Más de un millón de personas murieron por la pandemia de covid-19, originada a finales de 2019 en China, que se expandió por todo el mundo, y aumenta ahora de manera vertiginosa en India, que superó este lunes los seis millones de casos (17% de los casos en todo el planeta).

El mundo tiene grabadas en sus retinas las imágenes de fosas comunes en Brasil, una morgue improvisada en el Palacio de Hielo de Madrid y camiones frigoríficos con cadáveres en las calles de Nueva York.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las muertes por covid-19 podrían duplicarse y alcanzar los dos millones si no se mantienen medidas para evitar la propagación del virus.

A pesar de los confinamiento decretados en su momento, y luego flexibilizados, y otras decisiones adoptadas en muchos países no han logrado frenar la pandemia, que está provocando desastrosas consecuencias económicas y ha atizado las divisiones políticas.

Las regiones más afectadas en número de decesos son América Latina y el Caribe (341.616 decesos, de 9.210.942 casos), Europa (230.135 muertes con 5.293.625 contagios) y Estados Unidos y Canadá (214.069 pérdidas en 7.269.515 positivos).

Los países con más fallecidos son Estados Unidos (204.762), seguido de Brasil (141.741) e India (95.542).

«Ni en mis peores pesadillas»

Más allá de la frialdad de las cifras, la consecuencia más devastadora es el vacío dejado por quienes murieron, ya que muchos duelos tuvieron que hacerse sin que los familiares pudiesen acompañar a la víctima en el tramo final de la enfermedad, o siquiera despedirse de ella una vez muerta.

«Ni en mis peores pesadillas me imaginé que me iba a pasar esto», dice Mónica, de 45 años, cuando recuerda que tuvo que certificar con su firma que el cuerpo que estaba por cremarse era el de su padre, Oscar Farías, que sucumbió en Buenos Aires el 27 de abril a los 81 años, sin haber visto siquiera el ataúd.

En Argentina, con más de 700.000 casos y más de 19.000 muertos, los más de siete meses de cuarentena por la pandemia, en medio de una grave crisis económica, avivan la llamada grieta, la polarización radical que parte en dos el país.

El 11 de enero China registró oficialmente el primer muerto por el Sars-CoV-2, virus responsable de la covid-19, que se propagó en un principio rápidamente en la provincia de Wuhan, donde fue detectado en diciembre.

La respuesta gubernamental fue drástica en la inmensa mayoría de los casos. A mediados de abril, cerca del 60% de la población mundial, unos 4.500 millones de personas, llegó a verse afectada por algún tipo de confinamiento.

Las consecuencias económicas de este encierro, inédito en la historia, llegaron a todos los rincones del planeta.

Comercios cerrados, calles desiertas, aeropuertos vacíos, penuria de abastecimiento en mercados: el mundo no había vivido algo parecido.

En junio, el Fondo Monetario Internacional calculaba que el PIB iba a contraerse un 4,9% en 2020.

En un año, el sector aéreo ha perdido el 92% de su volumen de vuelos.

Los grandes eventos deportivos fueron interrumpidos, y los Juegos Olímpicos de Tokio aplazados hasta 2021, sin tener la certeza absoluta de que se puedan celebrar.

Seis millones de casos en India

Con 6,1 millones de contagios, India podría sobrepasar en las próximas semanas a Estados Unidos y convertirse en el país del mundo con más casos oficialmente censados.

El país, de 1.300 millones de habitantes, alberga algunas de las ciudades más densamente pobladas del planeta, por lo que se esperaba que batiera récords en número de casos de covid-19.

Desde finales de agosto, el país ha confirmado entre 80.000 y 90.000 nuevos casos diarios, registrando así de los ratios más altos del mundo.

A nivel mundial, la curva se encuentra en una «meseta» desde principios de junio, con unos 5.000 muertos diarios según cifras oficiales.

En Europa, la canciller alemana Angela Merkel dijo el lunes esta muy preocupada por el fuerte aumento de casos, según su vocero. «La evolución del número de contagios es de una gran preocupación para nosotros», afirmó Steffen Seibert. «Podemos ver en nuestros vecinos europeos adónde podría llevar», agregó.

En España, en medio de un agrio pulso, el gobierno amenazó este lunes con hacer «lo que haga falta» si el ejecutivo de Madrid no toma medidas contundentes para frenar el avance descontrolado del covid-19 en la capital, epicentro de la epidemia en el país.

La ciudad capital (más de 3 millones de habitantes) y otras áreas con alta incidencia del virus de la región madrileña concentran un tercio de los casos confirmados y decesos de toda España en la pandemia (716.481 contagios y 31.232 decesos).

La esperanza de una vacuna

Patrick Vogt, un doctor de Mulhouse, una ciudad del este de Francia que se convirtió en el principal foco en ese país en marzo, recuerda el terrible momento en que se dio cuenta de que el coronavirus estaba por todas partes.

Otros médicos comenzaron a enfermar, algunos murieron. No se trataba solo de una gripe, como habían creído, sino de una «enfermedad mortífera».

Diversos laboratorios del mundo están inmersos en la fabricación de una vacuna. El jueves, el grupo biotecnológico estadounidense Novavax anunció que inició en Reino Unido un ensayo clínico de fase final para su potencial inmunización.

Se trata de la undécima vacuna experimental del mundo que entra en la fase final de los ensayos clínicos.

El número de un millón de muertos por la pandemia del nuevo coronavirus es mucho mayor al de otros virus recientes, como la gripe A (H1N1) llamada «porcina» que en 2009 causó oficialmente 18.500 decesos, pero menor al de la terrible «gripe española» de hace un siglo, que en tres «oleadas» causó un total estimado de 50 millones de muertos.