Luis Almagro se las ingenia para girar más a la derecha a cada momento. Y ahora dio otra vuelta de tuerca tras la embestida contra el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrao. Logró que un brasileño defensor de las reglas de la convivencia democráticas se baje de la OEA y que ingrese al organismo otro brasileño, Arthur Bragança de Vasconcellos Weintraub, que se caracteriza por su racismo. El nuevo amigo ultraconservador del secretario general de la OEA ocupa la secretaría de Acceso a los Derechos y la Equidad de la entidad regional, luego de dejar el gobierno de Jair Bolsonaro, donde era asesor especial del presidente de Brasil.

Almagro, en otra época integrante del Frente Amplio uruguayo y canciller de José Mujica, llegó a la Organización de Estado Americanos en 2015, en un momento cumbre del progresismo en la región y en el marco de un avance de los procesos de integración, fuera de la órbita de Estados Unidos.

Pero desde la llegada de Donald Trump al poder viró hacia el mayor sometimiento a la voluntad de la Casa Blanca que se recuerde en la historia del organismo con sede en Washington. Quizás exagerando la fe de los conversos o más probablemente, porque salió del closet progre, el caso es que encabeza con el mismo fervor la ofensiva contra el gobierno bolivariano de Venezuela como contra todo lo que huela a centroizquierda al sur del Río Bravo.

En ese marco, a pocos días de que comenzara un nuevo período de Abrao en la CIDH, anunció que no firmaría la renovación de mandato, amparado en muy oportunas denuncias por presunto maltrato al personal a su cargo. Eso generó controversia por la injerencia del secretario general en la CIDH, un organismo que debe tener independencia de criterio no solo por cuestiones reglamentarias, sino éticas. De hecho, Abrao había sido elegido de acuerdo al protocolo tradicional a principios de año.

Fuertes críticas contra el embate de Almagro sobre la CIDH

El Parlasur a favor de la independencia de la CIDH

 Como sea, el embate fue apoyado por los gobiernos derechistas que pululan en el continente con el sencillo expediente de mirar para el costado. Así es que Abrao, un jurista de sólido prestigio en la defensa de los derechos humanos que había asumido en 2016. Y para evitar mayores escándalos, Abrao tuvo que tirar la toalla y la CIDH anunció que elegirá a un sucesor el próximo viernes.

El caso del nuevo titular de Acceso a Derechos y Equidad es bien diferente. Hombre de la ultraderecha bolsonarista de la primera hora, es hermano del que fuera ministro de Educación, Abraham Bragança de Vasconcelos Weintraub, y que fuera obligado a renunciar en abril pasado luego de una cadena de exabruptos, entre los cuales quizás el menor haya sido su pedido de cerrar el Congreso y la Corte Suprema para facilitar la gestión de Bolsonaro.


Arthur tiene un perfil similar. Conocido como a Abraham, por sus declaraciones de desprecio a la población indígena y a los negros, destaca también su inquina contra todo progresismo, al que no duda en calificar de comunismo. Ni que decir lo que opina del actual gobierno argentino.

“Argentina es el segundo país del mundo en número de muertos proporcional por Covid-19. Es el país con más largo y severo cierre del mundo. O sea, el cierre es un embuste, una astuta mentira”, y linkea un artículo de Infobae con datos parciales de la semana.  

Igualmente linkea, aunque en otro sentido, el uso del barbijo con el comunismo. como en este tuit del jueves pasado.

«Aquí en los Estados Unidos, los b arbijos no son obligatorios en la calle. Pero hay un tonto que lo usa en medio de una zona verde vacía. Y hay algunos que te quieren cobrar por usarlo en la calle (vino una mujer a cobrarnos, pero no pudo convencernos). Este barbijo es el pin del partido comunista. ¿Te atreves a usarlo?

En apoyo dfe Bolsonaro, tuiteó alabanzas al discurso del president brasileño en la ONU, en el que definió a Brasil como un país cristiano y conservador. Sin olvidarse de su mensaje evengálico de combate a la “cristofobia”, según recordó Arthur.

Los hermanos Weintraub comparten ideología y están lo que se dice bien “enganchados” en el sistema inernacional de gobernanza. Es así que tras su salida del gabinete de Bolsonaro, Abraham -que venía del mundo financiero en el directorio del banco Votorantim- halló conchabo en el Banco Mundial como director ejecutivo en el bloque que integran Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Haití, Panamá, Filipinas, Surinam y Trinidad y Tobago.

Arthur no quedó mal parado en la OEA tampoco, aunque recibe críticas por el sueldo que cobrará en Washington. Y así se defiende: “Mi costo de vida aquí es caro, el dólares. Comida, alquiler, en dólar. La izquierda lo pasa a reales para denigrar. Conviertanlo en bolívares y entonces sere billonario. Si quisiese ganar dinero habria pedido un cargo de 40 mil reales al mes para hacer una renión mensual”.

En las relaciones familiares las cosas tienen sus bemoles para los hermanos ultraderechistas. En el Superior Tribunal de Justicia reposa aún un recurso interpuesto por los hermanos en contra de su padre, Mauro Salomao Weitraub para impedirle que le traspase su patrimonio a su esposa, a la sazón madre de los demandantes,  Mariliza Bragança de Vasconcelos.

Se trata de una pareja de médicos psiquiatras formados en la Facultad de Medicina de Sorocaba, en San Pablo. Ella, porveniente de familias tradicionales brasileñas ligasdas a la dinastía imperial, los Bragança. El, descendiente de víctimas del nazismo Joseph e Frida Weintraub, que lograorn huir de Polonia a fines de 1940. Mauro, incliusom, tuvo que refugiarse de la dictadura brasileña por algún triempo, según relató alguna vez Abraham.

Pero la demanda es contundente. Arthur y Abraham protestan judicialmente por la donación de todo el patrimonio a la esposa, en detrimento de los hijos. Para lo cual intentaron, sin éxito, probar que el padre no está en su sano juicio. “Los demandantes -afirma un dictamen procesal- no lograron acreditar la incapacidad de su padre para los actos de la vida civil, ni presentaron prueba alguna de la patología que afirmaron afectarlo. También debe tenerse en cuenta que, tanto durante el interrogatorio como a partir del informe pericial, el imputado demostró salud mental”.