Se estima que las mujeres deben trabajar 1 año, 3 meses y 9 días para ganar lo mismo que los varones ganan en un año. Es decir, necesitan seguir trabajando hasta el 9 de abril, para alcanzar los ingresos que ellos obtuvieron el año anterior. Esta información surge de la brecha salarial entre mujeres y varones, que es del 29% según el Ministerio de Economía de la Nación (2020). Vale destacar, que estos valores hacen referencia al trabajo registrado, pero cuando observamos lo que sucede en el mercado informal, la brecha aumenta al 36%.

Ahora bien, según la OIT existe una parte “explicada” y una “no explicada” de la brecha salarial. La primera está relacionada con factores como pueden ser los distintos sectores en los que se desarrollan varones y mujeres, así como también con los puestos a los que llegan.

En este sentido, los sectores con mejores salarios suelen estar masculinizados. Es el caso de las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas), en donde las mujeres están subrepresentadas. En Argentina solo el 25% de quienes estudian ingeniería o ciencias aplicadas son mujeres. Y si miramos los datos de programación, la participación es del 15% (Cippec). A este fenómeno se lo conoce con la metáfora de “tuberías rotas” porque a lo largo de la vida las mujeres van quedando excluidas de estas áreas por razones personales, o debido a barreras institucionales, estereotipos y otras formas de discriminación.

Al mismo tiempo, y esto sucede en todos los sectores de la economía, a las mujeres se les dificulta acceder a puestos de liderazgo. Factores culturales, desigual distribución de las tareas de cuidado, entre otras causas, hacen que los puestos jerárquicos estén ocupados en su mayoría por varones. Es lo que se denomina techo de cristal

Pero también está la parte “no explicada”, que según el informe de la OIT, aunque varía en cada país, en todos los casos es la que predomina en la brecha salarial de género. Las diferencias de remuneración tienen que ver con factores culturales que desvalorizan el lugar de la mujer en el mercado laboral. 

Género y Trabajo 

Ambas problemáticas, la parte “explicada” y la “no explicada”, pueden analizarse por separado, pero tienen causas comunes: el lugar asignado a las mujeres en la sociedad en relación al trabajo. 

Si bien en las últimas décadas ha incrementado la participación laboral de las mujeres, al día de hoy sigue siendo sensiblemente más baja que la de los varones: la tasa de participación de ellas es del 45%, mientras que la de ellos alcanza el 65% (Indec 2021). Al mismo tiempo, quienes se insertan quedan excluidas de los sectores mejor remunerados, y en cualquier caso, son pocas las que pueden acceder a puestos de liderazgo. 

Desde Grow trabajamos para visibilizar estas desigualdades y acompañamos a organizaciones para que transiten un camino de transformación con el propósito de que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo profesional.