Venezuela denunciará a Luis Almagro en la reunión de jefes de Estado de la 73º Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas por promover «una intervención militar en Venezuela». La acusación contra el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) por sus declaraciones de la semana pasada en Colombia, en la que afirmó que no descartaba «ninguna opción», incluyendo la militar, para «derrocar a la dictadura» de Nicolás Maduro, buscará contrarrestar la denuncia por violación de los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad contra Maduro, que pergeñan en ese mismo escenario algunos de los países integrantes del Grupo de Lima, Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú para presentar ente la Corte Penal Internacional con sede en La Haya. También pretende neutralizar la decisión de nombrar a un representante especial para refugiados y migrantes de Venezuela, anunciada por la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones. La creación de esta comisión especial se produjo después de que Colombia pidiera ayuda para enfrentar el flujo de venezolanos hacia otras naciones por la crisis, pese a que cientos de ellos están regresando gracias al programa «Vuelta a la patria» impulsado por el gobierno de Maduro, quien aseguró además que pedirá a esa comisión presidida por el ex vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, 500 millones de dólares para reforzar el programa. «Necesitamos una flota de aviones para traerlos, no me los voy a traer a pie», dijo el chavista.

Sin embargo no será Maduro el que lleve estas presentaciones a la asamblea de la ONU que comenzó el martes y que, según la agenda prevista, pasado mañana abrirá el Debate General bajo la presidencia de la ecuatoriana María Fernanda Espinosa. En una conferencia de prensa que brindó el martes pasado, Maduro dijo que no consideraba ir a la sede de la ONU en Nueva York por seguridad. «Lo estoy evaluando porque tú sabes que a mí me tienen en la mira para matarme», respondió ante la pregunta de un periodista. El gobierno bolivariano asegura que en Estados Unidos se planificaron atentados contra su persona, como el ocurrido el 4 de agosto con drones, que sólo produjo heridas a miembros de la seguridad presidencial.

Hasta el cierre de esta edición, la presencia de Maduro seguía sin confirmarse. En cambio fue la vicepresidenta Delcy Rodríguez quien asumió la voz de su país en la Asamblea, como lo hizo en años anteriores cuando fue canciller. «Venezuela denunciará ante la ONU y otras instancias internacionales a Almagro, quien de forma vulgar y grotesca ostenta la Secretaría General OEA por promover la intervención militar en nuestra Patria y atentar contra La Paz de América Latina y el Caribe», comunicó Rodríguez.

Almagro había visitado la zona fronteriza de Cúcuta, donde criticó al gobierno de Maduro y señaló la necesidad de «derrocarlo». Para el funcionario la crisis «hace que las acciones diplomáticas estén en primer lugar», sin embargo «en cuanto a intervención militar para derrocar el régimen de Nicolás Maduro, creo que no debemos descartar ninguna opción», afirmó.

Las declaraciones le costaron al uruguayo algo más que la denuncia venezolana. El expresidente José Mujica lo criticó con dureza. «La intervención no es una solución negociable. Venezuela necesita paz interior, es decir, convivencia en primer término, y deberíamos trabajar para ello», dijo. «Todos sabemos que Venezuela es reserva petrolera para los próximos 300 años. Allí radica su riqueza y su desgracia, porque Estados Unidos es adicto al petróleo y sus intereses presionan», agregó. El exmandatario lamentó la posición asumida por quien fuera su canciller: «Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido», le comunicó a su excolaborador. El sector más izquierdista del Frente Amplio, partido gobernante en Uruguay y al que pertenece el secretario de la OEA, pidió su expulsión. Estos sectores ya habían cuestionado su función en el organismo multilateral en años anteriores por su obsesión contra el gobierno de Maduro. Hasta el propio Grupo de Lima, creado fundamentalmente para articular políticas internacionales contra el chavismo, publicó un comunicado despegándose del funcionario de la OEA. «Los países miembros del Grupo de Lima (…) expresan su preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar o el ejercicio de la violencia, la amenaza o el uso de la fuerza en Venezuela», firmaron.

Almagro se vio obligado a decir que fue «malinterpretado» y, sin negar lo dicho, aseguró que sus «declaraciones y conceptos están totalmente en línea con lo previsto en el derecho internacional e interamericano. Hacer una lectura contraria implica hablar desde el error o la manipulación malintencionada».

En una entrevista con el portal Crónicas.com.uy, Almagro destacó que en su discurso habló de «tres líneas de acción: responsabilidad de proteger, necesidad de asegurar al pueblo venezolano la protección del derecho internacional humanitario conforme a sus necesidades, y la responsabilidad penal internacional que tienen las autoridades de la dictadura venezolana en materia de crímenes de lesa humanidad, violaciones de Derechos Humanos, narcotráfico y corrupción. La implementación de estas variables tiene múltiples vías», cerró.

Quien también cargó contra Almagro fue el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los principales colaboradores en los intentos de diálogo entre oficialismo y oposición en Venezuela. «Resulta insólito que alguien que dirige un organismo internacional desconozca las reglas básicas de la Carta de las Naciones Unidas y de la legislación que regula el uso de la fuerza, que sólo puede ser autorizado por el Consejo Seguridad de la ONU», dijo.