Brasil es el décimo segundo país en cantidad de infectados por coronavirus en el mundo. De acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de la Salud de hoy (martes 21), hay 40.814 casos y 2.588 muertes confirmadas causadas por coronavirus. En el Ministerio de Salud, todo está en transición y para los equipos que hacen las cuentas, las cosas no deben estar fáciles. Finalmente, el ministro Mandetta fue despedido y asumió Nelson Teich, oncólogo y empresario del sector salud.

Algunos estudios publicados recientemente apuntan que el número de infectados es de 12 a 15 veces mayor que el reportado en las cifras oficiales ¿Por qué esa discrepancia tan grande? Principalmente, porque el número de exámenes realizados en Brasil para confirmar que alguien está infectado es extremadamente bajo. De los 12 países que más infectados tienen en el mundo, Brasil es el país que menos testes ha realizado. Una medida utilizada para comparar países con poblaciones muy diferentes es establecer proporciones del elemento que queremos comparar por un número de personas especifico. Hasta hace dos días atrás (19/04/2020), Brasil realizaba 296 testes por cada millón de habitantes. Ayer, el número de testes en Brasil pasó para 1.373. Irán, el siguiente en ese grupo de 12, realizaba 4.203 por cada millón de habitantes. Alemania, que ha implementado una política masiva de testes, realizaba 20.629 testes por millón de habitantes. Con tan pocos exámenes, ¿cómo sabemos cuántas personas pueden estar infectadas? Haciendo proyecciones con los datos que tenemos. El dato de referencia utilizado por los estudios publicados es el número de muertos, pues es preciso establecer la causa de la muerte; a pesar de también haber algunos problemas con ese dato en Brasil.

El grupo COVID-19 Brasil, formado por investigadores de la Universidad de Brasilia, la Universidad de San Pablo y otras instituciones, utilizó como base la tasa de mortalidad de Corea del Sur, país que realizó testes de forma masiva, lo que permite establecer una relación entre número de muertes y número de infectados por grupos de edad. Siguiendo esa relación, la proyección del estudio indicaba que cuando había 20.727 infectados confirmados en Brasil (11/04/2020), el número real de infectados debería ser 312.288. Hay una subnotificación del 93,36%, o lo que equivale a decir que se notifica tan sólo el 6,64 % de los casos.

El Núcleo de Operações e Inteligência em Saúde, formado por miembros de la Pontifica Universidad Católica de Rio de Janeiro, la Fiocruz, la Universidad de San Pablo y el Instituto D’Or, comparó la tasa de letalidad con la tasa de letalidad observada en relación a los casos concluidos (si se curaron o murieron) y también analizó estos datos con la tasa de letalidad de un conjunto de países (Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos, España e Italia). Siguiendo estos cálculos, el trabajo identificó una notificación del 8 % de los casos en Brasil.

Si usamos esos porcentajes para analizar los datos de ayer, tendríamos 614.669 infectados siguiendo el primer estudio, o 510.175 siguiendo el segundo. Los estudios permiten dimensionar la epidemia en Brasil y a proyectar la demanda a los servicios de salud. Claro que los efectos están cada vez más a la vista, con hospitales desbordados en Amazonas y otros a punto de serlo en Ceará, Rio de Janeiro, San Pablo y otros estados del país. 

En su discurso de asunción, el nuevo ministro de salud, Nelson Teich, defendió la necesidad de ampliar los testes para poder tener un cuadro más preciso y poder ir aflojando los controles que el gobierno nacional espera que sucedan cuanto antes, para permitir que la economía vuelva a funcionar. El jefe de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la presidencia, contralmirante Flávio Rocha, fue nombrado por Bolsonaro como gerente de transición y para monitorear la formación del nuevo ministerio. Todo parece indicar un ministerio más sintonizado con el presidente.

Un ex ministro de salud comentó que espera que suceda con Teich lo que pasó con Mandetta: llegó representando los intereses privados al ministerio de salud y salió vistiendo el chaleco del Sistema Único de Salud. El SUS, tal como es conocido, fue instituido en la Constitución de 1988 y es considerado uno de los mayores sistemas de salud pública del mundo. En sus 30 años de existencia ha sufrido la presión permanente de los sectores que conciben a la salud como negocio o que consideran que sería mejor atendida si el mercado se ocupase. Así como otras políticas públicas derivadas de esa Constitución, el proyecto representado por el gobierno Bolsonaro es deconstruirlas para rediseñarlas desde otro lugar: el mercado. El SUS era uno de esos objetivos. El coranavirus se interpuso en el medio.