letrado Gregorio Dalbón, acompañado también por su familia, aclaró: “Estoy para cualquier víctima. Acá me importa un carajo la política, somos todos iguales ante la ley, pensemos de una manera o de otra… Ya hice juicio al juez que los trató de delincuentes a estos chicos. Lo quiero destituido. Los mandó a un reformatorio como si fueran criminales, delincuentes. Al Consejo de la Magistratura les digo, dejen de ser lentejas, no solo están para nombrar jueces, sino también para echarlos. Hay que echar a ese juez que dejó presos a los chicos y libres a los canas”, reclamó.

En el cierre del acto, y antes del minuto de silencio por Lucas, Cintia López, la mamá del joven futbolista, mostró los botines del adolescente. “Esta era el arma de mi hijo… a mi hijo lo acribillaron”.

“Ayer lo tuve enterrar a mi hijo. Era un bebé todavía. Yo les pregunto (a los policías que dispararon) si no tienen hijos, si no tienen familia. Cómo pudieron destruir una familia. A los 17 años lo tuve, a sus 17 me lo arrebataron. Pasamos millones de cosas juntos, era mi compañero, mi amigo… al juez, por favor, que a los tres les den perpetua, porque los tres son culpables, para que no haya nunca más (otro Lucas González)”.