El analista y jurista internacional Carlos Jaico es uno de los principales asesores políticos del presidente Pedro Castillo, en Perú. Si bien la relación viene de la época de “las luchas magisteriales” del profesor rural, se estrechó durante la campaña por el balotaje. Se dice que es el artífice de haber moderado el discurso de izquierda del candidato para acercarlo a otros sectores y lograr así la victoria. Si bien, Jaico no tiene un cargo formal en el gobierno, es uno de los más consultados por el presidente. Asegura que a pesar de la extrema confrontación política en el país, el gobierno debe enfocarse en las urgencias y en las políticas públicas, como factor central de ordenamiento social y político. “El Perú sale de una grave crisis de pandemia y que ha hecho estragos en la economía. Es una situación bastante difícil, que necesita que este gobierno se ocupe, en primer lugar, de terminar con la vacunación. Ya el presidente Castillo lo ha anunciado. Eso va a poder recuperar el tiempo perdido y llevará a lo segundo, la reactivación económica, donde se tienen que impulsar los grandes proyectos de infraestructura, de empleo y empresas. El tercer punto es la educación, que los alumnos retonen progresivamente las clases presenciales”, dice Jaico desde Lima en conversación telefónica con Tiempo.

-¿Es decir que la disputa política pasa a un segundo plano?

-Es evidente que tenemos que también ver el trabajo político, por ejemplo, en el Congreso, pero lo principal son esos tres puntos. Evidentemente sin dejar de lado los puentes que se tiendan.

-Sectores de la oposición ya empezaron a agitar la idea de juicio político, ¿qué posibilidades de un escenario como tuvo Pedro Pablo Kuczinski y qué anticuerpos hay para evitarlo?

-Posibilidades sí, hay. La única diferencia es que la fuerza opositora mayoritaria, Fuerza Popular, en el 2016 tuvo 73 congresistas, con ello tenían prácticamente dominado el Congreso y eso llevó a una gran inestabilidad. Ahora es diferente porque FP tiene solamente 24 congresistas y en su bancada no están los mismos políticos de antes, aunque los han puesto de asesores. Pero no tienen esa fuerza. Ahora requieren de un consenso mayor con otras bancadas y eso no va a ser fácil. Además la población lo dejó bastante claro, ya no quiere un Congreso obstruccionista. Los anticuerpos son las grandes políticas de Estado.

-¿Como responde a la feroz campaña que vincula al gobierno con el terrorismo?

-Lo vivimos desde la segunda vuelta. Prácticamente todos los días existían portadas vinculando a los líderes y al profesor Castillo. Es una cuestión meramente de marketing político, muy mal hecho, porque haber utilizado ese terror mediático para ganar una elección no les dio resultado. Por eso el profesor Castillo ha tenido una posición muy reservada frente a los medios de comunicación, porque todo ha sido tergiversado. Si usted analiza las portadas, todo es confrontación. Y eso no ayuda a que la población tenga una información clara sobre los asuntos de Estado.

-¿En su visión, cuánto de influencia real ejerce el partido Perú Libre y Vladimir Cerrón, sobre el que se ha construido una imagen de Monje Negro?

-Es también una construcción de los medios. No se quiere entender que el señor Vladimir Cerrón es un alto dirigente de Perú Libre y ha hecho política durante años y la sigue haciendo, y con razón, porque es el partido que él fundó que ha llegado a la presidencia. Se ha hecho esta relación como que Cerrón maneja todo y no es así. El presidente es quien maneja la cosa pública, no tiene que estar recibiendo consejos de nadie. Sabe exactamente lo que debe hacer y en ese sentido son los medios que azuzan esta posibilidad. En ningún momento se ha hablado que Cerrón asuma un cargo público.

-¿Cree posible una futura acción del conglomerado de derecha regional contra Castillo al estilo Grupo de Lima, OEA, etcétera?

-Con respecto al Grupo de Lima, creo que no ha tenido ningún éxito. No ha logrado nada para ayudar a Venezuela. Con mucha razón, Argentina se ha retirado. El Perú también ha manifestado voluntad de retirarse. Lo que pasa es que cuando se creó, muchos gobiernos que lo armaron eran de derecha. El problema es la ideologización de las instituciones y los organismos internacionales. Tenemos que quitarle eso. Se puede temer que el gobierno del presidente Castillo no sea del gusto de otros gobiernos y por eso saquen un grupo de no sé de qué, por una cuestión meramente ideológica. Y eso no puede pasar.

-¿Como es el Acuerdo de Lima que usted propone?

-Sería ya la proyección del trabajo diplomático bajo una nueva tesis: que no se puedan formar organismos con una base ideológica. Sí de apoyo al trabajo en democracia en los países. Al fin y al cabo, sean de izquierda o derecha, los países tienen que avanzar y eso no se logra con bloqueos, aislamientos o foros que sirvan para denostar a una persona que está en el gobierno. Se tienen que denunciar los actos de violencia, evidentemente, pero debemos pasar a una posición visionaria con respecto a lo que es, en el fondo, la unión de los países de América Latina.