El presidente Joe Biden aún espera un milagro para torcer un resultado que según todas las previsiones oscila entre malo y desastroso en las legislativas de este martes. Depende de que el electorado se incline en contra de los republicanos y específicamente contra el trumpismo remanente. Los demócratas confían, por otro lado, en que las encuestas la estén pifiando feo nuevamente. En todo caso, Biden apeló a una recorrida por los distritos claves del país y el “besaniños” de rigor. También salió en su ayuda el expresidente Barack Obama.

Los grandes atractivos que ofrece el actual oficialismo son la promesa de proteger a los trabajadores, de luchar por el derecho al aborto y la defensa de la democracia, tanto puertas adentro como en el mundo. Para la Casa Blanca, Rusia y China son los grandes enemigos, junto con Venezuela, Nicaragua y Cuba en la región. Pero desconoce una nueva votación en la Asamblea de la ONU de rechazo al bloqueo a la isla caribeña, con solo dos a favor de Washington -EE UU e Israel-, 185 en contra y dos abstenciones: Ucrania y Brasil.

Este 8 de noviembre se renuevan las 435 bancas en la cámara de Representantes y 35 de las 100 del Senado, además de 39 gobernadores. Biden votó el sábado pasado en Wilmington, Delaware, junto con su nieta Natalie Biden, primeriza en las urnas. Se supone que unos 30 millones de ciudadanos ya emitieron su voto adelantado.

El presidente dio un discurso en el Capitolio esta semana para recordar el ataque del 6 de enero del año pasado por partidarios de Donald Trump desconociendo el resultado del comicio de 2020. «Desearía poder decir que el asalto a nuestra democracia terminó ese día, pero no puedo», señaló Biden, tras fustigar a “candidatos que están compitiendo en todos los niveles de la administración estadounidense y se niegan a comprometerse a aceptar los resultados de las elecciones».

A falta de un resultado favorable para Kiev en la guerra de Ucrania, donde ya EE UU comprometió unos 65.000 millones de dólares en asistencia militar y armamento, la oferta de los demócratas pasa por la promesa de que podrá revertir el dictamen de la Corte Suprema que supo armar Trump -la más conservadora en décadas- y que demolió un fallo de 1973 en favor del derecho a la interrupción del embarazo.

Pero como consecuencia de la fiebre de sanciones contra Rusia luego del 24 de febrero, se disparó la inflación a más del 8% anualizado, pero con máximos de hasta el 20% en energía y no menos de dos dígitos para alimentos, remedios y alquileres. Como modo de demostrar que se ocupa del tema, Biden anunció que si las petroleras no bajan los precios les aplicará un impuesto a las ganancias extraordinarias. “No cumplieron con el cometido de invertir en EE UU y ayudar a los estadounidenses”, dijo en tono amenazante.

Pero en ese contexto, Ucrania queda demasiado lejos y, además, Biden carga con el sayo de haber ordenado un repliegue en Afganistán bastante desordenado que impactó como el de Vietnam hace casi 50 años. A esto se agrega que Trump, bloqueado en las redes sociales, desde su propia plataforma Truth Social se encargó de afirmar que con él en la Casa Blanca hubiera habido un entendimiento con Vladimir Putin que hubiese evitado la guerra. Si es por desconocer resultados, los demócratas alegaron en 2016 que el triunfo del empresario republicano había sido por la ayuda de Rusia.

Esta elección muestra que la sombra de Trump sigue vigente y que de darse los resultados que se pronostican, los próximos dos años van a ser complicados para Biden, en un escenario polarizado y con agrios enfrentamientos. Un pato rengo y con un ala averiada.  «

Otra vez Netanyahu

Todavía en el Capitolio resuena el discurso de Benjamin Netanyahu de marzo de 2015 cuando, en un abierto desafío a Barack Obama, fustigó el acuerdo nuclear alcanzado con Irán y otras cuatro potencias atómicas junto con Alemania. Ubicado a la derecha del espectro político, no es un secreto la afinidad del líder israelí con Donald Trump, que tiró abajo ese acuerdo y además ordenó el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalem.

A nadie escapa que la inestabilidad política en Israel es un problema para EE UU. El país disputó el martes las quintas elecciones desde 2019, todo un dato. Y Netanyahu, que gobernó el país por 15 años, ganó como para dominar ampliamente el parlamento.

En una Kneset de 120 asientos, su partido Likud obtuvo 32 curules, sus aliados ultraortodoxos 18 y la alianza Sionismo Religioso otros 14, un total de 64 votos. Este resultado impacta en la región en un momento de altos enfrentamientos en los territorios ocupados de Palestina. Pero también en el escenario de la guerra en Ucrania, donde hasta ahora Israel condenó la invasión pero no envió armamento a Kiev. Y trata de mantener equidistancia con Rusia. La relación de Netaynahu con Vladimir Putin no hace presagiar que eso pudiera cambiar.