La milicia radical Estado Islámico reivindicó el atentado con un camión contra un mercado navideño en Berlín, poco después de que la Fiscalía General de Alemania liberara al único sospechoso de la masacre, un refugiado paquistaní, y la Policía anunciara que el verdadero atacante «aún podría seguir libre».

De las 12 víctimas fatales que provocó el atentado de ayer, la Policía federal ya identificó a siete, según informó el director de la fuerza, Holger Muench, en una conferencia de prensa, citada por la agencia de noticias ANSA.

Seis de las víctimas identificadas son alemanas y la séptima, el verdadero conductor del camión, que había sido secuestrado por el atacante, polaca.

El polaco se llamaba Lukasz Urban, tenía 37 años, y ayer debía llegar a Berlín con su camión de carga en un viaje como muchos otros.

«Está claro que peleó por su vida. Su cara estaba hinchada y llena de sangre. La policía me informó que tenía muchas heridas de bala. Además de haber sido acuchillado, le disparó hasta matarlo», contó a la prensa polaca su primo y dueño de la empresa de carga para la que trabajaba, Ariel Zurawski.

El propio primer ministro polaco, Beata Szydlo, calificó a Urban ante la prensa de su país como «la primera víctima de este horrendo acto de violencia» que dejó en total 12 muertos y 48 heridos.

En medio de un clima de rumores y después de casi un día de incertidumbre sobre qué fue lo que realmente pasó ayer en el mercado navideño del barrio turístico del zoológico, la canciller alemana, Angela Merkel, aclaró que se trató de «un ataque terrorista» y adelantó que se sentiría «particularmente mal» si se tratara de un refugiado, momentos antes de colocar una ofrenda floral en el lugar de la masacre.

En ese momento de la jornada, la policía tenía un sólo sospechoso detenido, Naved B., un refugiado paquistaní de 23 años, que, según el diario local Die Welt, había llegado al sur de Alemania el 31 de diciembre de 2015 y, dos meses después, pidió asilo político en Berlín.

Usaba dos nombres diferentes y tenía antecedentes por delitos menores, pero no se le conocía vinculación con el islamismo.

La Fiscalía informó que el detenido cooperó con mucha información, pero en todo momento negó cualquier vinculación o participación con el atentado.

El anuncio del gobierno de que el sospechoso detenido era un refugiado provocó una ola de críticas feroces de la extrema derecha alemana y del resto de los países vecinos a la política migratoria de Merkel, quien permitió el año pasado el ingreso al territorio de alrededor de 1 millón de refugiados e inmigrantes.

«Alemania ya no es segura. Sería obligación de la canciller comunicárselo» a los ciudadanos, sentenció Frauke Petry, la presidenta del principal partido de la extrema derecha alemana, AfD, en un comunicado, en el que también denunció que el contexto que permitió que este ataque «fue importado de forma imprudente y sistemática en el último año y medio», en referencia a la llegada masiva de refugiados.