El abrupto final de la misión médica cubana en Brasil no les cayó nada bien a los vecinos de Vila Mutirao, un deprimido barrio de Alexania. «La salida del doctor Miguel, el único que tenemos, es un desastre», lamenta Enedina de Oliveira. Esta jubilada de 65 años está sentada frente a su casa, viendo pasar la mañana, a pocos metros del modesto puesto de salud que da cobertura básica y preventiva a más de 4000 habitantes de este municipio a 90 kilómetros de Brasilia.

Ahí fue destinado hace dos años Miguel Pantoja, un joven doctor generalista de Camagüey (centro de Cuba), como parte de «Mais Medicos», el programa lanzado en 2013 por la presidenta Dilma Rousseff para asistir con doctores foráneos a regiones pobres y rurales de Brasil, ya que los profesionales locales optaban por no postular a esas plazas.

Pero las cosas cambiaron tras la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien cuestionó la calidad de los médicos y la forma en que el gobierno del PT (Partido de los Trabajadores) realizó ese contrato con el gobierno cubano, con la intermediación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La Habana acusó el golpe y anunció la retirada de su misión.

«Van a tener que mandar a alguien, si no, qué vamos a hacer», exclama a la AFP De Oliveira, a quien el doctor Pantoja trataba su problema de tiroides. Pantoja aún viste la bata blanca, por última vez en Brasil. Los pacientes lo buscan para una última revisión. Llegan en bicicleta, bajo el fuerte calor del centro de Brasil. Una madre le entrega a su bebé. Otra paciente lo abraza. Pantoja es flaco, viste jeans y podría ser un brasileño más.

Su partida no sólo es un golpe para Cuba, que tiene en la exportación de servicios médicos su principal fuente de ingresos de la isla. Lo es más para Brasil, en especial para los habitantes de esas zonas, que temen quedarse desatendidos tras la salida de los más de 8000 doctores cubanos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Secretarías Municipales de Salud (Conasems), 29 millones de brasileños «quedarán sin asistencia» con la salida de los cubanos, especialmente en las regiones más remotas. La mayoría viven en los 285 municipios que no tendrán ningún médico tras su marcha.

Esta semana el gobierno ya abrió una convocatoria interna para reemplazar las plazas, pero muchos temen que el proceso sea lento o que los médicos brasileños no quieran trabajar en esas zonas.

La Asociación Médica Brasilera (AMB), muy crítica con que el convenio no exigiera revalidar los títulos, niega que en Brasil falten médicos para llegar a todos los rincones. «Falta una política, un financiamiento, una estructuración adecuada para que la medicina brasileña pueda ejercer en toda su plenitud», explica su presidente, Lincoln Lopes Ferreira.

Como en Alexania, un municipio de 30 mil habitantes con diez médicos de atención básica, seis de los cuales son cubanos. Otros 20 médicos brasileños atienden en el Hospital Municipal.

«Queriendo o no, salimos perjudicados, porque, aunque busquemos hacer la redistribución para que otros médicos atiendan, una parte no podrá ser atendida. Es matemáticamente imposible», denuncia a la AFP el alcalde de Alexania, Allyson Silva Lima. Los reclamos de ciudadanos de distintas regiones que quedan sin médicos van en aumento.

En el contrato actual, Cuba paga a sus médicos en misión solo el 30% de lo que Brasil desembolsa por su trabajo, alrededor de U$S 3000, pero les conserva sus salarios y puestos de trabajo en la isla y dedica el resto de las ganancias al presupuesto estatal. Pero Bolsonaro, en un movimiento muy aplaudido por Estados Unidos, denunció las condiciones de «esclavitud» de los médicos y condicionó su permanencia a que pasen exámenes para revalidar sus competencias, reciban su salario integral por parte de Cuba y puedan traer a su familia.

«En un país donde hay muchas gratuidades, es muy difícil sostener una economía. Ese 75% va para universidades, escuelas, hospitales que Cuba precisa, porque esa salud es totalmente gratis, la universidad también es gratis», recuerda Pantoja. «

Recibidos como héroes en Cuba

Con sus batas blancas y portando banderas de Brasil y de Cuba, llegaron el viernes a La Habana los primeros 200 médicos cubanos procedentes de Brasilia, después que la isla decidiera retirarse del programa Más Médicos ante las críticas del presidente electo Jair Bolsonaro.

«Hemos defendido que son más que médicos y es verdad. (…) Ustedes han regresado a la patria con una vivencia revolucionaria y humana que los ha engrandecido», dijo a los repatriados el presidente Miguel Díaz-Canel, que acudió al aeropuerto a saludarlos junto a otros dirigentes.

«Son más que médicos por eso, porque primero supieron llegar con desinterés, con altruismo y con entrega plena a los lugares (de Brasil) donde no había asistencia médica», agregó Díaz-Canel.

Anteriormente, el presidente cubano los había calificado en un tuit de «apóstoles de la salud cubana» y destacó que llegaban a la isla «con la dignidad como escudo y bandera». «El mejor homenaje a Fidel Castro en sus dos años de ausencia presente», apuntó.

«Regresamos hoy, y así lo harán nuestros colegas, con todo el honor y la dignidad del mundo. Nunca permitiremos amenazas ni que cuestionen el humanismo y la profesionalidad con que atendimos a nuestros pacientes brasileños», dijo uno de los médicos al diario Juventud Rebelde.

El desplazamiento de algunos será difícil. Hace unos días el vicepresidente electo, Hamilton Mourao, aseguró que, al inicio del programa, decenas de ellos fueron llevados a zonas agrestes y distantes, incluso con aviones militares, y ahora necesitan hacer el camino de regreso».