“La persecución política ha comenzado. El MAS ha decidido volver a los estilos de la dictadura. Una pena porque Bolivia no necesita dictadores, necesita libertad y soluciones”, tuiteó la expresidenta de facto de Bolivia Jeanine Áñez poco antes de ser detenida por fuerzas policiales “Me acusan de haber participado en un golpe de Estado que nunca ocurrió. Mis oraciones por Bolivia y por todos los bolivianos”, escribió unos minutos antes. La exsenadora derechista por Beni efectivamente está acusada de haber tomado el poder tras el golpe que obligó a renunciar a Evo Morales en noviembre de 2019, cuando se apuró a jurar como interina saltando los estamentos constitucionales tras la salida del expresidente. Quedó alojada en una celda del cuartel de la policía en La Paz y luego fue trasladada a la fiscalía a prestar declaración.

La Fiscalía de Bolivia había emitido, horas antes, una orden de detención contra la expresidenta y cinco de sus ministros, denunciados por los delitos de sedición, terrorismo y conspiración a raíz de una presentación de Lidia Patty, exlegisladora del MAS, que también involucra a Luis Fernando Camacho, el gran protagonista del golpe de noviembre de 2019 y que el 7 de marzo ganó por abrumadora mayoría la gobernación de Santa Cruz de la Sierra.

Dos de los exfuncionarios de facto, Álvaro Coímbra, de la cartera de Justicia, y Rodrigo Guzmán, de Energía, fueron detenidos al igual e Áñez en la ciudad de Trinidad, en el departamento de Beni, y trasladados a La Paz. Camacho dice que no se irá y que está decidido a enfrentar “cualquier tipo de abuso”, lo que adelanta graves tensiones políticas para el gobierno de Luis Arce.

En noviembre pasado, otros dos exministros, el ultraderechista Arturo Murillo -que tuvo a su cargo el área de Gobierno y fue un aguerrido perseguidor de militantes y dirigentes del MAS- y Luis Fernando López, a cargo de Defensa en ese año de interregno golpista, escaparon por vía terrestre desde Santa Cruz de la Sierra hacia Brasil y Panamá respectivamente.

«Es un atropello absoluto, porque nos están acusando de ser cómplices de un supuesto golpe, es algo que no tiene ni pies de cabeza y es un amedrentamiento absolutamente político», agregó Áñez en un intento de descargo que resulta, por lo menos, sorprendente.

Es que la persecución y el atropello fueron moneda corriente durante su breve gestión. Hasta 30 funcionarios de Morales que se refugiaron en la embajada de México en La Paz fueron acosados por efectivos uniformados que rodearon el edificio, lo que provocó incluso denuncias internacionales.

Pero los casos más llamativos fueron las causas armadas contra Evo Morales. Hace un año, el expresidente -según los medios más amigables con el golpe en Bolivia- estaba en una situación complicada por tres causas en Bolivia y una cuarta en La Haya.

Lo acusaron de haber orquestado una matanza en el Hotel Las Américas en 2009 donde fueron abatidos dos húngaros y un irlandés a los que el gobierno identificó como mercenarios terroristas contratados para generar las revueltas en la Media Luna de Oriente de ese año.

Otra acusación fue por terrorismo y sedición por el bloqueo de accesos a La Paz en el período en que con la excusa de la pandemia se demoraba la convocatoria a elecciones. También hubo causa por la inauguración vía zoom desde Buenos Aires de una obra en Tarija. En este caso, alegaron usurpación de funciones ya que ignoró el cargo de Áñez. Para enfrentar las denuncias, Morales nombró como abogados a Eugenio Zaffaroni y a Gustavo Ferreyra.

No podía faltar una causa por estupro, abuso sexual y trata de personas. Esta vez, el ministro Coímbra aseguraba tener pruebas de una relación de larga data de Morales con una adolescente que al inicio de su vínculo tenía 14 años.

El caso no tardó en caerse luego de que la chica, a la sazón de 19, huyera a Argentina y denunciara haber sido detenida y amenazada por policías para armar la denuncia. El caso se construyó a partir de la publicación en un medio español de fotos y presuntos mensajes de texto entre la chica y el exmandatario. La información fue replicada con insistencia por los medios bolivianos, detalle no menor, poco antes de las elecciones de octubre pasado. Luego se comprobó que nada de lo publicado era verdad y la causa fue desechada.

El resto de los procesos también quedaron en la nada luego del triunfo del binomio Luis Arce-David Choquehuanca