El sudeste de Brasil sufre desde hace días fuertes tormentas e inundaciones que provocaron al menos la muerte de 54 personas mientras otras 19 continúan desaparecidas. El temporal  también dejó 13.887 desalojados y 3.354 personas que están en centros de evacuados improvisados en escuelas y gimnasios.  Según el último balance de la Defensa Civil, hay casi 20.000 personas evacuadas por estar ubicados en áreas de deslizamientos o inundaciones.

La reducción de la intensidad de las lluvias el domingo y lunes permitió que los bomberos concentraran su trabajo en la búsqueda de personas declaradas desaparecidas luego de que sus viviendas fueran sepultadas por deslizamientos de tierra.

El gobernador de Minas Gerais, Gustavo Zema, vinculó el saldo del desastre con la extensión de viviendas precarias en el estado. Dijo que el estado requiere de un “reordenamiento urbano” para evitar nuevas tragedias en el futuro. En varios puntos del sudeste de Brasil, las persistentes lluvias de las últimas horas causaron inundaciones, deslizamientos de tierra y derrumbes.

El desastre es mayor en Minas Gerais, donde viviendas de material fueron arrancadas de cuajo por la fuerza de las inundaciones y del desborde de los ríos a raíz de las lluvias tropicales que son típicas en el verano en toda la región sudeste de Brasil, que incluye también Río de Janeiro, Espirito Santo y San Pablo. Al menos 121 ciudades de Minas Gerais están en situación de emergencia.

El gobierno argentino ofreció su ayuda al país vecino y aseguró que «pone a disposición del Gobierno brasileño sus herramientas y capacidades para ayudar a atender esta emergencia humanitaria». La cancillería, a cargo de Felipe Solá, también envió su solidaridad y condolencias al gobierno y al pueblo de Brasil por las víctimas y miles de evacuados producto de las lluvias e inundaciones».

Entre el 23 y el 24 de enero, en la región de Belo Horizonte cayeron 171,8 milímetros de precipitaciones en 24 horas, un récord desde el inicio de esos registros en 1910. Y desde entonces prácticamente no para de llover. Las lluvias llevaron a las autoridades a decretar el estado de emergencia en un centenar de ciudades de la región, donde bomberos y policías trabajan en la busca de desaparecidos.

Para los próximos días, los servicios oficiales de meteorología prevén chaparrones en puntos aislados.